En lo alto de una loma y muy bien acompañada por el curso del río Navia que hace la función de muro protector, se alza la Torre de Doncos, los restos de una antigua fortaleza medieval construida en la segunda mitad del s. XV en lo que hoy es Santiago de Doncos. Es esta una pequeña población del municipio de As Nogais, que pertenece a Os Ancares lucenses, con gran variedad de monumentos y edificios de arquitectura tradicional y una historia llena de leyendas.
La Torre, a pesar de su estado ruinoso, es parte importante del patrimonio cultural y etnográfico del municipio, declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional en 1949.
Llegar a Doncos no es complicado, pues por sus proximidades pasan la A-6 y la carretera N-VI. Lo más habitual es hacer parada en la Torre en una ruta por Os Ancares, llegando desde Pedrafita do Cebreiro dirección Becerreá o viceversa.
Cuando el viajero alcanza Doncos se encuentra una solitaria torre en estado de abandono desde 1603, cuando quedó deshabitada. La Torre de Doncos fue propiedad de la familia Valcarce hasta esa fecha, y hoy en día sus descendientes tratan de reclamar su restitución sin éxito, por lo que el antiguo castillo permanece sin dueño a la espera de una restauración que nunca llega.
Como si se tratara de una paradoja, para contemplar sus restos se ha construido una moderna pasarela metálica que funciona como mirador y permite admirar la construcción desde las alturas y fantasear con la grandeza del viejo castillo, todo un ejercicio de imaginación dado el estado actual del edificio, imposible de visitar en su interior. No obstante, su sola presencia a lo lejos tiene un gran encanto, el de una construcción histórica que antaño funcionaba como baluarte defensivo dada su estratégica situación en la entrada a Galicia y hoy trata de resistirse ante el cruel paso del tiempo.
Lo que resta de la fortaleza es, en la actualidad, una torre cuadrada de tres pisos hecha de mampostería de pizarra con sillares de granito en algunas de sus ventanas, con 8 metros de ancho por 24 de altura y unos espesos y sólidos muros.
La Torre de Doncos, como otros castillos de la zona, léase el de Doiras o da Ferrería, siempre ha estado rodeada de leyendas. La más famosa de ellas es la que da pie a otro de los nombres por los que se conocía la torre: la Fortaleza de A Grupa.
Fue el historiador Amor Meilán quien recogió los hechos que se suceden en la leyenda, que se remontan a los primeros años de la Reconquista, en la que se narra el cruel destino sufrido por una peregrina a su paso por Doncos hacia Compostela. La joven fue secuestrada por un infiel sarraceno que se la llevó a caballo y, viéndose perseguido por los Trece Caballeros que defendían la zona de los ataques enemigos, optó por degollar a la mujer para que nadie pudiera disfrutar de su belleza. Se dice que la sangre de su cabellera tiñó de rojo la grupa del caballo, de ahí la denominación de Fortaleza de A Grupa.
Leyendas aparte, hay que hacer mención al rico entorno natural que rodea la Torre de Doncos. Estamos en medio de los bosques frondosos de Os Ancares, dominio del corzo, del jabalí, del zorro y, en menor medida, también del lobo, en un paisaje pintado en infinitos tonos de verde en primavera y ocre y tierra en otoño, tapizado de robles, nogales, castaños, olmos y cerezos.
En sus inmediaciones hay varios senderos para conocer los contornos de Doncos, como la Ruta a la Ferrería de Bois, la ligera subida al Monte Xirondo o la misma Ruta del Castillo que, partiendo del pueblo y durante 4 kilómetros, nos lleva por un sendero bien señalizado cruzando bosques de castaños hasta la Torre de Doncos, pasando por un elemento de alto interés etnográfico como es el Muiño da Veiga y disfrutando del agradable rumor del río a nuestro paso.
Emma Sexto