La Reserva da Biosfera Terras do Miño es uno de los grandes tesoros naturales del interior de Galicia, un rincón donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor debido a la enorme diversidad y belleza que envuelve a cada uno de sus paisajes. Lo cierto es que no se trata únicamente de la primera reserva declarada de Galicia, sino que es también la más extensa de todas cuantas existentes, abarcando cerca del 39% de la provincia de Lugo y sitúandose, al mismo tiempo, como la sexta más grande de la Península Ibérica. Además, esta reserva gallega también puede presumir de la particularidad de ser la única de España que atraviesa una capital de provincia, la histórica Lucus Augusti, más conocida hoy en día como Lugo.
Este espacio natural protegido enmarcado en la cuenca alta del río Miño da forma a un extraordinario moisaico de paisajes verdes, fluviales y de montaña donde el agua es la protagonista absoluta de la mayor parte de los ecosistemas y hábitats de esta reserva. Es precisamente dentro de esta área geográfica privilegiada donde se localiza la laguna de Cospeito ―también llamada laguna de Santa Cristina―, uno de los humedales más valiosos y emblemáticos de Galicia, destacado por su importancia ecológica y por albergar uno de los ecosistemas hídricos más singulares de la Región Atlántica de la península.
Situada a tan sólo 25 kilómetros del centro de Lugo, en los extensos y verdes territorios de la comarca da Terra Chá, la laguna de Cospeito se alza como un refugio de biodiversidad y un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza. No es casualidad, pues desde hace años forma parte de la Red Natura 2000, catalogada entre los Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) de Parga-Ladra-Támoga.
El valor natural y ecológico de Cospeito
Desde el corazón de la Terra Chá, la laguna de Cospeito se alza como una de las joyas naturales más importantes de Galicia. Este espacio protegido cuenta con su propia ruta circular que rodea la laguna en un recorrido sencillo e ideal para disfrutar con toda la familia. Al comienzo de este itinerario al aire libre nos encontraremos con el Centro de Interpretación de la laguna de Cospeito, un lugar que podremos tomar como punto de partida ya que cuenta con zona de aparcamiento e información completa (paneles, maquetas…) sobre la historia, la flora y fauna de este ecosistema tan particular enmarcado dentro de la Reserva da Biosfera Terras do Miño.
Desde este rincón, el sendero avanza entre acogedoras arboledas que envuelven la laguna de un amplio abanico de especies autóctonas, entre ellas los carballos, robles, abedules, sauces y alisos. La ruta circular sigue después su camino entre puentes y pasarelas de madera rodeadas de naturaleza verde y salvaje en la que conviven un sinnúmero de aves, reptiles, anfibios y mamíferos como las nutrias, los corzos e incluso los jabalíes.
Esta laguna lucense toma sus aguas del río Guisande, que forma parte de la cuenca fluvial del Támoga, afluente a su vez del río Miño. Ahora bien, cabe recordar que estos terrenos tuvieron una extensión mayor en el pasado y ni siquera gozaron siempre de protección por parte de las autoridades. Pese a todo, el lago central abarca en la actualidad más de cinco hectáreas de superficie de enorme riqueza natural, lo que mantiene a Cospeito como el humedal de mayor importancia de la comarca da Terra Chá.
Además, se trata también de un entorno ideal para los amantes de la ornitología, pues a lo largo de todo el recorrido podremos encontrar varios miradores y observatorios de piedra o madera en los que disfrutar del avistamiento de aves. De hecho, la fauna más representativa de este espacio natural es el avefría, pues Cospeito es uno de los pocos enclaves en los que cría esta especie.
Aunque la temporada estival también es una buena época para visitar la laguna, los meses que van desde octubre a marzo constituyen el momento ideal para observar la mayor cantidad de fauna de la laguna. En este período aparecen un buen número de especies que llegan desde el norte de Europa, entre ellas la ya mencionada avefría. Además, se pueden divisar otras especies interesantes a lo largo de todo el año como el ánade real, la cerceta común, el pato cuchara o la ranita de San Antonio, entre otros.
También existe una gran variedad de especies de plantas y, de hecho, cerca del 20% de la flora amenazada de Galicia se puede encontrar en esta cuenca alta del río Miño. Y en lo que respecta a los macrófitos acuícuolas de Cospeito, destaca la presencia de un pequeño cardo (Eryngium viviparum) que encuentra en este humedal la mejor población mundial de su especie.
Como sucede con muchos otros rincones naturales de Galicia, la laguna de Cospeito también esconde en su historia un origen mítico. Según narra el relato popular, bajo las aguas de la laguna lucense habría existido una pequeña población que desapareció por mandato divino. El hecho es que en algunos casos esta aldea toma el nombre de Valcárcel, mientras que en otras tantas leyendas responde al designio de Valverde. Ahora bien, en todos los relatos el final siempre es el mismo: la metrópolis entera sumergida debido a las malas acciones de sus habitantes.
El mito dice que un día llegó a la ciudad un pobre hombre pidiendo ayuda y limosna, incluso en algunos casos sugieren que se trataba de la propia Virgen en persona, pero disfrazada. Sea como fuere, aquel alma desamparada sólo recibió de los habitantes del pueblo el desprecio y la ignorancia ante sus suplicas. El pobre se fue entonces del pueblo y encontró en la ladera de un monte cercano una pequeña vivienda donde vivía una familia sin demasiados recursos.
Aquella buena gente le dio cobijo al indigente e incluso mató al último ternero que tenía para darle de comer. Al día siguiente el pobre instó a la familia a que fuese a atender a las vacas y becerros que tenía. Ante la respuesta incrédula del cabeza de familia, el pobre clamó antes de desaparecer para siempre: tan cierto es que tienen becerros y vacas como que la villa de Valverde se hundió en las aguas.