El olivo plantado por templarios que da sobrenombre a la ciudad de Vigo
¿Por qué Vigo se llama "ciudad olívica"? La historia de un olivo de unos cuantos siglos
3 abril, 2022 06:00Los templarios se trajeron de Palestina de todo: restos de la cruz, clavos de la crucifixión, incluso hasta una de las hidrias que supuestamente había usado Jesús para convertir el agua en vino. La leyenda sobre ellos dice que allí encontraron el Santo Grial o el Arca de la Alianza, cuyo poder les convirtió en la organización más poderosa de su tiempo. Pero entre todo lo que se trajeron, también había productos para mejorar la vida en Europa, tales como el olivo. En el siglo XIII los templarios se dedicaban en Les Garrigues, Lleida, a la elaboración de aceite obtenido de aceitunas arbequinas, variedad que ellos mismos habían traído desde Tierra Santa. Se dice que de la oliva arbequina se extrae el mejor aceite del mundo, y en la actualidad, es el olivo más plantado en todo el planeta. La Orden del Temple se trajo otro olivo a una villa del Noroeste de la Península Ibérica, un olivo que con el tiempo se convertiría en un símbolo y daría nombre (o apellido) a una maravillosa ciudad gallega a la que aún hoy en día se le conoce de esa manera: Vigo, la ciudad olívica.
La ciudad de Vigo fue conocida durante algún tiempo con el sobrenombre de “Ciudad de la oliva”, y actualmente se le conoce como “Ciudad olívica”. ¿Pero por qué? Pues todo empezó con los templarios, hace unos cuantos siglos.
La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón era aprobada oficialmente por la Iglesia católica en 1129 y su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén. Sus miembros se encontraban entre las unidades mejor entrenadas que participaron en las Cruzadas y los que no combatían gestionaban la compleja estructura económica de la Orden, que llegó a crea nuevas técnicas financieras que fueron el origen de los bancos modernos.
Su influencia fue tan grande que eran un estado dentro del estado, obligados a rendir cuentas solo ante el Papa. Felipe IV de Francia, fuertemente endeudado con ellos y atemorizado por su creciente poder, conspiró junto con el Papa Clemente V para que tomara medidas contra ellos. En 1312 el Papa cedió a las presiones y disolvió la orden, dando lugar a especulaciones y leyendas que han hecho de los caballeros templarios uno de los mayores mitos de nuestra historia.
En los Reinos de Aragón, Castilla o Portugal, los templarios desarrollaron una labor similar a la que tenían encomendada en Tierra Santa: la lucha contra el Islam en la conocida como la Reconquista. Entre todas sus posesiones en la Península existía una en Vigo en la que plantaron, entre los siglos XII o XIII un maravilloso olivo, justo enfrente de la primitiva ermita original de Santa María, donde hoy se erige la Colegiata, en el actual Casco Vello, cuando regían la feligresía, posiblemente antes de la construcción del templo.
Con el tiempo los templarios desparecieron, pero el olivo se quedó, hasta que el 28 de marzo de 1813, durante unos festejos de celebración de la Reconquista, explotó un polvorín situado en el castillo de San Sebastián. Como consecuencia de la onda expansiva se derrumbó el techo y uno de los muros. La iglesia sufrió grandes daños, por lo que tuvo que proyectarse una nueva. El olivo, del que se contaba que alrededor de su tronco podían trabajar siete zapateros sin molestase entre ellos, también desapareció, aunque no lo hizo del todo.
Manuel Ángel Pereira, Administrador de Aduanas e hijo político del alcalde Cayetano Parada y Pérez de Limia, decidió recoger una de sus ramas y la plantó en una propiedad que poseían en la Puerta del Sol, la Casa de Mora.
Y allí estaría hasta 1859. Ese año, en conmemoración por los 50 años de la Reconquista de Vigo, la familia donó el árbol a la ciudad, plantándolo en su ubicación actual en el Paseo de Alfonso.
En 1932 se produce el primer intento de concienciar a la población del simbolismo que representaba este árbol para Vigo. Para ello un conjunto de vigueses pusieron en marcha una suscripción popular con la que consiguieron recaudar lo suficiente para fabricar una verja de hierro fundido que realizaría la empresa Vulcano y que rodearía al olivo. La inauguración fue el 14 de Agosto de 1932 y se instaló, además de la verja, una placa en la que aún hoy se puede leer: “Dentro de esta verja, ofrenda de los vigueses a su árbol simbólico, queda hoy depositada por ellos la promesa firme de su amor, de su lealtad y de su abnegación por la ciudad amada”.
A partir de ese momento el viejo árbol pasó a formar parte de la historia local, se convirtió en uno de los símbolos de la ciudad y las autoridades locales se han preocupado de cuidarlo, protegerlo y mantenerlo.
Un esqueje obtenido por clonación de este olivo es entregado cada año a los Vigueses Distinguidos que se premian cada año en el homenaje celebrado el día anterior a la fiesta de la Reconquista.
En el año 2016 se plantaba un olivo bicentenario en la “Praza da Igrexa”, justo delante de la Colegiata de Santa María, en el mismo lugar donde la leyenda cuenta que estuvo plantado aquel olivo de los templarios que originó el sobrenombre de una de las célebres y más bellas ciudades de Galicia, la ciudad de Vigo, la Ciudad olívica.
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
Referencias:
- es.wikipedia.org
- lavozdegalicia.es
- farodevigo.es
- vigopedia.com
- elpais.com
- juanvilar.com
- sucedioenvigo.blogspot.com
- atlantico.net
- hoxe.vigo.org
- vigoe.es