Conocido como "La Meca de los gallegos", San Andrés de Teixido es uno de los enclaves más mágicos de toda la Península Ibérica. En él se combina la tradición cristina con la inseparable superstición que siempre acompaña a Galicia. A caballo entre lo esotérico y lo místico, lo cristiano y lo pagano, lo espiritual y lo corporal, la legendaria aldea de San Andrés de Teixido se alza como uno de los grandes centros de peregrinación de toda España.
La leyenda pervive
Cuenta la leyenda que San Andrés, otro de los apóstoles con especial calado en Galicia, arribó navegando a los acantilados de la zona, cuya elevación máxima de 612 metros sobre el nivel del mar los convierte en los más altos de Europa. Volcada la embarcación en la que viajaba la santidad sin que nadie le prestase ayuda, el apóstol habría recibido un santuario propio como concesión divina, a donde deberían acudir en romería todos los habitantes de la zona, estuvieran vivos o no: "A San Andrés de Teixido vai de morto o que non foi de vivo", reza el refranero local. De la accidentada llegada del santo todavía quedan unos restos petrificados frente a la costa que reciben el nombre de "Barca de San Andrés", por su forma de batel invertido con la quilla del revés.
Una historia de origen milenario
Las primeras referencias documentales sobre el lugar de las que se dispone se remontan al siglo XII, aunque la actual iglesia gótica de tipología marinera es producto de dos severas reformas en los siglos XVII y XVIII del monasterio primitivo, la última llevada a cabo por Miguel López de la Peña. Se dice que el templo estuvo inicialmente protegido por la Casa de Traba, una familia gallega de noble linaje que terminó entregando el monasterio a representantes de la Orden de Malta en Portomarín hacia 1196, antes de que este territorio norteño cayera en manos de los Andrade. Ambos gestores habrían litigado durante décadas por el cobro de los diezmos, que acabaría desembocando, entre otras cuestiones, en las populares revueltas irmandiñas del siglo XV.
Tradiciones ancestrales
Las inmediaciones de San Andrés de Teixido cuentan con una veintena de túmulos o amilladoiros en donde los peregrinos arrojan piedras, como manda la tradición, para dejar constancia de su presencia en vida en el lugar. La costumbre también anima a beber agua de la Fuente de los Tres Caños, aunque eso queda a libre elección del visitante ya que no está clara su potabilidad. Lo que sí deben hacer aquellos que quieran prever su futuro es posar una miga de pan sobre el agua de la fuente y, si flota, aguardar su fortuna.
Con la misma miga de pan se hacen los "Sanandresiños", grupos de hasta ocho figuras artesanas muy representativas del pueblo. Juntas, constituyen un amuleto completo: el santo otorga salud y amistad, la mano da suerte en los estudios, el pez asegura el alimento, la escalera mejora el trabajo y los negocios, la paloma proporciona paz, la barca protege en los viajes mientras que la corona lo hace del mal. Finalmente la flor, o hierba de enamorar, resulta un potente antídoto contra los problemas amorosos.
Un tour por las proximidades
Así las cosas, son varias las razones para visitar este rincón especialmente mágico de tantos que hay en Ferrolterra, en cuyas cercanías también se encuentran la famosa garita de Vixía Herbeira, el cabo Ortegal o incluso el banco de Loiba, considerado el más bonito del mundo. El camino recomendado para ir a San Andrés parte de Cedeira y es de unos 12 kilómetros, en los que al menos se deben hacer dos paradas: una en el mirador de Chan y otra en el de Os Cadrís.