Si has llegado hasta este artículo es probable que entre tus planes esté hacer el Camino de Santiago, así que antes de nada debes saber que estás a punto de comenzar una experiencia que seguro no vas a olvidar jamás.

Aunque llegar a Santiago por primera vez es uno de los momentos más fascinantes que nos depara la vida, sabemos que son muchas las cuestiones y dudas que se le pasan a uno por la cabeza al adentrarse en semejante aventura, siendo la primera qué Camino recorrer. Así que te presentamos una pequeña guía de consejos y recomendaciones a tener en cuenta antes y durante el trayecto. ¡Toma nota y buen camino!

Elige bien la compañía

Aunque todos los caminos nombrados anteriormente son muy seguros, la mayoría de la gente prefiere hacer el trayecto en la compañía de familia o amigos por dos razones: la primera, el compartir la experiencia con nuestros seres queridos; la segunda, porque si surge cualquier percance, nunca está de mas tener una mano conocida cerca.

Aun así, es muy común que nos encontremos a gente que camina sola aprovechando este retiro activo pasar tiempo consigo mismo, reflexionar, rezar… mientras muchas de estas personas han decidido hacerlo íntegramente en solitario, otras prefieren simplemente, en ciertos tramos y durante ciertos momentos, mantenerse al margen del grupo; pero sabiendo que están ahí. ¿Nuestra recomendación? Un pasito solo, un pasito bien acompañado.

Estudia el presupuesto

Por lo general, realizar el Camino de Santiago suele ser una experiencia bastante low cost. Pero, como todo, depende. Primero, decide el punto de origen desde el que quieras iniciar el recorrido y lo que suponga para cada persona desplazarse hasta el mismo. Una vez estés ubicado en ese km 0, deberás planear cuántos días va a extenderse tu recorrido y hacer una media del gasto diario. 

Los gastos fijos incluyen el albergue (con precios desde los 6 a los 10 euros/noche), al menos tres comidas al día (desayuno, comida y cena) y pequeños gastos a mayores que tal vez realices en los pueblos que atravieses (como entrar en una cafetería o tienda local). Como referencia, la media diaria de gasto ronda los 30€/persona, aunque repetimos: depende. No es lo mismo pararte en un bar a tomar un café con un pincho de tortilla, que terminar los tramos brindando con gintonics y pulpo á feira.

No pases de la nada al todo

Una pregunta muy recurrente es si el Camino es para cualquiera y, para ser honestos, la respuesta es no. Claramente no es necesario que seas un atleta olímpico, pero sí se recomienda no tener problemas de movilidad y tener una pequeña base de hábito deportivo. Si entrenas tu fondo físico con regularidad, probablemente no tengas problema para terminar cada etapa con éxito, aunque siempre es recomendable acostumbrar al cuerpo a hacer caminatas con peso; recuerda que llevarás tus pertenencias a cuestas. 

La mochila: de calidad, ligera y con lo esencial

Un aspecto muy importante a tener en cuenta es que todo lo que necesites para el tiempo que dure tu camino lo deberás llevar sobre tus hombros. Así que a la hora de elegir qué mochila llevarás lo mejor es que inviertas en una de calidad que aguanten bien el peso y distribuya la carga por todo el cuerpo. Como referencia, su contenido no debería sobrepasar el 10% de tu peso corporal. Si te paras a pensarlo, realmente necesitamos muy pocas cosas para echar a andar.

Entonces, ¿Qué meto en la mochila? Ropa acorde a la estación, cantimplora para el agua, gafas de sol, gorra, un neceser con productos de aseo personales, un pequeño botiquín… Ah, y paraguas; porque tu destino es Galicia.

Además, recuerda que en los distintos pueblos, villas o ciudades que atravieses habrá supermercados, farmacias, tiendas de ropa… así que no hace falta que metas en la mochila todos esos “por si acaso”, puesto que podrás conseguirlos si fuesen necesarios. También cabe destacar que hay muchas empresas de transporte que ofrecen el servicio de envío de equipaje de una etapa a otra. Así que si te lo puedes permitir y quieres viajar más ligero, tal vez sea una buena opción.

