El del bar La Tita, el Orella, el Trafalgar o el Momo son todos rótulos reconocibles de locales de toda la vida en Santiago de Compostela. Algunos son fotografiados por turistas y también por compostelanos, que encuentran en ellos el encanto de unos gráficos únicos y muy enxebres.
Y aunque habrá quien lo dude, la rotulación de una ciudad dice mucho de la misma. Con este pretexto la historiadora viguesa asentada en Santiago, Aldara Cidrás, decidió a comienzos de 2022 iniciar un proyecto que estudiase estos gráficos, que llamó Compostela (etno)gráfica. Se centra, especialmente, en los emblemáticos rótulos de hierro, desde los más clásicos donde solo hay letras sobre un fondo, como el restaurante San Jaime, hasta aquellos que representan formas que suelen llamar la atención, como el del bar Orella o el Gaiola.
"Vivín a transformación urbana que estamos a vivir no casco histórico", explica la viguesa. "Quixen estudar cales son os efectos da xente e do turismo no proceso da cidade que somos e queremos ser", sigue. En ese momento, no había nada estudiado sobre los rótulos compostelanos, así que Aldara decidió elaborar un catálogo completo y atajar, a través de ellos, otros aspectos más sociológicos relacionados con la ciudad.
Los rótulos no solo indican el nombre o tipo de local, sino que cuentan más cosas a través de su color, tipografía y dibujos. "Falan de formas de vida, de cousas que lembras, como o ultramarinos onde facías a compra ou o local onde coñeciches a outra persoa", explica la historiadora, que añade: "son cartografías da nosa vida". "Tamén nos falan da nosa cultura, a gastronomía picheleira ou a evolución histórica de Compostela". De hecho, esto último es especialmente relevante: la rotulación antigua de la zona vieja está desapareciendo, lo cual es también sintomático de hacia dónde camina la ciudad, según la viguesa.
La rotulación histórica desaparece al cerrar locales de toda la vida y abrir otros dedicados al turismo. "Compostela está agora nun momento de conflito entre o habitable e o visitable", explica Cidrás, "isto vese a través desta paisaxe urbana e desta rotulación". De ahí la relación del estudio de los rótulos con el problema de la gentrificación: a través del registro de su progresiva desaparición, se apela a lo emocional con los recuerdos asociados a ellos. "Soamente con estatísticas a xente non identifica tanto o problema", justifica Aldara Cidrás.
La viguesa hace un llamamiento a cualquier persona que pueda tener algún rótulo histórico. "Encontrei algún contacto, o cal me gustou porque significa que hai conciencia da importancia deste patrimonio, pero tamén teño constancia doutros que agora son de gran valor e que se perderon", explica.
A la historiadora le gustaría hacer, llegado el momento y la oportunidad, una exposición de su trabajo, como hizo en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. "Gustaríame que estivera no casco histórico, sería idóneo facer algo itinerante, en varios establecementos. Se estivese nun só, buscaría rachar coas paredes que separan o de dentro e o de fóra. Ao final o museo verdadeiro é o que está na rúa", sentencia, terminando con una frase de Enric Santué, una de las primeras personas en registrar también la rotulación catalana.
Pero, especialmente, quiere que la gente vuelva a tomar el casco histórico: "Que redescubran o seu patrimonio, que volvan a facer súa a zona vella, porque agora hai quen se afasta porque a sinte allea pola turistificación".
El proyecto de Aldara se puede seguir a través del Instagram @compostela_etnografica, donde cualquiera puede ponerse en contacto con ella y enviar sus fotografías o incluso comprar un póster de algunos de los rótulos más icónicos.
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