El pasado jueves y viernes A Coruña fue escenario de los Biodays Galicia: un encuentro internacional sobre biotecnología donde confluyeron startups biotecnológicas, gran industria del sector, inversores públicos y privados y por supuesto científicas de Galicia y de todas las partes del mundo.
La biotecnología (o “biotech”) se ocupa de innovar, aplicando el conocimiento científico y la tecnología, en áreas como la salud humana, la alimentación, el medioambiente, agricultura y producción forestal, salud animal y acuicultura o industria. No es difícil adivinar que se trata de un sector con gran impacto en la salud, en la sociedad y en la sostenibilidad.
Y también en la economía: según el Informe de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio) de 2021 las empresas biotech españolas generaron el pasado año más de 10.336 millones de renta (equivalente al 0,9% del PIB estatal) y facturaron más de 12.000 millones de euros (1,1% del PIB). Estas cifras supusieron una recaudación fiscal de más de 4.039 millones de euros y contribuyeron con 121.755 empleos: el 0,7% del total del empleo de España.
La celebración de los Biodays Galicia es la confirmación de la posición preeminente de nuestra comunidad autónoma en el sector biotech: somos territorio de empresas biotecnológicas punteras, por ejemplo, en nanobiotecnología para tratamientos oncológicos e inmunoterapia intracelular o molecular (LiberaBio, Oncostellae, o SunRock). También existen en Galicia empresas de biotecnología se dedican a la mejora de la acuicultura mediante la genética, a la extracción de ingredientes naturales del mar o de los hongos para la cosmética y nutrición, a los biofertilizantes…
La mayoría de ellas son socias del Clúster Tecnolóxico Empresarial das Ciencias da Vida de Galicia (Bioga), coorganizador de los Biodays junto con la Xunta de Galicia y que desempeña un papel de dinamización importantísimo en el ecosistema de la biotecnología en Galicia.
Hablamos de ecosistema porque este florecimiento de la biotech requiere de la convivencia de muchos actores; además de las start-ups y Bioga, son imprescindibles las Universidades, los emprendedores, los inversores, y las instituciones.
Las universidades son la “casa” de la biotech: son sus grupos de investigación los que hacen la ciencia básica de la que después surgirán posibles productos o servicios que llevar al mercado. Que los grupos de investigación de las Universidades de Galicia tienen un nivel altísimo es una evidencia que aunque no reconozcamos siempre desde aquí, es indiscutido desde fuera.
Para llevar los resultados de estos grupos de investigación al mercado se necesita una prueba de concepto, que no suele tener cabida en la universidad sino como proyecto empresarial. Estos proyectos son emprendidos casi siempre por las propias científicas: Galicia tiene la segunda tasa más alta de emprendimiento biotecnológico de España, solo por detrás de Cataluña.
El emprendimiento en biotech necesita de capital: fondos que les permitan desarrollar sus productos para poder finalmente sacarlos a mercado. Es por eso que el ecosistema biotecnológico se completa con las entidades de financiación públicas y privadas.
En Galicia, las entidades de financiación pública como Unirisco o Xesgalicia tienen el foco puesto en biotecnología, donde invierten en empresas en distintas etapas de crecimiento. No obstante se trata de capital insuficiente si tenemos en cuenta los requerimientos de las empresas del sector, que necesitan de fondos privados. Estos fondos suelen obtenerse de entidades de capital riesgo, que invierten en las compañías y las acompañan, compartiendo el riesgo de la aventura empresarial.
Estos Fondos son el actor del ecosistema que con más frecuencia es de fuera de nuestro territorio. No obstante, en Galicia se ha creado ya el primer fondo de inversión gallego y especializado en biotech: Bio&Tech Smart Capital. Se trata de un fondo de capital riesgo integrado por profesionales del venture capital, investigadores y emprendedores con experiencia en el sector. Lo que le permitirá apoyar a las empresas no solo con capital, sino con conocimientos y redes de aliados que faciliten su acceso a mercados nuevos.
La constitución de este fondo de inversión gallego especializado en biotech es una buenísima noticia en si misma, y también porque nos da idea de la madurez de un sector en pleno crecimiento, y que no obstante echa en falta la capilaridad de infraestructuras, laboratorios y espacios que tiene por ejemplo Cataluña.
Esta necesidad ha sido escuchada por la Asociación Área Empresarial do Tambre, que en colaboración con la Xunta de Galicia, la Universidade de Santiago y el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio de Santiago prevé inaugurar el próximo enero el “Biopolo de Sionlla”, que contará con una zona de naves y un Centro de Servicios Innovadores para Empresas Biotecnológicas para acoger a empresas del sector.
En conclusión, Galicia cuenta con todos los elementos para la consolidación definitiva como referencia en biotecnología: tenemos un nivel altísimo de conocimiento en los grupos de investigación de la Universidades, científicos con espíritu emprendedor, una estrategia institucional de apoyo al sector, inversión privada incluso con un fondo gallego especializado en biotech, e infraestructuras en desarrollo.
Para culminar el proceso de crecimiento y alcanzar la madurez, sólo nos queda un último paso, una reivindicación que escuchamos repetir en los Biodays a muchas personas del sector, gallegas y también de fuera: creérnoslo. Toca asimilar que tenemos el talento, el conocimiento y el apoyo del capital e institucional en una industria de altísimo valor añadido, creadora de empleo de calidad, y en definitiva de riqueza. Y que Galicia se convierta definitivamente en un faro biotech.