Azul Moreno, la tienda-taller ferrolana que busca darle una segunda vida a los muebles
Lolenka Pedreira, propietaria del negocio, dejó el mundo de la abogacía para dedicarse a su pasión e impartir talleres de restauración y reciclaje de mobiliario
26 abril, 2021 18:28¿Quién no ha tirado a la basura un mueble viejo que por mucha carga sentimental que tuviera ya no cumplía ninguna función? Suele pasar al renovar la decoración de la casa. Algo que realmente no tiene por qué estar reñido con mantener esas antigüedades. Existe una alternativa que, además de económica, es buena para el medio ambiente: el reciclaje. A eso se dedica Lolenka Pedreira, una ferrolana que colgó la toga de abogada para lanzarse tras su pasión. ¿Cómo? A través de Azul Moreno, el único punto de venta de Chalk Paint Annie Sloan en Ferrolterra, donde imparte talleres de restauración y reciclaje de mobiliario. Desde el número 218 de la calle Magdalena, busca darle una segunda vida a los muebles.
Lolenka ya apuntaba maneras desde pequeña. "Cogía cosas en la calle, reciclaba a mi manera…", cuenta. A eso se sumó que uno de sus tíos era anticuario. Pese a que murió joven, le inculcó el mundillo del rastro y de los mercadillos. La ferrolana cursó clases de restauración mientras estudiaba Derecho. Cuando acabó la carrera, se centró de lleno en el mundo de la abogacía, pero mantuvo el contacto con la restauración y el reciclaje de muebles de forma autodidacta.
Cuando abrió en Ferrol la tienda de Chalk Paint Annie Sloan en 2007, de aquella en manos de otra persona, retomó las clases de restauración. "Empecé a venir a los talleres. Me encató esta nueva visión de los muebles y todas las ventajas que da este tipo de pintura", cuenta Lolenka. Cuando la antigua propietaria se trasladó a Vigo, le dio la oprtunidad de tomar las rienda de Azul Moreno. No se lo pensó: "En un mes se cerró el despacho. Me lancé sin paracaídas".
Lolenka asumió la gestión de Azul Moreno y le añadió una serie de mejoras, como los talleres para niños o los encargos de personas que quieren renovar sus viejos muebles. Para hacer frente a todo, cuenta con el apoyo de Carmen, su "mano derecha". Tiene experiencia en temas de mueblería, lo que supone una "gran aportación a los talleres y al negocio".
La tienda y los encargos
Azul Marino es una de esas tiendas en constante transformación. Los cambios de escaparate, de productos y de artículos de regalo son una constante. "Hay mucho movimiento. Es una tienda en la que entrar y curiosear. Es lo que nos gusta", resume Lolenka, que cuenta que no es raro que los viandantes se paren a mirar y hablar por la ventana de los talleres.
La tienda es el único punto de venta oficial de Chalk Paint Annie Sloan, una gama de pinturas que se caracteriza por poder utilizarse sin necesidad de lijar la madera. Pero esto no significa que se limiten a la venta de estos productos. Todo lo contrario. Lolenka explica que está en constante búsqueda de nuevas pinturas o materiales para poner a disposición de los enamorados de la decoración.
La característica que diferencia a Azul Moreno de otros establecimientos de restauración es la personalización de las piezas. "Aunque nosotras podamos dar unas ideas o tener nuestros gustos, lo importante es que el cliente sienta que se lleva una pieza que se adapta a su casa", explica Lolenka. Para ello, se informan bien de cómo es el futuro hogar del mueble y cómo es su dueño. "Lo importante es que la persona se sienta a gusto porque es su casa, es su pieza y es su vida", concluye.
Lolenka es una enamorada de la decoración y opina que el aspecto de una casa repercute en la calidad de vida de sus habitantes. Si te planteas dar una vuelta a tu hogar o comprar un mueble, su consejo es que haya un equilibrio entre la estética y la comodidad. "No hace falta ir a grandes firmas. No se necesita mucho dinero. Todo el mundo puede tener una casa acogedora. Todo el mundo es merecedor de un hogar y un ambiente agradable. Y si no me lo puedo pagar, lo puedo hacer yo", reflexiona.
Los talleres
Si te decides por el camino de renovar los muebles con tus propias manos, Azul Moreno ofrece dos tipos de talleres permantes: restauración y reciclado. El primero consiste en dejar el mueble en su estado original. El segundo trata de "transformarlo, darlo una vuelta, pintarlo y actualizarlo", explica Lolenka. A mayores, se hacen talleres monográficos una vez al mes.
