El día que Galicia sufrió la mayor tragedia de la Royal Navy: el naufragio del HMS Captain
El mayor naufragio de la historia del Imperio Británico ocurrió frente a las costas gallegas
23 junio, 2024 05:00A finales de 1944, miles de personas huían del avance del Ejército Rojo hacia Berlín, ya que gran parte de los soldados soviéticos no distinguían entre soldados y civiles, sembrando el caos a su paso y dejando más de medio millón de víctimas por el camino. Las autoridades nazis pusieron varios barcos a disposición de estas personas para ser evacuadas a través del Mar Báltico, entre ellos, el Wilhelm Gustloff. Más de 10.000 personas se encontraban a bordo de este buque cuando, el 30 de enero de 1944, un submarino soviético le disparó cuatro torpedos hundiéndolo. La escasa disponibilidad de botes salvavidas y que los barcos en las cercanías solo podían rescatar de las aguas heladas a un número limitado de náufragos, provocó que más de 9.000 personas falleciesen en la mayor tragedia marítima de todos los tiempos. Sus restos yacen en las heladas aguas del mar Báltico, donde todavía a día de hoy, descansan miles de sus pasajeros. 74 años antes, otro hundimiento había hecho historia como la mayor tragedia de la Marina Real Inglesa, aunque en este caso, en tiempos de paz y sin submarinos de por medio. El protagonista de aquella desgracia fue el HMS Captain, un barco destinado a ser el barco más poderoso del Imperio Británico, y su final, en el que fallecieron casi 500 personas, ocurrió en la “Costa da Morte”.
En 1855, durante la guerra de Crimea, un conflicto que enfrentó al Imperio ruso y a Grecia contra una coalición formada por el Imperio otomano, Reino Unido, Francia y el Reino de Cerdeña, el capitán Cowper Phipps Coles, un oficial de la Marina Real Británica, ideó una balsa a la que llamó Lady Nancy y que estaba equipada con una novedosa torreta giratoria blindada para bombardear las fortificaciones rusas durante el asedio a Taganrog.
Su éxito fue tan extraordinario que, una vez finalizada la guerra, patentó su diseño, que despertó gran interés del Almirantazgo británico, lo que motivó la construcción de un par de buques de defensa utilizando la idea de Coles. El problema era que este diseño imponía una serie de restricciones que limitaba a estos barcos a operar solamente en zonas costeras.
A pesar de estas dificultades, el Almirantazgo dio vía libre a Coles para construir un nuevo tipo de buque con un diseño revolucionario, el primer acorazado moderno de la historia: el HMS Captain.
Pero no todos estaban de acuerdo con esta idea. El constructor jefe de la Royal Navy, Edward James Reed creía que el diseño de Cole para el HMS Captain producía un francobordo (distancia entre la cubierta y la línea de flotación) demasiado bajo, lo que podía influir en la estabilidad del buque y llevar a su hundimiento. Para Cole, un héroe de guerra con aura de invencible, aquella afirmación era inadmisible, por lo que empleó todos sus contactos para atacar a Reed en una agresiva campaña en la que contó con el apoyo de la prensa, el Parlamento y la mismísima reina Victoria, y que acabó dejando en el olvido las declaraciones del constructor.
El HMS Captain fue botado el 27 de marzo de 1869, momento en que se detectaron una serie de errores de cálculo que serían fatales. El mayor problema era que pesaba 735 toneladas más de lo previsto, un 10 % más, lo que hizo que el francobordo se redujera aún más, dejándolo la distancia entre la cubierta y el agua en 2,37 metros, una cifra que Reed calificó, en un informe enviado al Almirantazgo, de absolutamente insegura, que fue otra vez ignorado. Además, para asegurar la navegación en alta mar, el Almirantazgo decidió agregar un extenso velamen que elevó el centro de gravedad del buque, haciéndolo peligrosamente inestable.
El HMS Captain comenzó las pruebas de mar el 30 de abril de 1870 y en julio de ese mismo año completó su primera travesía oceánica al puerto de Vigo. El 4 de agosto navegó a Gibraltar y regresó a Vigo el 2 de septiembre formando parte de un convoy integrado por once barcos de guerra pertenecientes a las Flotas del Canal y del Mediterráneo que destinaron el fin de semana a hacer maniobras y ejercicios de tiro en las costas gallegas.
El 6 de septiembre viajaba de vuelta a Inglaterra cuando la meteorología comenzó a empeorar, pero el capitán del Captain no ordenó plegar velas, lo que provocó que el acorazado comenzase a escorar, haciendo que el pequeño francobordo fuese insuficiente y que el mar penetrase por la cubierta. En un suspiro volcó por completo a unas 18 millas del cabo Finisterre. Pasaban quince minutos de la medianoche del día 7 de septiembre cuando el HMS Captain se hundió inexorablemente.
Los peores augurios del ignorado constructor jefe de la Royal Navy, Edward James Reed, se habían cumplido.
Tan solo 18 marineros consiguieron sobrevivir a bordo de un bote salvavidas gracias al cual, tras remar durante horas, alcanzaron el pueblo de Fisterra. 472 no lo consiguieron, entre ellos el diseñador de aquel novedoso acorazado, Cowper Phipps Coles, que viajaba a bordo para examinar el comportamiento de su obra. Ninguno de los otros diez buques que formaban la escuadra que participaba en las maniobras se enteró del hundimiento hasta horas después.
La Royal Navy creó una comisión de investigación para determinar la causa y los culpables del desastre. Sus resultados fueron expuestos durante un tribunal marcial a bordo del HMS Duke of Wellington en el puerto de Portsmouth, solo tres semanas después del desastre. La razón fue la falta de estabilidad. Los culpables ya daban igual.
La catedral de San Pablo, en Londres, es la segunda catedral más grande de Inglaterra tras la de Liverpool y ocupa un lugar especial en la identidad nacional inglesa, ya que en ella se han celebrado algunos de los acontecimientos más importantes de la historia británica como los funerales de Horatio Nelson, del Duque de Wellington, de Winston Churchill o de Margaret Thatcher; el aniversario de las reinas Victoria e Isabel II o la boda del príncipe Carlos con Diana de Gales.
Si entras en esta catedral, encontrarás dos placas de latón en el pasillo norte enfrentadas una con la otra. En una de ellas, que contiene el grabado de un barco en su parte superior, se cuenta la historia oficial de un naufragio. En la otra hay un interminable número de nombres bajo dos ángeles que sostienen la inscripción “The sea gave up the dead”. El mar entregó a los muertos.
Estas dos placas conmemoran a los fallecidos en la tragedia del HMS Captain, la mayor tragedia naval de la Royal Navy, que descansan en el fondo del océano Atlántico, muy cerca de Fisterra, en la “Costa da Morte”.
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
Referencias:
- es.wikipedia.org
- elespanol.com
- lavozdegalicia.es
- cabocorrubedo.com
- elcorreogallego.com
- grijalvo.com
- galicianshipwrecks.es
- cronicamaritima.es
- cosasdehistoriayarte.blogspot.com
- rimartes.com