Es innegable que nuestras raíces son galaicas y celtas y esto es algo que se refleja en nuestras costumbres, gastronomía y folclore. Pero los gallegos también tenemos algo de romanos, no en vano Galicia fue provincia de la antigua Hispania bajo el dominio de Roma. Los romanos fundaron aquí ciudades, villas, estaciones termales y construyeron vías de comunicación que dieron lugar a muchas de las carreteras de hoy en día. 

Un poco de Historia

A cambio de muchas de nuestras riquezas naturales, la Roma imperial nos dejó tres importantes vías que han sido la base para algunas carreteras actuales y también origen del Camino de Santiago y que significaron la apertura definitiva hacia el resto de la Península. 

Para conocer los recorridos de las vías romanas en Gallaecia debemos acudir a fuentes literarias tan antiguas como el Itinerario de Antonino, escrito en época de Caracalla (197-217 d.C.), aunque su versión más famosa data del siglo IV. En este Itinerario se habla de más de 372 vías terrestres, de las que 34 estarían en la Peníncula Ibérica y de ellas sólo 3 recorrerían el territorio de la Galicia actual. 

Vía Nova (historiadegalicia.gal)

El Itinerario indica también la longitud que tenía cada vía, las distancias en millas y las mansiones y paradas de cada vía. Porque sí, en cada una de las vías los romanos construían mansiones para el reposo, montaban campamentos estables para sus legionarios y aprovechaban las riquezas naturales de ríos y manantiales para sus baños y termas. 

Las tres vías de la antigua Gallaecia eran la XVIII de Braga a Astorga o Vía Nova, la XIX de Braga a Lugo y la XX que iba de Braga a Astorga por la costa (conocida como "per loca marítima"). En todas ellas encontramos restos de ciudades, murallas, tramos de calzadas perfectamente conservados y balnerarios. La herencia que Roma legó a Galicia

Recorriendo las antiguas calzadas romanas

Para descubrir este legado que la romanización ha dejado en Galicia tenemos que seguir las huellas de la Historia. Empezaremos nuestra ruta romana, a la que conviene dedicar al menos dos o tres días, en la Baixa Limia, Ourense, cruzando el río Limia a la altura de Lobios, aquel al que se enfrentaron Décimo Junio Bruto y sus legiones en el año 137 a. C. y que vadearon para proseguir con la conquista de Galicia. 

Aquis Querquennis (Turismo de Galicia)

Aquí nos encontraremos con los miliarios que indican el recorrido de la Vía Nova que unía Bracara (Braga) con Asturica (Astorga) y que nos invitan a descansar en el cercano campamento romano de Aquis Querquennis en Porto Quintela (Bande). Este campamento era clave para el dominio de la zona y permanece parcialmente inundado durante el invierno por el embalse de As Conchas.

Baños, balnearios y termas romanas

Aquí encontramos una estación termal de la época que aún funciona en la actualidad y que además es gratuita: las conocidas Termas de Bande. Se trata de unas termas romanas espectaculares por su importancia histórica y su enclave, que quedan al descubierto cuando el embalse del río Limia baja lo suficiente. Cerca de ellas encontramos una mansión que hacía las veces de posada para viajeros.

La próxima etapa de nuestro viaje nos lleva hasta Ourense por la N-540, una ciudad que, según los restos arqueológicos encontrados, debió de ser un importante asentamiento romano. Allí visitaremos As Burgas, una explotación de aguas termales que hoy se encuentra en el centro de la ciudad. Estas aguas, consideradas medicinales, manan a unos 70 grados centígrados y son testigos de la llegada del Imperio y de la leyenda de Calpurnia Abana, la primera habitante conocida de Ourense. 

Termas de Bande (Tripadvisor)

Explotaciones de oro

Después seguiremos en dirección a Monforte y Quiroga para llegar a las huellas de Montefurado, donde los romanos acometieron una de las mayores obras de ingeniería de Hispania. La implantación de un sistema monetario basado en el oro explica el comienzo de la explotación aurífera de Montefurado en tiempos del emperador Trajano, en el siglo II. Cerca tenemos las Médulas, en El Bierzo, León, que durante dominio romano pertenecía a Gallaecia. Son dos de los grandes ejemplos de las riquezas minerales que el Imperio se llevó de Galicia. Regresaremos luego a Monforte de Lemos para tomar la C-546 hacia nuestra próxima parada, Lucus Augusti: Lugo

Una gran muralla

En Lugo, capital de Gallecia, nos recibe su imponente muralla: la única muralla romana del mundo que queda intacta en todo su perímetro. Con una longitud de 2266 metros y coronada por 85 poderosas torres, la muralla fue construida en la segunda mitad del siglo III, delimita el casco histórico de la ciudad de Lugo y ha pasado de ser un obstáculo para su crecimiento a convertirse en un monumento perfectamente integrado en la estructura urbana y su principal reclamo turístico. Tal es su importancia que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. 

Muralla de Lugo (Turismo de Galicia)

La antigua Lucus Augusti no iba a ser menos que Ourense y también alberga unas termas desde su fundación, con aguas consideradas de carácter medicinal. Muy cerca, a escasos 14 kilómetros de Lugo dirección Santiago, se encuentra el conjunto arqueológico de Santa Eulalia de Bóveda, un edificio de época tardorromana de carácter único en Europa que pudo servir como santuario para adorar a la diosa Cibeles.

Un imponente faro

Dejamos la provincia de Lugo para dirigirnos a Brigantium, A Coruña, por la A-6. El faro romano más antiguo del mundo en funcionamiento, conocido como Torre de Hércules, nos espera. Este bello y espectacular faro, que no necesita presentación, es actualmente el símbolo de la ciudad. 

Torre de Hércules

Su datación original se desconoce, pero se supone que fue reconstruido en época de Trajano o Adriano y es una de las obras públicas más singulares  de la Hispania romana, llegando a compararse con el mismísimo Faro de Alejandría. 

Este mismo año 2019 se han cumplido 10 años de su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

…Y el fin de la Tierra

La antigua Brigantium nos abre camino por la A-55 con destino a finis terrae, la actual Fisterra, ubicación del mítico Ara Solis, donde los romanos adoraban al astro rey y del que ya no queda ningún resto. Sin embargo, merece la pena acercarnos a este enclave desde el que los romanos contemplaban admirados la furia del Atlántico dos milenios atrás, convencidos de que allí se acababa la Tierra. 

Cabo Finisterre (National Geographic)

Nuestra última parada en este recorrido histórico por las antiguas calzadas romanas será Iria Flavia (Padrón) donde el ara dedicada a Neptuno, bajo el altar de la iglesia de Santiago, pone el punto final a esta ruta en la que hemos tratado de acercaros a los vestigios  que dejó el Imperio Romano a lo largo y ancho de la geografía gallega.