El domingo es el día que la mayoría de comercios y tiendas cierran por descanso. Esta es la regla general. Una que Noia (A Coruña) decidió ignorar hace tanto tiempo que muchos de los que hoy en día trabajan en la ciudad no pueden precisar cuándo empezó. El municipio cobra vida en el último día de la semana, atrayendo a vecinos de lugares como Boiro o Porto do Son e incluso, en ocasiones, a personas de Santiago.
La villa de Noia ha sido históricamente un punto donde el comercio cobra una especial importancia. En el pasado era el puerto de referencia de la capital gallega, por donde entró el Apóstol Santiago y por donde se desarrolló la economía de la ciudad. Hoy en día la actividad comercial en la zona sigue conservando, a pesar de los cambios en el modo en el que consumimos.
A pesar de que los comerciantes no pueden recordar cuándo exactamente comenzó esto, muchos lo relacionan con la presencia del mercado de los domingos. "Aquí todo está abierto desde que tengo uso de razón, desde hace más de 60 años", explica la secretaria de Noia Histórica, la asociación de empresarios de la localidad, Mari Carmen Vázquez. Ella es propietaria de una pequeña papelería en el municipio y recuerda siempre ver cómo todo se animaba los domingos, cuando llegaban vecinos de los distintos pueblos de alrededor.
"Hubo un intento de cierre, porque sí es un poco de esclavitud trabajar el domingo, pero verdaderamente es el día de más oportunidades hay para nosotros, para ampliar márgenes", recuerda Vázquez. En los últimos años, con la mayor facilidad de movilidad el tráfico a la localidad ha aumentado lo que hace suya esta particularidad. "Es un día importante. Conlleva que se dinamice muchísimo la economía local: los bares, los taxis y las tiendas que se benefician más, y como también hay mercadillo se beneficia más gente todavía, es un hecho diferencial".
Más tranquilidad y amabilidad
En un mundo en el que el comercio local está luchando por sobrevivir, ahogados por la presencia de grandes superficies y las compras online, acciones como esta marcan toda la diferencia. "Da un poquito de margen de maniobra para las tiendas de siempre. Nunca podremos competir con un centro comercial en precios, así que abrir en día donde ellos cierran, además de la amabilidad y el trato que tenemos con el cliente, ayuda".
Es este trato cercano el que también muchos aprecian en un día que se puede hacer muy largo en la previa al retorno al trabajo. "De paso que vienen toman el aperitivo, dan un paseo por la Alameda, van al mercadillo… Que se podría pensar que quita a la tienda, pero es al revés, la complementa, es un puto de atracción".
El mercadillo ha aumentado en los últimos años, para poder competir con el Padrón. Se realiza dos veces por semana, los jueves y los domingo, en la plaza de abastos. Hasta allí se desplazan más de 100 puestos diferentes de productos autóctonos, artesanía y ropa.
Padrón es realmente el otro gran competidor de los comerciantes noienses. Más cercano a la capital gallega, con un famoso mercadillo tradicional, que incluye pulpería, es también conocido por abrir los domingos, pero desde Noia Histórica defienden que ellos dan servicio a personas mucho más allá de la comarca.