Su trabajo se ha colado en nuestro salón sin apenas darnos cuenta. Al final de cada capítulo de Succession, de HBO, su nombre aparece en la parte inferior de la pantalla. Apenas se puede ver durante unos segundos antes de que salte al siguiente capítulo. "Traducción: Marina Rodríguez". Estas tres palabras, apenas perceptibles para muchos, engloban la desconocida o poco reconocida labor de adaptar al castellano nuestras series y películas favoritas.
Marina, natural de As Cruces, un pequeño lugar del ayuntamiento coruñés de Sobrado dos Monxes, es una de los muchos profesionales que se dedica a hacer que las series, películas y documentales que vemos cada día los podamos comprender sin necesidad de tener que echar mano de un diccionario.
Esta joven gallega de 32 años, que en la actualidad reside en Ourense, es autónoma, como la mayoría de sus compañeros. No trabaja directamente para HBO, sino que realiza encargos a través de una agencia.
Por si tenéis curiosidad en buscarla, su nombre ha sido clave en documentales como It’s a Hard Truth, Ain´t It? o The Truth About Killer
Robots. La última película ha sido The Liberty Story, de Disney. Pero con lo que más trabaja es con series. Ha traducido temporadas de Here and Now o The Chi, capítulos de series como Los Simpson, Quantico o The Regular Show. También ha subtitulado las dos temporadas de la serie Succession, de HBO.
Mucho trabajo para muchos traductores
Empezó a trabajar para HBO "un poco por casualidad". "Leí un artículo en un periódico sobre el doblaje de Juego de Tronos y hablaban de la empresa que se encargaba de él. Yo había hecho unas prácticas en uno de sus estudios y se me ocurrió buscarlos en Internet. Vi que tenían una oferta
para traductores autónomos de español, envié el currículum, hice las pruebas y las pasé", señala Marina.
El éxito de las plataformas de streaming ha aumentado el volumen de trabajo para los traductores audiovisuales, tanto para doblaje como para
subtitulado. Y Marina lo nota. "Hay más trabajo que nunca, pero también somos más traductores que nunca", comenta.
Sin embargo, la época dorada que viven estas plataformas no se refleja en la condiciones laborales de estos profesionales. "A pesar de estar en auge, las tarifas en general han bajado y las condiciones, como en todos los sectores, son cada vez más precarias", añade Marina, quien lamenta el ambiente "un tanto impersonal" en el que suelen trabajar. Todo es vía email.
El proceso de traducción
"Lo más común es que entregues la traducción y no tengas más noticias, y lo cierto es que agradecerías a veces un poco de feedback, tanto positivo como negativo. Porque si luego estás dos meses sin recibir ofertas de determinada empresa, empiezas a pensar si es que has hecho un mal trabajo", explica Rodríguez.
El volumen de trabajo, además, es muy irregular. "Nunca puedes
contar con un flujo de trabajo más o menos constante, hay temporadas que trabajas doce horas al día y luego te tiras dos meses sin que te entre trabajo", comenta.
¿Qué es lo más difícil a la hora de subtitular? Marina lo tiene claro: "Lo más complicado es tener que condensar la información para cumplir con las restricciones de tiempo en pantalla y de caracteres por línea sin perder contenido ni la intención del original".
"Hay que tener en cuenta la velocidad de lectura, para que los subtítulos puedan leerse cómodamente, y la sincronía de los diálogos con la imagen. A veces pasas mucho tiempo pensando en la forma más corta de decir algo para que quepa todo lo que dicen los personajes", explica.
Plazos de entrega
El tiempo del que dispone un traductor audiovisual varía en función de cada proyecto, pero la tendencia es a reducir cada vez más los plazos
de entrega. "Me han llegado ofertas de traducción de capítulos o películas de un día para otro, y las rechazas porque es imposible hacer una traducción de calidad en tan poco tiempo", afirma Marina.
"La gente se queja, con razón, de la calidad de los subtítulos en los contenidos de las plataformas de streaming, porque a veces tienen muchos errores, y eso suele deberse a que el traductor tiene muy poco tiempo para trabajar", señala. "Es fácil que al traductor se le pase traducir algo y llegue al director de doblaje, que no tiene por qué conocer el idioma de origen, y pasen cosas como el famoso ‘sicansiós'", añade.
Precisamente, estos fallos de traducción han ayudado a visualizar la figura del traductor y algunas plataformas, asegura Marina, han comenzado "a mimar un poco más" este trabajo. "Esperemos que sea una tendencia a partir de ahora y que otras plataformas empiecen a incluir el nombre del
subtitulador", apunta.
Marina se despide con un reconocimiento y valoración a una profesión que cada vez es más visible: "Un traductor debe tener una formación amplísima, conocer los idiomas y las culturas con las que trabaja a la perfección y, en concreto en el mundo del subtitulado, especializarse
en esa rama para conocer los protocolos que se deben seguir".