Que no te traicionen los pies

Puesto que tus pies te van a llevar lejos es importante que sufran lo mínimo y que incluyas en tu rutina cuidados para los mismos, como una pomada antifricción para las mañanas y una crema hidratante para la noche. Además, debes conocer de antemano a tus peores enemigas: las ampollas. La presión, la fricción y la humedad son el escenario perfecto para que aparezcan. Por ello, si la mochila es esencial, el calzado y los calcetines lo son incluso más. No, no hace falta que te compres unas botas nuevas de trekking; de hecho estrenar calzado es un error muy común. Elige unas zapatillas, botas o sandalias que tengan suelan rígida y a las que ya estés acostumbrado. En cuanto a los calcetines, tenlo claro: del algodón y de la talla exacta.

Camina con ritmo pero sin agobios

Aunque el objetivo es llegar a Santiago, creemos que de poco vale alcanzar el destino sin haber disfrutado del trayecto. Es por ello que aunque existe una distancia media diaria (20 kilómetros), no hay una recomendada: cada uno caminará lo que pueda y quiera. Hay gente muy preparada que además tiene la meteorología a su favor y completa las etapas sin problema, pero también es normal que haya personas a las que le pueda costar más. De hecho, muchos caminantes completan el Camino en distintos años, haciendo un número determinado de etapas y retomándolas al año siguiente.

Ten siempre a mano tu credencial

La credencial es una especie de cuadernillo que te identifica como peregrino y que puede obtenerse en el punto de inicio de tu aventura. ¿Y por qué es tan importante? Mientras que en la antigüedad se utilizaba para ser reconocido como persona grata y no pagar impuestos al entrar en los pueblos, actualmente su uso es sobre todo simbólico: coleccionarás sellos de los lugares por los que pases y podrás obtener la obtener la Compostela al llegar a Santiago si has recorrido como mínimo 100km andando o 200km en bicicleta.

Con la cama no se juega

A lo largo de la mayoría de caminos hay distintos tipos de albergues y su protocolo cambia según el que elijas. Mientras que en algunos puedes hacer reserva previa y asegurarte tu cama llegues a la hora que llegues, en otros la ley que rige es la del más rápido: el que llega primero se queda la cama.

Puede que hacer el Camino como antaño e improvisar según se llega a los pueblos tenga su encanto, pero ojo, hay peregrinos que se levantan muy temprano para comenzar su recorrido. Es muy probable que si no estás en plena caminata antes incluso de que salga el sol te quedes sin colchón. Y eso, sobre todo tras tantos kilómetros, es un auténtica faena.

Disfruta mucho; descansa más

Al llegar al albergue, antes de pegarte una buena ducha – hazlo – es aconsejable realizar algunos ejercicios simples para irse a dormir un poquito menos fatigado. Pero, cuidado, porque entre el momento ducha y el momento cama pueden pasar muchas cosas ya que por todos es sabido que durante el Camino se conoce a muchísima gente e incluso se forjan grandes amistades, por lo que es muy común que en los albergues y diferentes bares de los pueblos haya un ocio bastante activo; hay que celebrar el fin de cada etapa. Consejo: que no te la juegue la euforia del momento porque a veces tras una cerveza vienen muchas más… y a ver quién retoma el Camino al día siguiente.

Todas las razones son válidas: respeta y no juzgues

El Camino de Santiago tiene su origen en la religión cristiana debido a que la meta de esas rutas era llegar a la tumba de Santiago el Mayor, ubicada en la Catedral de la actual capital gallega. Pero hoy en día no todas las personas caminan por los mismos motivos. Algunos caminantes creyentes se guían por la fe para acercarse a Dios, otros buscan encontrase a sí mismos mediante la reflexión y la desconexión en la naturaleza, también hay personas que lo hacen para honrar a un ser querido, cumplir promesas… e incluso hay quién lo hace con una finalidad social.

Lo que está claro es que cada persona es libre de emprender esta aventura y debemos ser respetuosos con toda la gente a la que nos crucemos durante las etapas sin invadir un espacio que no nos ofrezcan ni menospreciar las historias que nos cuenten. Recuerda que el Camino de Santiago es para todos y nunca sabemos qué lleva esa otra persona por dentro que le empuja a caminar, caminar, y caminar…