La cosmética rural sostenible y las mermeladas artesanas veganas son las dos líneas de productos que Silvia Garriga y José Manuel Paz elaboran con mimo y paciencia en Cea (Ourense). Un proyecto que nació en 2016 en plena naturaleza, que permite a sus fundadores reutilizar los residuos forestales y que ha dado lugar a artículos tan novedosos como la mermelada de pétalos de rosa, el jabón de afeitado o el bálsamo calmante de hipérico.
"José Manuel, que es químico, iba todos los días en coche a trabajar y se le ocurrió al ver los restos de las podas darles una segunda vida a esos residuos forestales. Lo que se le ocurrió fue destilarlos para obtener los aceites esenciales que se usan mucho en cosmética para perfumería e incluso también alimentación", explica Garriga.
José Manuel Paz y Silvia Garriga, que son "socios en la vida y en la empresa", comenzaron a investigar y comprobaron que el proyecto era viable, así como que era posible elaborar su propia cosmética. Nela fue la primera empresa en asentarse en el Polígono de Cea, ayuntamiento ourensano de donde son originarios los padres de ambos.
"La normativa alimentaria y cosmética para las instalaciones es la misma", explica Garriga. Una circunstancia que los llevó a apostar por dividir el espacio en dos salas: una para la elaboración de la cosmética y otra para las mermeladas artesanas. Nacían así Nela Biosense y Nela Gourmet, dos ramas fuertes de una misma firma asentada en el rural y que trabaja con procesos sostenibles de principio a fin.
De la tierra a la tierra
"No solo aprovechamos las ramas finas y hojas. Cuando vamos al monte también viene leña, y como para destilar teníamos que generar vapor, decidimos comprar una caldera generadora de vapor a partir de biomasa, no de residuos fósiles", explica Garriga. Así, Nela usa una parte de los residuos que recoge para destilar y obtener los aceites esenciales e hidrolatos y con las ramas gruesas alimenta la caldera de vapor para el destilado y esterilizar las mermeladas.
Estos aceites esenciales los vende a productores de cosmética natural y fabricantes de perfumes, así como de forma directa al público. "También los usamos como subproducto para la cosmética. Nuestra cosmética es anhidra, sin agua. Tenemos laboratorio propio y estamos dados de alta en la AEMS. Hacemos jabones para cuidado corporal y facial, champús sólidos y bálsamos labiales y de cuidado de la piel", indica la responsable de la firma.
Los jabones llevan aceite de oliva virgen extra y oleatos de plantas que recogen en el monte. "Los oleatos son infusiones de la planta en aceite de oliva virgen extra y también usamos cera de abeja de apicultores de la zona", enumera una de las impulsoras de Nela Biosense sobre los ingredientes que usan en su cosmética, entre los que priman opciones de proximidad para favorecer el medio rural y minimizar el impacto del transporte.
Garriga y Paz cuidan al detalle cada uno de los elementos que incorporan a sus productos. Un ejemplo son los restos de eucalipto que recogen en el monte: siempre globulus, porque el nitens no sirve para usar en la cosmética ya que no tiene propiedades para la piel o el cabello.
"Una vez que el eucalipto, pino, laurel o romero nos vale, cargamos en el remolque de nuestro tractor, lo trituramos con un molino de martillos e introducimos unos 200 kilos de planta triturada en un destilador que hemos diseñado con dos depósitos de vino", concreta la impulsora de Nela sobre el proceso, a lo que añade: "Toda esa masa vegetal vuelve a la tierra en forma de abono porque en la destilación le hemos sacado los aceites esenciales, lo que evita que se composte rápidamente".
Los residuos de la destilación sirven para abonar los cultivos de la firma, que tiene en su huerto plantas tan diversas como menta, caléndula o milenrama, así como calabaza, rosas o diversos frutales. Y es que la máxima de esta firma, De la tierra a la tierra, está basada en la economía circular y se mantiene a lo largo de cada uno de los procesos de elaboración de los productos.
Mermeladas veganas con fruta de proximidad
Nela Gourmet dispone de una gama amplia de mermeladas veganas y sin gluten entre las que se encuentra una especialmente curiosa: la de pétalos de rosa. La firma tiene su propio rosal, que cuida con mimo y sin productos químicos, lo que hace posible que puedan sacar al mercado esta mermelada que de otra forma tendría un precio demasiado elevado para el consumidor por el coste de las propias rosas.
