El 4 de mayo de 1589 A Coruña recibía una visita inesperada. Se trataba del corsario inglés Francis Drake, que junto a 120 barcos y 20.000 soldados trató de tomar la ciudad y arrasar con la población. Salió mal, como cabe imaginar. Aquel día comenzó a forjarse la leyenda de María Pita, que lideró las tropas de la resistencia coruñesa.
Drake acudió a las costas coruñesas por orden de la reina Isabel de Inglaterra, casi un año después de que los británicos derrotasen a la Armada Invencible de Felipe II. El asedio a la zona noble de la ciudad duró semanas. Bajo las órdenes de Drake y de Henry Norris, las tropas inglesas trataron de traspasar las antiguas murallas de A Coruña.
Fue en estas fechas cuando se erigió la leyenda de la coruñesa más ilustre. María Pita, que perdió a su marido en la batalla, rota de dolor, asesinó a un alférez inglés con una lanza y gritó una de las frases más conocidas por los coruñeses: "Quen teña honra que me siga".
Aquel hecho histórico sirvió para levantar el ánimo de los defensores de la ciudad, que consiguieron repeler al ejército inglés y al conocido pirata Francis Drake. Hoy se cumplen 431 años del inicio de aquella épica batalla que arrasó con parte de la ciudad y dejó otras historias de interés, como la de Inés de Ben y el papel de muchas mujeres coruñesas durante el asedio o los rezos a la Virgen del Rosario, que terminaría siendo la patrona de la ciudad.
La hazaña de María Pita y del pueblo coruñés es recordada por todos y forma parte del imaginario de la ciudad. Su imponente estatua en la plaza del mismo nombre recuerda a vecinos y forasteros aquel preciso momento que cambió el trascurso de una batalla