A los 20 días de nacer, la coruñesa Ana Blanco fue entregada a sus padres de adopción. De origen panameño, se crio y creció en el barrio coruñés de Monelos. Ahora, a sus 21 años, la vida le ha dado un vuelco de 180 grados.
Ana se encuentra en Panamá, donde aspira a ganar dos concursos de belleza y talento. Uno de ellos le daría acceso al concurso mundial Miss Universo. "Llevo toda mi vida en A Coruña y siempre tuve la duda de quién era mi familia biológica. Mis padres adoptivos nunca me ocultaron mis orígenes indígenas, pero fue hace unos meses cuando descubrí quienes eran mis padres aquí en Panamá", explica Ana.
Ella misma, movida por la curiosidad y la necesidad de conocer su pasado, contrató a un detective que localizó a su padre biológico en redes sociales. A través de su perfil localizó también a sus hermanos y a su madre. "Le hablamos a mi padre y se acordaba de mí. También pude hablar con mis hermanos. Reaccionaron bien a la noticia y me dijeron que tenían ganas de verme", señala Ana.
Viaje a Panamá
Su familia biológica sabía de su existencia, ya que su madre panameña les había hablado a sus hermanos de Ana. "Les dijo que tenían una hermanita en España, pero ellos no tenían manera de buscarme", afirma Ana. Fue entonces cuando decidió viajar al país caribeño. El recibimiento no pudo ser todo lo cálido que cabía esperar de un momento así por la situación sanitaria. "Solo pudo venir al aeropuerto mi hermana mayor. Nos abrazamos y lloramos", comenta Ana.
Allí conoció de primera mano su origen indígena. La familia de Ana pertenece a la comunidad Gunadule, también conocida como Kuna, Cuna o Tule. Está conformada por unas 60.000 personas entre Panamá y Colombia. "Mi madre adoptiva ya tenía cuadros y bordados de mi comunidad, nunca me lo oculto", apunta Ana.
Esta coruñesa quiso empaparse de su cultura desde el primer momento que pisó Panamá. "Mis hermanos y primos son de la ciudad, así que viven un poco alejados de las tradiciones indígenas, pero mi tía sí que las conoce y me las está enseñando", comenta. Hasta se ha animado a aprender su idioma, el guna. "Es muy complicado, voy poco a poco", apunta.
Cautivos por su belleza
A quien no ha podido conocer todavía es a su padre, que vive en una isla caribeña y se encuentra aislado como consecuencia del coronavirus. "He hablado con él por teléfono, pero tampoco tienen mucha cobertura, así que tarda en responderme", señala Ana.
Su presencia en Panamá para conocer a su familia biológica llamó la atención de Bellezas Indígenas, un concurso de belleza y talento que elige a la "Reina Indígena" cada año. Le propusieron que participase y liderase a la comunidad Gunadule. "No solo se valora la belleza, sino el conocimiento y la práctica de las tradiciones de cada pueblo. Es un concurso que se centra mucho en la cultura. No me esperaba poder participar, pero estoy muy contenta por ello", señala Ana. En septiembre será la final.
La llamada de este concurso no fue la única que recibió la coruñesa. También le ofrecieron participar en el concurso Señorita Panamá, que decidirá la candidata del país centroamericano en el próximo certamen de Miss Universo. La gala final será el 24 de septiembre y el concurso será retransmitido en España a través de YouTube.
La historia de Ana se ha hecho muy popular en Panamá, donde diferentes medios le han dedicado reportajes. "Me haría mucha ilusión que me apoyasen en A Coruña. Aquí me han llegado a parar por la calle. Allí es impensable, soy una más". Pese al giro que ha pegado su vida, Ana lo tiene claro. "Quiero volver a España y estudiar", apunta.