Ni un paso atrás
Tras la celebración del 8-M esta semana, la subdelegada del Gobierno en A Coruña reflexiona sobre los avances en materia de igualdad y pone el foco en el camino que todavía queda por recorrer para lograr un cambio real
Cuando un ayuntamiento premia a una asociación antiabortista con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, cuando después de tantos años se vuelve a cuestionar el derecho al aborto o cuando una dirigente autonómica y de gran relevancia a nivel estatal se permite el lujo de bromear sobre el cambio de nombre y de sexo de sus consejeros para de esta manera cumplir con la ley de igualdad; resulta palpable que queda mucho camino por andar en el proceso de reconocimiento de los derechos de la mujer.
Resulta evidente también que, como en otras muchas cuestiones, en materia de igualdad y de políticas feministas, no es lo mismo quien gobierne. Hoy, más que nunca, las mujeres debemos alzar la voz frente a las políticas negacionistas. Y con las mujeres, la voz de la sociedad española, gallega y coruñesa tiene que retumbar más fuerte que nunca.
Ha sido mucho y largo el camino recorrido en esta lucha por tratar de legar a las futuras generaciones, a nuestras hijas e hijos, un mundo mejor, más igualitario. Y en ello trabaja este Gobierno, al que tengo el orgullo y responsabilidad de representar.
Lejos quedan los tiempos en los que nuestras madres se educaban teniendo como libro de referencia el Manual de la Buena Esposa, propio de las generaciones de los años 60 y 70. Un manual que afortunadamente ya no nos transmitieron a sus descendientes porque las mujeres hemos conseguido ganar en libertad y hemos conseguido avanzar en las políticas de igualdad.
Ha sido gracias a un trabajo continuo y persistente, en un mundo que en pocas décadas ha cambiado profundamente y del que he podido ser, como otras muchas, testigo y a la vez protagonista, como miles y miles de mujeres, desde aquellas primeras políticas de igualdad del Instituto de la Mujer con la socialista Matilde Fernández como ministra.
Posteriormente llegarían las denostadas, pero imprescindibles, cuotas femeninas y las políticas de discriminación positiva, así como decenas de leyes y medidas que han permitido avanzar en materia de igualdad. La inmensa mayoría, impulsadas por gobiernos socialistas.
Pero como decía, queda camino por recorrer. Por eso insisto en que no es lo mismo quien gobierne. Y por eso me siento especialmente orgullosa de representar desde la Subdelegación de A Coruña, al Gobierno de España. Por cierto, el primer Gobierno de España en el que las mujeres fueron mayoría frente a los hombres. El mismo Gobierno que entre sus primeras medidas adoptadas figuró la aprobación de medidas urgentes para el desarrollo del Pacto de Estado contra la Violencia de Género y la aprobación de medidas urgentes para la garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación.
Es el mismo Gobierno que no ha cejado en promover medidas legislativas y económicas, duplicando con creces la inversión destinada a las políticas de igualdad y de lucha contra la violencia de género, desde su toma de posesión en 2018 hasta esta misma semana, en la que se ha aprobado el anteproyecto de Ley de Representación Paritaria de mujeres y hombres en órganos de decisión.
Todos y todas debemos mantenernos firmes. A mí, como subdelegada del Gobierno, me corresponde tratar de desarrollar esas políticas y las directrices emanadas por el Ejecutivo de Pedro Sánchez. En este tiempo, solo por citar dos ejemplos, y gracias a la labor iniciada por la anterior subdelegada y continuada tras mi toma de posesión; hemos quintuplicado el número de concellos de la provincia que se han incorporado al sistema Viogen de protección a las víctimas de violencia de género y hemos triplicado el número de concellos en los que ya están constituidas las Mesas Interinstitucionales de Coordinación contra la Violencia de Género, en las que damos voz a entidades, asociaciones, municipios, fuerzas de seguridad y mujeres.
Por todo ello, no es lo mismo quien gobierne. Porque no podemos perder los derechos ganados después de tantos años y porque la dignidad de las mujeres está por encima de aquellos que siguen sin creer en las propias mujeres.