Un coruñés cambia la informática por el entrenamiento personal y la vida en una caravana
Manuel Rey vive a caballo entre A Coruña y Castellón y reside de manera permanentemente en su autocaravana, desde donde trabaja y ve atardecer y amanecer donde quiere cada día
4 febrero, 2021 06:00Manuel Rey es un coruñés de 46 años al que no le asustan los nuevos retos y prueba de ello es el cambio radical que ha dado su vida desde hace cinco años. En este tiempo ha pasado de trabajar como informático durante 18 años y vivir con su familia en un piso convencional, a cambiar su casa por una equipada caravana, ejercer de entrenador personal (principalmente de ciclismo y running) y explotar su faceta más nutricionista de la mano de Herbalife.
Rey hace su vida a caballo entre la ciudad herculina y Castellón, donde decidió echar raíces porque conocía a gente y por el buen tiempo, un factor muy positivo para su negocio como entrenador personal dado que se puede realizar más deporte al aire libre que en tierras gallegas, evidentemente por la diferencia abismal entre las condiciones climatológicas de ambos lugares. El coruñés reconoce que "divide su tiempo al 50% entre ambas ciudades", sobre todo porque sus hijos residen en Galicia, pero lo común en todo este trasiego es su caravana, en la que vive permanentemente desde que decidió dar una vuelta de tuerca a su vida.
"Me gusta la libertad y busqué un estilo de vida adaptado a mí"
Rey cuenta que dejar la informática atrás y dedicarse a otros campos completamente diferentes "fue una decisión personal porque le gusta la libertad y disfrutar de su propio tiempo". "He buscado un estilo de vida que se adapte a mí porque fijo mis horarios, mi trabajo, hago deporte y formaciones…este ritmo me llena y lo ideal para esto es una caravana", explica.
El coruñés ya ha tenido tres caravanas antes que la actual, una Sunlight 360 de seis metros aproximadamente, y empezó en este mundillo debido a que realizaba carreras de bicicleta de montaña y quería poder ducharse en agua caliente y estar cómodo después de competir. "Esto es como estar en un piso pero con la ventaja de que puedes ver amanecer donde quieras. Puedo estar viendo la Torre de Hércules por la noche, escuchando el sonido del mar al lado del Aquarium o en el Ofimático viendo A Zapateira de frente", detalla.
Tiene televisión, baño, cocina, cama y "garaje" para un par de bicicletas, aunque lo único de lo que no dispone es de lavavajillas y lavadora, algo que admite entre risas y a lo que pone solución yendo a lavanderías. "La caravana es como vivir en un piso con sus ventajas, como que siempre llevo la razón en las reuniones de vecinos, y sus inconvenientes", explica divertido, sobre lo que matiza que esta manera de vivir sería incompatible con un estilo de vida tradicional con trabajo fijo y viviendo con la familia.
Empadronamiento en la caravana
Los cierres perimetrales y restricciones, para una persona como Rey que confiesa "que le encanta estar en todos los lados" son aún más complicados de sobrellevar. Sobre esto, concreta que "es posible empadronarse en las caravanas porque todas las personas tienen que tener un domicilio fiscal", aunque comenta que esta particularidad no está muy arraigada en la comunidad pero sí en otros lugares como Castellón. Además, él se plantea esta posibilidad si se produce un nuevo confinamiento.
El coruñés asegura que "en este momento de su vida escoge la caravana sin dudar pero no descarta en un futuro próximo volver a una casa. "Mis días pasan moviéndome y haciendo deporte, hoy estoy en Coruña y mañana en Castellón. Sin pandemia, por ejemplo, iba a veces a dormir al Monte Xalo o a Barrañán, porque Galicia es de atardeceres y Levante de amaneceres", indica.
En el aspecto monetario, Rey concluye que la caravana le ayuda a ahorrar, sobre todo en agua y luz, aunque tiene que afrontar los gastos de mantenimiento y pagar los seguros e impuestos. "No vivo así por motivos económicos, sino porque ahora mismo mi prioridad es estar en muchos sitios con gente distinta", concluye.