Nos encontramos ante la gran glaciación empresarial de la edad moderna. La tormenta SARS-CoV-2 que llegó a comienzos de 2020 como ciclogénesis explosiva ha ido amplificándose y nuestras empresas, pero sobre todo nuestros autónomos (la base de la cadena trófica) llevan desde entonces tiritando de frío. Ni el anticiclón de las vacunas ni el microondas de los fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia prometen descongelar nuestra economía en el corto plazo.
Se nos ha venido encima el asterioide Covid, que al chocar contra nuestro sistema (ese que creíamos tan estable y resistente) ha puesto en peligro de extinción inmediata a dinosaurios como Primark, al que la pandemia pilló sin tienda online o grandes cadenas hoteleras como el Grupo NH, al que la reducción de desplazamientos turísticos ha tocado de muerte; todo ello, recordándonos que los sistemas (biológicos y económicos) tienden a la entropía y al caos y que no existe nada “too big to fail”.
Somos espectadores en primera línea de las laderas de Pompeya del estallido del mayor volcán conocido, expulsando ríos de lava en cada nueva ola de contagios y desintegrando negocios y sectores que meses antes eran florecientes y ahora son sólo piedras que conservan la cara de miedo de los que intentaban escapar, entre ellos, emprendedores y empleados.
¿Cómo podremos sobrevivir?
He tenido que rescatar mis apuntes de biología para consultarle al mayor experto en supervivencia que conozco, cómo podremos salir de esta: Charles Darwin.
Darwin ya nos advirtió en “El Origen de las Especies” que “no es el más fuerte ni el más inteligente el que sobrevive, sino aquel que es más adaptable al cambio”.
En su “Teoría de la evolución a través de la selección natural”, Darwin afirmaba que la supervivencia es un proceso que tiene tres elementos clave: variaciones, selección y replicación. En otras palabras, ante un cambio, aquellas especies con variaciones en su función biológica son capaces de reaccionar de un modo distinto a cómo siempre lo habían hecho, ofreciendo resultados distintos, de los cuales, aquellos más eficientes en ese entorno tendrán más oportunidades de ser seleccionados y, por tanto, subsistirán para continuar creciendo y reproduciéndose.
Ahora, te propongo cambiar especie por empresa y biológica por económica en los párrafos anteriores (nunca dejaré de asombrarme de lo cercanos que están la ciencia y la gestión y lo mucho que puede aprenderse y aplicarse de la primera en la segunda). Continuemos…
El secreto de la variabilidad biológica se encuentra en las mutaciones. El de la adaptabilidad empresarial, sin duda, en la innovación, esto es: cualquier cambio capaz de ofrecer posibilidades de obtener una ventaja competitiva en nuestros productos, servicios u organización. Esto incluye los grandes desarrollos científicos o tecnológicos que hace Pfizer y Apple o la capacidad logística de Inditex, pero innovación es también el cambio en la distribución de mesas que ha hecho Kike en su coctelería 1589, que le permite poder atender a más gente en menos recorrido manteniendo las medidas de distancia social o incorporar en tu carta un fabuloso brunch que te permita captar una nueva franja horaria de clientes los domingos, como ha hecho “La Teresa”.
Los cambios en un sistema empresarial, como las mutaciones, no son siempre sinónimo de éxito y pocas veces son disruptivos. En la gran mayoría de ocasiones, las mutaciones (y la innovación) conllevan riesgo y son silentes a simple vista, pero contribuyen a aumentar las opciones de supervivencia de la especie (o de la empresa).
La historia nos demuestra que las crisis, desde las glaciaciones a las pandemias, suelen ser buenos tiempos para la innovación, tanto biológica (la extinción de los dinosaurios abrió la puerta a que los mamíferos se diversificaran rápidamente y evolucionaran a nichos recién abiertos libres de depredadores) como sanitaria (la epidemia de tuberculosis de 1816 obligó a dejar de colocar la oreja en el pecho para auscultar al paciente y, gracias a ello, se desarrolló el estetoscopio) o incluso económica (Airbnb nació como una web para alquilar una cama en casas particulares al calor de la crisis financiera global de 2008. Hoy factura anualmente más de 9.000 Millones de Euros). Son tan solo tres ejemplos de cómo el caos puede ser el origen de la (r)evolución.
Por todo ello, tanto yo como Charles te recomendamos que si quieres sobrevivir al coronavirus, justo en este momento, es hora de pasar a la (innov)acción.