La Fundación Barrié propone un viaje en A Coruña por la mitología, los héroes y los dioses que han protagonizado las narrativas de grandes artistas que han conseguido trasmitir la poética barroca en la estela de la tradición pictórica veneciana. Así, se podrá disfrutar una muestra compuesta por 52 obras, 34 pinturas y 18 libros fechados en los siglos XVI y XVIII, de la colección de la Fundación Querini Stampalia, del 15 de marzo al 14 de julio de 2024.
Con esta exposición, la Fundación Barrié quiere traer a Galicia una colección que ejemplifica la relación entre el mecenazgo privado y el desarrollo urbano. Venecia, una de las ciudades más importantes en el imaginario cultural del mundo, fue no solo la destinataria del coleccionismo de los Querini, sino también el propio motivo de fondo que conduce las iniciativas de esta familia, que se encontraba entre las originarias en el momento de la fundación de la ciudad-Estado y participó activamente en los eventos políticos, artísticos y económicos de la urbe a lo largo de toda su historia.
La entidad da continuidad así a su línea expositiva dedicada a la pintura histórica, que ha permitido mostrar obras únicas, como los apostolados de El Greco y pinturas de Picasso, Sorolla o los grandes maestros del surrealismo y el impresionismo, entre otros.
El origen de la exposición
Entre el siglo XVII y el XVIII, los artistas del Barroco veneciano ponen en escena el Gran Teatro de máscaras mitológicas, que provoca encanto y asombro entre los espectadores. La mitología, trascendiendo sus significados clásicos, se convierte en una herramienta narrativa, una fuente inagotable de personajes listos para entrar en escena y dar nueva vida a las fábulas, que los artistas representan con gran destreza técnica y efectos prodigiosos.
Venecia, un escenario al aire libre caracterizado por una arquitectura escenográfica flotante, con vistas y espacios abiertos ideales para espectáculos fantásticos, se dibuja en esta exposición a través de una de las colecciones de las familias patricias más importantes, en un periodo artístico único, capaz de evocar su fama y su esplendor.
El patrimonio cultural era un verdadero símbolo del estatus de la nobleza. Los palacios de residencia, las obras de pintura, las estatuas, monedas, libros y archivos encarnaban valores que contribuían a fortalecer la identidad social, a representar y a afirmar el buen nombre de la dinastía y de la propia República de Venecia.
Detrás de fábulas mitológicas y alegóricas a menudo se esconden y se plasman las virtudes y el mito de Venecia en todas sus versiones. No solo las bellas artes han desempeñado un papel estratégico en la exaltación narrativa de la República; existe otro arte en el que los venecianos son maestros desde hace siglos: la diplomacia.
La hábil retórica de los embajadores en las cortes, sobre todo en la española, ayuda a delinear su imagen en el mundo con un constante equilibrio entre el mito, la consideración de la República de Venecia como Estado ideal, y el antimito, la muestra de sus debilidades de fondo.
La relación entre España y la familia Querini será fértil, aunque tardía. En 1768 y hasta 1772, Giovanni, joven retoño de la dinastía, se traslada a Madrid en calidad de embajador de la Serenísima República de Venecia. Como testimonio de su labor perduran 211 cartas, numerosas reseñas, despachos y un interesante cuaderno de los gastos efectuados durante la estadía, consultable en el archivo familiar.
Entre el siglo XVI y el XVIII, por el puente diplomático y cultural tendido entre Venecia y Madrid, viajan artistas y objetos artísticos de todo tipo: cuadros, libros ilustrados, libretos teatrales y grabados, en un vaivén de contactos ininterrumpidos.
Este proyecto expositivo entre la Fundación Barrié y la Fundación Querini Stampalia puede verse como un nuevo capítulo en el intercambio recíproco de conocimientos y reflexiones culturales.