Ferrol se caracteriza por sus playas, por su importancia histórica como enclave defensivo, por su trazado ilustrado, etc. Las guías turísticas recogen infinidad de cuestiones de interés sobre la urbe naval y emplazamientos como el castillo de San Felipe, el Palacio de Capitanía o el Museo de la Construcción Naval atraen cada año a miles de personas interesadas en descubrir los secretos de Ferrol. No obstante, la identidad ferrolana, el sentimiento de pertenencia y el imaginario colectivo se construye más allá de las guías turísticas y folletos promocionales.
Ferrol es contraste, diversidad y, por supuesto, la ciudad se forja y sustenta en algunos emblemas que oficial o extraoficialmente han dado y siguen dando mucho de que hablar, para bien y para mal, entre los habitantes de la ciudad.
Descubrir o revisitar ese otro Ferrol, el de la contracrónica, el de los nutridos grupos de Facebook, el de la guasa, permite conocer la ciudad desde la óptica interna de la misma y en eso, la urbe naval tiene mucho que decir y, especialmente, algunos iconos pop que forman parte de la esencia del lugar.
‘Capuchoncito’
Obra del artista ferrolano José Rubio Gascón, esta escultura de bronce, emplazada en la calle Real desde el año 2015, está dedicada a uno de los eventos más destacados de la ciudad: su Semana Santa. Declarada como Fiesta de Interés Turístico Internacional, la festividad necesitaba de un icono urbano y este impertérrito cofrade se convirtió, desde su colocación, en parte del imaginario colectivo de la ciudad.
‘Capuchoncito‘, así fue coloquialmente bautizado, despertó opiniones de todo tipo y hasta contó con su propia cuenta, no oficial, de Twitter y Facebook. Esta estatua ha vivido, en corta historia, momentos tan surrealistas como cuando, en 2018, amaneció con el hueso de un jamón colgando o, ese mismo año, apareció una pintada a sus pies.
Ha tenido que hacer frente, también, el ‘Pequeño Cofrade’ a varios derribos y, a pesar de todo, es una de las incorporaciones recientes que más gancho ha generado, siendo un lugar perfecto para el posado nocturno de los que abandonaban la calle Magdalena hacia la sala ‘Super8’, antes de la pandemia.
La impronta de Banksy
Otras de las piezas, con una gran intrahistoria, que merece la pena visitar está en Canido y no es otra que el mural de los dos guardias civiles besándose que podría pertenecer o no, eso es lo de menos, al consagrado artista urbano Bansky.
En el año 2018, Ferrol acaparaba titulares nacionales e internacionales por la aparición de una pieza, en el espacio que ‘Meninas de Canido’ le había reservado a Bansky, al más puro estilo del artista de Bristol. Alrededor de la obra se generó toda una oleada de comentarios y la autenticidad de la misma ha pasado a ocupar un segundo plano.
La Plaza de Armas
Inaugurada en plena pandemia, la Plaza de Armas de Ferrol cuenta con el reconocimiento del sector y se ha hecho con importantes galardones como el premio COAG o los FAD de arquitectura.
La remodelación, a cargo del coruñés Carlos Pita, ha dividido, a pesar del aval de la crítica, a los ferrolanos entre defensores y detractores. La intensidad, profundidad y continuidad del debate no se encuentra en las guías turísticas oficiales, pero Facebook puede ser un buen aliado para familiarizarse con la magnitud de la cuestión que ha llegado a restar protagonismo a la Plaza de España, otro enclave polémico que sigue siendo, además, recurrente tema de conversación entre los ferrolanos.
Ferrol ‘influencer’
Al igual que la ciudad cuenta con la ruta ‘Ferrol en Feminino’, la del Modernismo o la de ‘Ferrol Secreto’, en la actualidad las redes sociales son un estupendo escaparate promocional, por lo que Ferrol ha decidido sacar su lado más fotogénico y dispone de su propio photocall hollywoodiense, en el muelle de Curuxeiras.
Aunque, como es habitual, este nuevo elemento urbano ha despertado opiniones de todo tipo, las búsquedas, en redes sociales, del término Ferrol han arrojado en los últimos días infinidad de fotografías desde esta nueva atracción turística.
A esta ruta instagramer se podrían sumar los palos selfie, instalados en distintos puntos de la urbe naval que, bajo el lema "take your selfie", estaban llamados a ser los "mejores embajadores de Ferrol".
‘Ferrol Mola’
En ocasiones, los iconos no llegan por los cauces oficiales y no tienen, tampoco, sello institucional. Es este el caso que, en los últimos tiempos, ha conseguido generar un mayor grado de consenso y unanimidad. El makako amarillo de ‘Ferrol Mola’ es lucido con orgullo en camisetas, bolsas, pegatinas, etc. por distintos perfiles de ferrolanos.
Una iniciativa, nacida del arte urbano, que ha logrado generar sentimiento de pertenencia y marca de ciudad, llegando a ser imitada, de manera ilícita, en distintos puntos de Galicia y hasta en el inabarcable mundo de internet.
Un makako que nos recuerda, cada día y desde distintos rincones, que "Ferrol Mola" o que "Ferrol never says die" y es que, a pesar de todas las polémicas, tomando como referencia el título de una conocida película: "Este muerto está muy vivo" y estos emblemas modernos, controvertidos o no, esconden, más allá de la superficie, parte de la esencia, del ADN de la ciudad.