Asistir a los talleres aporta más beneficios que el hecho de renovar una pieza. "La gente viene por muy diversos motivos, pero sobre todo lo que se potencia es la creatividad. El hacerlo tú mismo es muy satisfactorio. El poder recuperar muebles que no le encajan en sus casas, pero tienen un gran valor sentimental para ellos, de esta forma pueden encajarlo en sus vidas", cuenta Lolenka. Para muchos, restaurar o reciclar un mueble es un auténtico orgullo y un chute de autoestima. Lolenka y Carmen cuentan que con el tiempo les cambia la actitud y se nota hasta en la vestimenta.
Muchas personas acuden a los talleres como si fuera una especie de terapia: "Es su momento, es su relajación. Todo lo que se hace con las manos despeja la mente". El tiempo de espera necesario para acabar una pieza (un mes y medio en caso de que sea sencilla) ayuda a ejercitar la paciencia. "La gente que viene muy acelerada tiene que bajar las revoluciones porque no les queda más remedio que esperar. Es un ejercicio de autocontrol. El reciclaje y la restauración requieren tiempo y mimo", explica Lolenka.
"En los talleres la gente se lo pasa muy bien. Es ameno. Aporta positividad, que hace mucha falta en estos momentos", añade Carmen. Tanto ella como Lolenka reconocen que a sus actividades acuden personas que hacen "auténticas virguerías" y hay un continuo feedback entre maestras y alumnas.
Los beneficios del reciclaje
Para Lolenka otro de los aspectos más importantes de los talleres es que quienes acuden participan del reciclaje. "Es una aportación muy grande al medio ambiente. Me parece divertidísimo porque yo siempre he sido de recoger cosas de la basura y la gente ahora presume de traer cosas de la basura. Cuanto mayor es el cambio, mayor es la satisfacción", cuenta.
Transformar la basura en obras de arte resulta gratificante, comenta la propietaria de Azul Moreno. Cuando ella empezó a hacerlo, existían mucho prejuicios que se han disipado con el tiempo. "Está implícito ese principio medioambiental. Es una lucha contra el consumir por consumir", explica. "Lo cuál no quiere decir que no sea interesante comprar piezas nuevas. Soy partidaria de que hay que combinar", aclara.
Los talleres para niños son clave para la filosofía de Azul Moreno. Aunque resultan "trabajosos" por la complejidad de adaptar la pintura decorativa a la edad de los participantes, Lolenka está segura de que "vale la pena porque se inculca el reciclaje". Pone el ejemplo de los grandes decoradores, que no se cortan a la hora de mancharse las manos renovando sus viejos muebles: "Es un respeto hacia el medio ambiente y amor por la estética".
La pandemia ha provocado que se haya reducido el número de participantes en los talleres a seis personas por grupo. En el caso de los niños, han tenido que suspenderlos hasta que la situación sanitaria sea más favorable. Por eso, esperan con ganas la llegada del verano y la ansiada inmunidad de las vacunas.
Los problemas del comercio local
Lolenka aprovecha la ocasión para reivindicar la importancia de apoyar al comercio local, que no pasa por sus mejores días. A la pandemia se le ha unido una oleada de multas de tráfico en el centro de Ferrol derivado de los problemas de aparcamiento, explica: "No estoy en contra de que se peatonalice el centro, pero sí que den alternativas. Nos gustaría que se nos habiliten zonas cercanas porque el tipo de negocio tenemos que cargar y descargar muebles continuamente. Ya han multado a algunos clientes".
"También estamos pendientes de una market place por parte del Ayuntamiento y nos gustaría que se impulsase definitivamente", añade. Se trata de una plataforma donde se pondrían a la venta los productos de los comercios que carecen de tienda online o página web.
Mientras esperan una solución a estos problemas y el final de la pandemia, Lolenka y Carmen continúan con su trabajo con ilusión. "No me arrepiento de haber dado el paso de dejar la abogacía", celebra la propietaria. Pese a que no les va mal, explica que si tuviera que cerrar el negocio buscaría alternativas dentro del campo de la restauración y el reciclaje. Por ejemplo, impartir talleres en la cárcel. Una forma de unir los dos mundos que han marcado su vida.