Autónomo, trabajar.

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Economía

Un 83% de los autónomos gallegos trabaja más de ocho horas al día, según un estudio

El informe retrata un sector prácticamente igualitario y resiliente, en el que pese a las condiciones, un 65% se muestra satisfecho con su trabajo

15 septiembre, 2022 19:43

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 15 Sep. (EUROPA PRESS) –

El 83% de los autónomos gallegos trabaja más de ocho horas al día y alrededor de 20% no ha disfrutado de vacaciones en el último año –un 53% reconoce no haber disfrutado de más de siete días–, según el estudio elaborado por la Asociación Intersectorial e Interterritorial de Autónomos e Pequenas Empresas de Galicia (APE Galicia).

El informe ‘O emprego autónomo en Galicia: a situación actual e perspectivas de futuro’, que cuenta con el apoyo de la Universidade de Santiago de Compostela y la Xunta de Galicia, ha sido presentado este jueves en Santiago de Compostela de la mano de los responsables, los profesores Vázquez Taín y Basteira. Al acto han asistido también el vicepresidente primero y conselleiro de Economía, Industria e Innovación, Francisco Conde, y la conselleira de Promoción do Emprego e Igualdade, María Jesús Lorenzana.

Según han explicado los creadores del documento, lo primero ha sido hacer una radiografía del sector para poder señalar hacia donde deben ir las acciones que impulsen y apoyen a los trabajadores autónomos.

En palabras de los creadores se han encontrado un sector con un peso muy importante en Galicia en comparación al resto del Estado, en el que haría falta un análisis todavía más pormenorizado porque determinadas actividades como la agraria "pueden desvirtuar los datos".

Con todo, aseguran que entre diciembre de 2019 y junio de 2022 crecieron los autónomos personas físicas y que, además, se trata de un sector que genera empleo –concretamente el 21% de las personas físicas–. "Se estima que entre 40.000 y 50.000 empleos son generados por autónomos personas físicas en Galicia, lo que les aporta un papel social muy importante", destaca.

Se trata de un sector, aunque levemente masculinizado, muy paritario, con trabajadores bastante envejecidos, con estudios superiores y que desarrollan sus actividades, cuatro de cada diez, en ayuntamientos de más de 50.000 habitantes. Priman actividades del tercer sector. Los negocios son resilientes –el 46% tiene más de 10 años– y con unas cotizaciones superiores a las del Estado.

Condiciones laborales

En cuanto a las condiciones laborales, de la muestra encuestada, un 60% tiene la base de cotización mínima, mientras que el mismo porcentaje señalas unas perspectivas "bajas" en cuanto a su jubilación.

Los autónomos gallegos externalizan pocas actividades, siendo la asesoría contable y fiscal lo que más. En cuanto a la financiación externa, el 56% lo reclama –en su amplia mayoría a entidades bancarias– y dentro de las ayudas gubernamentales, las más demandadas son las autonómicas.

Entre los aspectos con los que más disconformes se muestran es con la burocracia y trámites similares, atrancos tanto para solicitar ayudas, como bajas u otros permisos. Respecto a las ayudas, los principales motivos para no solicitarlas son las dificultades para cumplir los requisitos, el desconocimiento de las mismas y el desajuste a sus necesidades.

Las ventajas, como ha desgranado María, la autonomía, la posibilidad de implantar ideas de mejora, la posibilidad de controlar y orientar el negocio, la flexibilidad -sobre todo en cuanto a conciliación– y los beneficios económicos.

A la hora de iniciarse como autónomo, lo que más valoran los gallegos son la capacidad de tomar decisiones propias, el desarrollar un proyecto propio y aprovechar el nicho de mercado. También la posibilidad de conciliar y la adecuación a la formación recibida y, por último, el prestigio, la tradición o herencia familiar y la disponibilidad de ayudas financieras.

Las conclusiones que sacan los expertos apuntan a elevar la concienciación social de la importancia del trabajo del autónomo y hacer lo mismo con ellos respecto a la nueva realidad y a las exigencias de las actividades económicas; identificar las necesidades específicas y, sobre todo, democratizar el acceso a las ayudas.

También llevar a cabo políticas adaptadas en las que prime la formación y la información, el impulso, el acompañamiento y el reciclaje; el fomento del relevo generacional; la política fiscal y las cotizaciones, y la discriminación territorial en Galicia.

Papel de la Xunta

En cuanto a las condiciones laborales, de la muestra encuestada, un 60% tiene la base de cotización mínima, mientras que el mismo porcentaje señalas unas perspectivas "bajas" en cuanto a su jubilación.

Los autónomos gallegos externalizan pocas actividades, siendo la asesoría contable y fiscal lo que más. En cuanto a la financiación externa, el 56% lo reclama –en su amplia mayoría a entidades bancarias– y dentro de las ayudas gubernamentales, las más demandadas son las autonómicas.

Entre los aspectos con los que más disconformes se muestran es con la burocracia y trámites similares, atrancos tanto para solicitar ayudas, como bajas u otros permisos. Respecto a las ayudas, los principales motivos para no solicitarlas son las dificultades para cumplir los requisitos, el desconocimiento de las mismas y el desajuste a sus necesidades.

Las ventajas, como ha desgranado María, la autonomía, la posibilidad de implantar ideas de mejora, la posibilidad de controlar y orientar el negocio, la flexibilidad -sobre todo en cuanto a conciliación– y los beneficios económicos.

A la hora de iniciarse como autónomo, lo que más valoran los gallegos son la capacidad de tomar decisiones propias, el desarrollar un proyecto propio y aprovechar el nicho de mercado. También la posibilidad de conciliar y la adecuación a la formación recibida y, por último, el prestigio, la tradición o herencia familiar y la disponibilidad de ayudas financieras.

Las conclusiones que sacan los expertos apuntan a elevar la concienciación social de la importancia del trabajo del autónomo y hacer lo mismo con ellos respecto a la nueva realidad y a las exigencias de las actividades económicas; identificar las necesidades específicas y, sobre todo, democratizar el acceso a las ayudas.

También llevar a cabo políticas adaptadas en las que prime la formación y la información, el impulso, el acompañamiento y el reciclaje; el fomento del relevo generacional; la política fiscal y las cotizaciones, y la discriminación territorial en Galicia.