Sargadelos: ayer y hoy de un referente global de la artesanía y la cerámica en Galicia
Los orígenes, evolución y futuro de una empresa con más de dos siglos de historia que ha sabido mantenerse a la cabeza de la innovación artística e industrial en el mundo
12 octubre, 2022 06:00La historia de Sargadelos empieza a escribirse en 1806, en las entrañas de una pequeña parroquia del municipio lucense de Cervo. Hace más de dos siglos, Antonio Raimundo Ibáñez, también conocido como el Marqués de Sargadelos, decidió poner en marcha un proyecto que cambiaría para siempre el panorama industrial y artístico de Galicia. Después de desarrollar varias actividades pioneras para la época, la inauguración de esta famosa fábrica de loza puso a Sargadelos en el mapa mundial de la cerámica, produciendo piezas tan emblemáticas que aún hoy en día son capaces de mantenerse en el imaginario colectivo de la artesanía global.
Tradición y vanguardia siempre han caminado de la mano bajo la calidad y el sello inconfundible de Sargadelos (en todas sus diferentes etapas): fondos blancos, esmaltes brillantes y motivos uniformes o estampados geométricos en azul cobalto han caracterizado el grueso de la producción desde sus inicios. De hecho, los objetos horneados por la legendaria fábrica han llenado desde hogares hasta salas de espacios tan representativos como el MoMa de Nueva York. En la actualidad, la empresa cuenta con dos plantas de producción, más de 15 puntos de distribución exclusivos y otras 70 tiendas multimarca repartidas entre España, Asia y América. Y más allá de su actividad comercial, Sargadelos también está llevando a cabo una importante labor en cuanto a difusión y promoción de la cultura gallega se refiere, sobre todo a través de talentos jóvenes del arte y la literatura.
Momentos clave en la historia de Sargadelos
A lo largo de las décadas, cada pieza en la historia de Sargadelos ha ido encajando hasta confeccionar el alma de toda una institución para el mundo de la cerámica y la artesanía. Más allá de su puesta en marcha, la emblemática fábrica atesora varios momentos clave a lo largo de su trayectoria. José Ibañez, hijo del fundador, abrió camino en el crecimiento de la empresa, ampliando la fábrica original y elevando la producción a unas 20.000 piezas anuales. Allá por 1835, Ibañez decide asociarse con el empresario sevillano Antonio Tapia y la fabricación se centra entonces en el horneado de loza fina y blanca pintada a mano. También aparecen en esta segunda etapa las primeras pruebas de estampación y policromía, con motivos costumbristas, religiosos e incluso mitológicos.
Otra fase clave en la historia de Sargadelos nos remonta hasta el año 1845, cuando el compostelano Luis de la Riva y Cía arrenda la administración de la empresa a la familia Ibáñez. Esta fue una época dorada para la fábrica: al término de 1849 hasta 1000 familias llegaron a trabajar en ella. De hecho, tanto la calidad como el diseño de las vajillas y figuras de Sargadelos hacían que las mismas ya traspasen fronteras por aquel entonces. Especial éxito tenían las estampaciones monocromas así como la impregnación de color en los fondos de las lozas blancas y ligeramente azuladas. La familia Ibáñez recobra la gestión del negocio en 1873, tras asociarse con los coruñeses Atocha y Morodo; y aunque tratan de seguir reproduciendo la calidad de la etapa anterior ―sin éxito―, la fábrica echa el cierre en 1875. Un siglo después, el perímetro que ocupaban las antiguas fábricas y talleres fue declarado Conjunto Histórico-Artístico debido a su gran valor histórico y patrimonial.
Uno de los momentos más importantes en la historia reciente de Sargadelos da comienzo en 1949 de la mano del pintor e intelectual Isaac Díaz Pardo, el cual inicia un taller cerámico que pronto se convierte en el complejo industrial de Cerámica do Castro. Las inquietudes artísticas y empresariales de la figura de Diaz Pardo permitieron que en 1963 se crease un Laboratorio de Formas con el objetivo de la recuperación económica y cultural de Galicia; y con ello, también del resurgir de Sargadelos como icono local e internacional, con una vuelta a los orígenes sin renunciar a la calidad y vanguardia. Este hito se produce en el año 1968, coincidiendo con las obras en la factoría de Cervo y la constitución de la sociedad Cerámica de Sargadelos.
El futuro que se abre paso
Los últimos datos ofrecidos por la empresa de cerámica no hacen más que confirmar lo que venimos diciendo a lo largo de todo el reportaje: Sargadelos es y ha sido siempre un referente por méritos propios. En lo que va de año, el grupo gallego ha registrado un incremento de las ventas en torno al 30%. De hecho, la apuesta por diversificar el negocio, la vía online y las frecuentes colaboraciones con artistas han sido la tónica general de los últimos tiempos; y probablemente, los principales factores que han contribuido a la hora de obtener estos extraordinarios números. Una prueba de ello es el éxito de la figura homenaje a Isabell II, un icono de la cultura popular que ha logrado dejar sin stock a la fábrica gallega.
Las nuevas ideas y proyectos son una constante en el camino de futuro de Cerámica de Sargadelos. De hecho, la empresa viene de anunciar uno de sus nuevos proyectos en la planta de producción de O Castro, en Sada, donde pretende erigir un complejo sociocultural, que incluirá además una taberna de cocina tradicional similar a la que ya está funcionando en la planta de Cervo. La intención del grupo es que las instalaciones estén terminadas para la próxima temporada estival.
En esta misma línea, el futuro de la empresa también se encuentra abierto a nuevas colaboraciones con artistas, diseñadores y creadores interesados en fusionar su arte con la cerámica de Sargadelos. Por otra parte, los proyectos de expansión avanzan en su itinerario por las diferentes ciudades de España, con la puesta en marcha de nuevos puntos de venta y galerías por toda la península. Mientras tanto, Sargadelos continúa engrosando su legado, demostrando que el futuro y la innovación llevan siglos abriéndose camino desde Galicia.