Las camelias ya están en flor en los pazos de Galicia, vistiendo de intensos colores sus jardines y atrayendo a un público, cada vez más numeroso, interesado en el turismo botánico. Uno de estos pazos es el Pazo de Mariñán, situado en el municipio coruñés de Bergondo, inmerso en la Reserva de la Biosfera de las Mariñas Coruñesas y Tierras del Mandeo. Al atractivo de sus parterres hay que añadir la importancia cultural e histórica del edificio, declarados ambos Conjunto Histórico-Artístico y Monumental en 1972.
El origen del Pazo de Mariñán se remonta al s. XV, cuando el noble Gómez Pérez das Mariñas ordenó construir una torre defensiva en el actual emplazamiento del pazo: estamos bajo el reinado de Juan II y en plenas revueltas irmandiñas. La edificación se fue ampliando y en el s. XVIII, con el linaje de los Oca, la antigua torre se fue transformando en una casa de campo y ocio de estilo barroco, dando lugar al pazo actual. De esta época datan las espectaculares escalinatas exteriores y la capilla.
El pazo pasó a manos de la familia de Gerardo Láncara hasta el s. XX cuando la Diputación da Coruña, al no haber herederos de dicho linaje, tomó el testigo de la propiedad; por este motivo es también conocido como Pazo de Láncara.
La planta del edificio tiene forma de U, con una fachada principal decorada con unas escaleras de corte imperial que no tienen parangón en la arquitectura gallega, con distintos bustos y estatuas figuradas de sirvientes. La fachada posterior añade a este conjunto varias fuentes y jarrones de inspiración compostelana y unas exquisitas balaustradas hechas en granito que evocan a la escalinata de la Catedral de Santiago en la Plaza del Obradoiro.
La estructura palaciega tiene tres partes bien definidas. La primera está compuesta por el mismo pazo, la vivienda y anexos y la zona ajardinada. La segunda está formada por la explotación agrícola y la tercera engloba una amplia zona boscosa. Todas ellas se ubican mirando al mar, muy cerca de la desembocadura del río Mandeo, hacia el que se orienta el embarcadero.
Tras sucesivas reformas, el interior ha conseguido un nivel de lujo y espectacularidad comparable al de los pazos con más solera de Galicia. Pero el elemento que confiere más valor al espacio es el gran jardín abierto al paisaje, donde la naturaleza se transforma en arte. Es un jardín dieciochesco de estilo francés, dispuesto en terrazas y unido visualmente a la escalinata con la que forma un conjunto monumental único. Comenzó a gestarse en el s. XIX sobre un jardincillo anterior que se acompañaba de un huerto, posiblemente obra del francés Matías Thiebe, diseñador de otros jardines gallegos.
Destacan en la zona ajardinada distintos árboles de especies raras y exóticas, algunos incluidos en el catálogo de Árboles Monumentales de Galicia y otros en el de Árbores Senlleiras. Entre ellos destacan el abeto del Cáucaso, los tejos, los bojs o el ciprés de Lawson. También hay lugar para un pequeño bosque de eucaliptos (hoy especie invasora en Galicia) que fueron de los primeros en llegar a esta tierra de mano de Fray Rosendo Salvado, obispo de Nueva Nursia en Australia.
Estas singularidades, entre otras, han hecho merecedor al Pazo de Mariñán de ser nombrado Destino Observer de Turismo Científico.
Los jardines, con una extensión de 17 hectáreas, tienen numerosos rincones encantadores en los que detenerse. El Jardín de la Palabra, creado en 1997, donde los visitantes ilustres plantan un árbol y dejan su mensaje, es uno de ellos.
El Pazo de Mariñán está incluido en la Ruta de la Camelia de Galicia, un itinerario pensado para recorrer los pazos y jardines de la comunidad donde florecen diversas variedades de esta singular planta, traída desde Oriente en el s. XVIII por navegantes portugueses a través de las grandes rutas de navegación de la época.
El clima gallego fue benigno con esta flor, ávida de humedad, que debido a su atractivo y delicado aspecto comenzó a expandirse por los jardines más exquisitos de Galicia. Hay hasta 12 pazos y jardines formando parte de la Ruta de la Camelia repartidos por toda la geografía gallega, aunque son las provincias de A Coruña y Pontevedra las que atesoran mayor diversidad y cantidad de ejemplares de esta magnífica flor.
El mejor momento para visitar el Pazo de Mariñán es en invierno, durante los meses de febrero y principios-mediados de marzo, en los que las camelias están en flor y se pueden admirar en todo su esplendor. Hay hasta 7 tipos diferentes de camelias en Mariñán. Nuestro álbum de fotos puede ser memorable: a la belleza de sus jardines en cualquier época del año se suma el candor de la camelia y sus vivos colores que lo inundan todo de vida y nos trasladan, por unos instantes mágicos, a la ansiada primavera.
Los jardines, de acceso libre y gratuito, forman parte de la Ruta Europea de Jardines Históricos, que reconoce el valor histórico, artístico y social de este tipo de espacios. El interior del pazo, lleno de objetos valiosísimos, en el que destacan la cocina, el comedor y los aposentos de los señores, sólo se puede conocer a través de visita guiada, aunque también es gratuita.
Durante la floración de la camelia, estas visitas de interior sólo son los viernes, sábados y domingos. Lo mejor para garantizarse una experiencia sin contratiempos es consultar las fechas y los horarios en la página oficial de la Deputación da Coruña o escribir al correo servizovisitantes@combinasocial.gal
Al interior del Pazo de Mariñán puede sumarse un paseo libre por sus jardines, avistamiento de aves en el entorno de la ría o una visita a las cercanas localidades de Sada o Betanzos.
Emma Sexto