Carlos ha sido un poco de todo a lo largo de su vida, pero lo que nunca ha cambiado es su condición de trabajador autónomo. Su nueva aventura tiene sabor a cerdo asado y se ha abierto hace una semana en una esquina del Orzán. Cochinillos en el horno durante 12 horas que desaparecen en bocadillos para llevar en unos minutos bajo el rótulo recién estrenado de Oink Oink Oink.
Una esquina que llevaba tiempo sin que nadie se fijase en ella, donde antes se ubicaba "La cocina de mamá" y que ahora ‘perfuma’ el barrio hasta Panaderas con olor a cochinillo asado. A Carlos se le ocurrió la idea de combinar cerdo asado y comida rápida por una mezcla de nostalgia y salud.
"Me acuerdo de mi época de juventud, cuando salíamos a tomar copas en el Orzán, me tomaba unos bocatas de jamón asado buenísimos, pura gloria antes de volver a casa. No he podido olvidar ese sabor, y es lo que he tratado de recuperar abriendo Oink Oink Oink. Además, mi último trabajo fue como taxista y tras una operación a la que me tuve que someter ya no podía pasar tiempo sentado", explica.
Ahora se dedica a controlar los dos hornos en los que se van asando muy poco a poco los cochinillos desde primera hora de la mañana. "El truco está en prepararlo sin prisa y con temperatura constante", asegura Carlos, mientras su mujer, Mónica, gestiona los pedidos.
Es un negocio familiar en el que también uno de sus hijos echa una mano, preparando los "cerdos" y "cerditos", como se han bautizado a los platos estrella. "Abrimos sobre las 20:30 horas y cerramos cuando se acaba el cochinillo del día, unos días hay que echarle más horas que otros", comentan.