Parece que el móvil lleva toda la vida con nosotros, pero hubo un tiempo en el que no había ni Instagram, ni WhatsApp, ni Facebook y ni siquiera llamadas o mensajes SMS. El teléfono móvil comenzó a llegar a España a mediados de los años 90 y no fue hasta los años 1999 y 2000 cuando se democratizó y fue llegando a toda la población. En 1998, el raro era el que tenía móvil, y en 2002 el raro era el que no tenía.
Por el camino de esta adopción tecnológica hubo muchos hitos y anécdotas, desde móviles indestructibles como los Alcatel One Touch Easy, o los recordados anuncios de Perico Delegado para Moviline (la primera filial móvil de Telefónica), o el de Airtel en las Navidades de 1997, en la que un niño llamaba a todos los contactos de un móvil repitiendo escuétamente la frase: "Hola, soy Edu, feliz Navidad".
Hoy Edu tiene cerca de 40 años y Pedro Delgado lleva retirado del ciclismo más de 20, pero en Galicia hay un término de la época que todavía se sigue usando para referirse a los teléfonos móviles. Hablamos de la palabra mancontro.
Una palabra surgida de los guardias civiles
Al principio de los tiempos los teléfonos móviles eran enormes y fueron reduciendo su tamaño con el tiempo. En los 80 se podían ver en los coches de millonarios, especialmente en películas de Hollywood, y en los 90 llegaron a los coches de algunos españoles: políticos, empresarios y también a las autoridades. Estos teléfonos tenían un auricular conectado a una enorme base que iba encajada en el vehículo.
La palabra mancontro surge de las muchas veces que en Galicia se escuchaba a la guardia civil local usando el teléfono móvil (o el walkie-talkie) informando a sus superiores, mitad en gallego mitad en castellano, de dónde estaban: "sargento, m'ancontro entre Vilagarcía y Vilanova". Cuando el teléfono comenzó a llegar a la población civil, la gente comentaba con sarcasmo que ya se había comprado "un mancontro".
En algún momento de principios de los 2000, el término mutó. En Galicia la palabra mancontro dejó de hacer referencia a la telefonía móvil en general, para limitarse a los teléfonos de gran tamaño que había en las primeras épocas de la tecnología. Aquellos primeros Moviline y Airtel tenían una batería gigantesca. La duración de la batería, al igual que ahora, era una de las cosas más a tener en cuenta a la hora de usar un móvil.
Como homenaje a esa época, esos cacharros originales empezaron a ser récordados después como "los mancontros", por cómo su gran volumen recordaba a los mancontros originales de los guardias civiles. Y, por supuesto, sigue usándose para los teléfonos móviles de gran tamaño de la actualidad.
Por ese motivo, es posible que si te compras un móvil de gran tamaño, un gallego de 45 años para arriba te comente jocosamente que te has comprado un "mancontro". Así sucedió con las malogradas phablets y así sucederá con todo aquel teléfono móvil que tenga dificultades para entrar en un bolsillo o abulte demasiado en el mismo. Las tradiciones están para respetarse.