De norte a sur de la región, las huellas de la Antigua Roma todavía son visibles en Galicia. Lo cierto es que, mal que nos pese, no se podría entender la historia e idiosincrasia de los pueblos galaicos y gran parte del noroeste peninsular sin el legado heredado por parte de estos conquistadores. De hecho, el pueblo romano fue uno de los más avanzados de todos los tiempos, sobre todo ―al menos en Galicia― en cuanto a aprovechamiento de las riquezas naturales y obras de la ingeniería se refiere. Sin ir más lejos, en las tierras altas de Quiroga, el conocido como túnel de Montefurado es a día de hoy una muestra viva de esa ancestral minería aurífera y de los grandes hitos del Imperio Romano en este territorio.
De todos cuantos restos de dicha civilización existen en Galicia, el desconocido campamento romano enmarcado en el corazón de Sobrado dos Monxes (A Coruña) constituye un interesante tesoro arqueológico con más de 20 siglos de historia y uno de los recintos excavados de mayor envergadura de la comunidad gallega. Más conocido como A Ciadella o Cidadela, este asentamiento romano se encontraba destinado al control de mercancías entre las antiguas Brigantium y Lucus Augusti. En el presente, buena parte del yacimiento se encuentra excavado y varias zonas incluso han sido consolidadas y abiertas al público para su visita, siendo el pretorio (la tienda del general o comandante del ejército) y los tramos de la muralla los restos mejor conservados.
Desgranando parte de la historia de A Ciadella
De forma rectangular y con las esquinas redondeadas, este antiguo asentamiento romaní acogía entre sus límites una unidad con alrededor de 500 o 600 militares de la subdivisión de infantería Cohors I Celtiberorum Equitata civium romanorum, adscrita a la Legio VII Gemina (León). No es de extrañar que en lo que respecta a sus dimensiones, el campamento alcance los 172 metros de largo y otros 240 de ancho, lo que equivale a unas 2,40 hectáreas de terreno.
Enclavado en una altiplanicie a unos 480 metros de altitud y rodeado por un sistema montañoso con alturas que oscilan entre los 500 y 600 metros sobre el nivel del mar. La unidad auxiliar del ejército imperial romano que habitaba en la zona desempeñó en su día la función de vigilancia del tramo de la Vía XX entre los siglos II y IV, aproximadamente entre los años 123 y 395.
El campamento de A Ciadella se encontraba cercado y defendido por una muralla que rodeaba el grueso del recinto, conocida de forma popular con el nombre de A Cerca. El lugar también contaba entonces con varias torres (ya destruidas) y un foso que se extendía paralelo al muro de piedra en su cara exterior, aunque el paso del tiempo ha hecho que de él tan solo se conserve la zona este.
Además, el sistema defensivo del asentamiento se completaba con las llamadas Medorras, otros dos puestos de vigilancia instalados sobre unos túmulos megalíticos enclavados en la Serra da Corda, al norte y sureste del recinto. Ya en el interior de A Ciadella, todavía es posible apreciar el intervallum, una zona virgen situada entre las murallas y las construcciones legionarias, cuya finalidad era la de salvaguardar a estas últimas estructuras en caso de un ataque. No obstante, cabe destacar que algunas estructuras interiores se vieron alteradas por la ocupación posterior de los pobladores germánicos tras el abandono del campamento.
Un tesoro de la arqueología gallega
Las excavaciones en el recinto de la Ciadella dieron comienzo de forma oficial en el año 1934, dirigidas por aquel entonces por los historiadores y arqueólogos gallegos Ángel del Castillo López y Sebastián González. El primero de ellos fue además quien en 1943 identificó que se trataba de un campamento romano y no de una mansio (paradas oficiales de los caminos romanos) como se creyó en un primer momento.
En cualquier caso, los trabajos de campo llevados a cabos en las últimas décadas han permitido sacar a la luz un sinnúmero de tesoros arqueológicos de valor incalculable, entre los que destacan todo tipo de piezas de cerámica, vidrios y utensilios de hierro o bronces, así como varias monedas pertenecientes a un período de tiempo que abarca desde el emperador Domiciano (año 86) hasta Claudio II (año 270). También fueron encontradas en la zona varias aras, unos pequeños y singulares altares romanos de piedra que tienen la forma de un pedestal o columna de sección cuadrangular.
En la actualidad, la mayoría de estas piezas rescatadas del campamento de la Ciadella en Sobrado dos Monxes se encuentran expuestas de forma permanente en el Museo Arqueolóxico e Histórico del Castelo de San Antón, situado en la ciudad de A Coruña. Además, y a pesar de los constantes trabajos de campo llevados a cabo en el entorno de este antiguo asentamiento romano, la mayor parte del recinto histórico no se encuentra excavado todavía.
En el caso particular de los restos ya sacados a la luz, el yacimiento se encuentran dividido en dos zonas bien diferencias: una protegida y otra expuesta a la acción erosiva del viento, la lluvia y la vegetación. Lo cierto es que la zona cubierta apenas ocupa una superficie inferior a la décima parte del recinto, conservada bajo una cobertura futurista de acero y vidrio reutilizados que protege las ruinas de los efectos erosivos y que también puede ser visitada.