La marca también cultiva la calabaza y parte de los pimientos, kiwis o peras que usa en las mermeladas, y compra la otra parte a productores de la zona: las fresas y los arándanos, por ejemplo, crecen en A Estrada. Esta materia prima se combina para dar lugar a confituras como las de fresa, mora y chocolate blanco, que también puede comprarse versión vegana, la de peras al vino tinto o la de higos y chocolate negro.
Nela Gourmet cuenta, además, con una línea de mermeladas sin azúcar añadido que endulza con dátiles y que están disponibles en tres sabores diferentes: limón, mango y piña. Otras propuestas diferenciadoras son las de maridaje, entre las que se encuentran la de calabaza, nuez, canela y jengibre, la de aguacate y lima o la de aceitunas y anís.
La mermelada de fresa, mora y chocolate blanco es uno de los productos estrella de la marca: "Les gusta tanto a los niños, que dicen que sabe a gominola, como a los mayores, porque no tiene demasiado azúcar y vas notando los tres ingredientes". Las confituras sin azúcar, que salieron el año pasado al mercado y son 100% fruta, también están gustando mucho entre los clientes.
"Los residuos de las materias primas de las mermeladas, como los de pelar la fruta, van a compostadoras que tenemos para generar compost y que vuelvan a la tierra para generar abono", explica Silvia Garriga. La firma, además, obtuvo el mes pasado la licencia para usar la distinción Artesanía Alimentaria, ya que las confituras son elaboradas de forma artesanal.
Cosmética con beneficios
"Dado que las plantas que utilizamos tienen propiedades que son beneficiosas para nuestra piel, no solo para gente que tiene sensibilidad o pieles atópicas, los cosméticos funcionan muy bien para todo el mundo porque no tienen ningún químico de síntesis que afecten a nuestra piel", indica Garriga. Los responsables de la firma, además, explican a sus clientes los beneficios de cada uno de sus productos, así como cuál de ellos es mejor para cada uno de los problemas que les introducen.
Un ejemplo es el Bálsamo regenerante de Llantén, elaborado con oleato de llantén, milenrama y cera de abeja y aceite esencial de laurel. "Nació en un primer momento para talones y codos agrietados y hemos visto, a medida que lo va utilizando la gente, que la combinación de las diferentes propiedades de las plantas mejoran la situación de personas con psoriasis. Hemos visto que es un cicatrizante espectacular, vale para reducir manchas en la piel, quemaduras, piel de atleta, herpes labiales, heridas de rozamiento de pañal en casos como los ancianos encamados…", enumera Garriga.
Los consumidores de Nela Biosense compran sobre todo los hidrolatos, que se obtienen en la destilación de la planta con el aceite esencial y se usan como tónicos faciales, para masajear piernas, para hidratar la piel o para reducir la caída del cabello, entre otros. "El hidrolato de romero es el estrella, el champú sólido de miel y eucalipto tenemos clientes que llevan dos o tres años usándolo y el bálsamo regenerante de llantén también gusta", explica Garriga.
La importancia de escuchar las necesidades de los clientes
Otro de los productos que mejor vende la firma es el bálsamo calmante de hipérico para calmar picaduras de insectos. Un producto que nació a partir de una necesidad de la propia responsable de la firma, que sufría cada año las picaduras de los mosquitos y propuso a su marido que crease un artículo que las calmase.
"Escuchamos mucho a la gente para saber qué necesidades tiene y sacar nuevos productos. Por ejemplo, a finales de año sacamos el jabón de cuidado facial que es para pieles acneicas y está funcionando muy muy bien", indica una de las impulsoras del proyecto, que añade que trabajan de forma continua en el desarrollo de nuevos productos sostenibles, evitando el uso del plástico y de embalajes secundarios.
Sacar un producto al mercado tras probarlo en diferentes tipos de pieles le lleva a Nela Biosense entre seis y ocho meses. Y es que José Manuel Paz y Silvia Garriga se encargan de todo: desde el cultivo y la recogida de las ramas hasta la venta directa en ferias y mercados, aunque también es posible comprar los artículos en tiendas físicas y en la web.
Todo ello lo hacen con el mismo cariño con el que decidieron el nombre de la firma: Nela era su perra, que falleció en mayo del año pasado. Un cariño que se refleja en cada uno de los productos que la firma saca a la venta y elabora en su taller de Cea, cuidando cada detalle para proporcionar a sus clientes artículos de calidad que endulcen sus días o ayuden a su piel.