Galicia conforma la tierra de los mil castros. Desde la costa atlántica o la cornisa cantábrica hasta el interior más rural y montañoso, el territorio gallego alberga en toda su extensión una enorme riqueza arqueológica y patrimonial que se hace evidente a través de las más de 3.000 de estas construcciones prerromanas ―según una estimación de la Dirección Xeral de Patrimonio. A pesar de la encomiable cifra de estos ancestrales vestigios, la gran mayoría de estas fortificaciones que pertenecieron a los primeros pobladores gallegos se encuentran desaparecidas bajo el cemento y un sinfín de obras públicas.
La realidad es que los yacimientos visitables y mejor conservados del territorio apenas suman un porcentaje mínimo dentro del total de castros existentes. No obstante, estos antiguos asentamientos de Galicia, por pocos que sean, nos permiten entender mejor el origen de nuestra cultura e idiosincrasia así como el modo de vida de nuestros antepasados. Es por ello que en esta breve guía te proponemos un viaje a través del tiempo para descubrir algunos de los ejemplos más relevantes de la vida castrexa, todos ellos enclavados entre mares y montañas en mágicos escenarios que, sin lugar a dudas, merece la pena visitar al menos una vez en la vida.
Castro de Santta Trega (A Guarda, Pontevedra)
A unos 343 metros de altitud sobre el nivel del mar, la cima del Monte Santa Trega conforma un espectacular mirador natural sobre la desembocadura del río Miño y el océano Atlántico. Lo cierto es que el conjunto del Monte Santa Trega ofrece al visitante un enclave de enorme riqueza histórica, patrimonial y paisajística. La cumbre de este monte guardés alberga entre sus límites uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Galicia, pues sobre estas alturas se emplaza uno de los castros más grandes y mejor conservados de todo el noroeste peninsular. El lugar tuvo una ocupación continuada entre los siglos I a.C y el I d.C, período ya en el cual comenzó un lento proceso de abandono. Cabe destacar que en estos terrenos también se esconden un buen número de grabados en roca que fueron esculpidos 2.000 años antes de la ocupación del propio castro galaico.
Castro del Monte do Facho (Cangas do Morrazo)
En el corazón de la comarca do Morrazo, la conocida Costa da Vela y la cima del Monte do Facho acogen entre sus límites un interesante santuario galaico-romano que se mantuvo habitado, ya desde el siglo X o VII a.C, por diferentes civilizaciones debido a su inmejorable emplazamiento geográfico. El citado yacimiento se enmarca en una cumbre a escasos 160 metros sobre el nivel mar que da forma a un extraordinario mirador natural que permite divisar puntos tan emblemáticos de las Rías Baixas como Cabo Silleiro, una buena parte de las rías de Vigo y Pontevedras así como también las islas Cíes y Ons. Según se sabe gracias a las excavaciones llevadas a cabo en la zona, los pueblos castrexos habitaron este poblado desde el siglo IV al I a.C aproximadamente, época en la que se empieza a producir el abandono del asentamiento pues sus pobladores preferían otros lugares mejor ubicados para la pesca y la caza. Como curiosidad, cabe destacar que es un ancestral dios local llamado Bero Breus el que da nombre a este castro y santuario sobre el Monte do Facho.
Castro da Lanzada (Sanxenxo, Pontevedra)
En el entorno más próximo a la Ermida de Nosa Señora da Lanzada en Sanxenxo, cobijado entre salvajes arenales y naturaleza autóctona, se localiza este yacimiento arqueológico que comprende los restos de un antiguo castro y su necrópolis datadas de la Edad de Hierro. En el lugar también son visibles los restos de una antigua ermita romana del siglo XII o inicios del XIII, así como también de una torre que formaba parte del sistema defensivo costero de la ría de Arousa. Uno de los hallazgos más importantes surgido a raíz de las excavaciones de este castro tiene que ver con lo relativo al comercio, pues en el entorno se han documentado diferentes materiales procedentes de varias zonas del Mediterráneo como la actual Palestina, Italia y hasta Tunisia. De hecho, también existen los restos de una antigua factoría de productos marinos que hunde sus raíces en el siglo II a.C.
Castro de Leiro y Besomaño (Ribadumia, Pontevedra)
El yacimiento del Monte do Castro en Ribadumia es uno de los más importantes de toda la comarca de O Salnés, así como uno de los de mayor envergadura del valle del Umia. El conjunto arqueológico en cuestión se encuentra situado a unos 110 metros de altitud, entre las parroquias de Leiro y Besomaño, y representa un poblado fortificado de la Edad de Hierro. El castro está muy bien conservado, pues desde el año 2010 se han llevado a cabo varias excavaciones y reconstrucciones de viviendas. Tras dichas actuaciones se fijó un período de ocupación y reocupación aproximado de la zona entre los siglos IV a.C hasta el I d.C, momento en el que habría sido abandonado a causa de unos fuegos intencionales. En el espacio actual son visibles una docena de cabañas, una enorme casa-patio, así como la propia muralla defensiva. Además, en el recinto también se encontraron miles y miles de piezas de enorme valor histórico y patrimonial tales como cerámica, líticos, bronces y otros elementos.
Castro de Castrolandín (Cuntis, Pontevedra)
Ubicado a escasos kilómetros del núcleo urbano de Cuntis, el famoso castro de Castrolándín se presente al visitante como un auténtico tesoro arqueológico de la Edad de Hierro. Este antiguo asentamiento fortificado se mantuvo habitado entre los siglos IV a.C y el siglo I d.C, pues en este último período la romanización provocó el descenso de sus pobladores para asentarse más cerca de las aguas termales. Cabe destacar que el yacimiento de Castrolandín suma alrededor de 1.000 metros cuadrados de superficie excavada y mantiene un muy buen estado de conservación. Además, desde esta cima es posible disfrutar de unas extraordinarias panorámicas sobre el valle de Cuntis y los distintos sistemas montañosos que se extienden a lo largo y ancho de este rincón pontevedrés.
Castro de Neixón (Boiro, A Coruña)
Dentro de los límites de la comarca do Barbanza y la mancomunidad de Arousa Norte se encuentra un pequeño tesoro arqueológico que, si bien en cuanto a dimensiones no goza de una espectacularidad excesiva, los restos del asentamiento se ubican en un entorno privilegiado al borde de mar, entre la ensenada de Rianxo y la ría de Arousa. El conocido como castro de Punta Neixón se encuentra dividido entre el Castro Pequeño y Castro Grande: el primero de ellos enclavado a tan solo ocho metros de altura sobre el nivel del mar mientras que el segundo ya se sitúa a 24 metros de altura. La ocupación de este poblado se estima alrededor del siglo VI a.C, lo que lo convierte en uno de los más antiguos, ya que se habría mantenido habitado entre la Edad de Bronce y de Hierro.
Castro Baroña (Porto do Son, A Coruña)
El Castro de Baroña constituye uno de los asentamientos castrexos de la Edad del Hierro más importantes, emblemáticos y mejor conservados de toda Galicia. Este yacimiento del municipio de Porto do Son se encuentra enclavado sobre un pequeño itsmo rocoso conocido como Punta do Castro, en un enclave natural privilegiado al borde del mar y con vistas a una de las mejores playas de España. De hecho, es precisamente su ubicación geográfica una de las particularidades de este antiguo poblado, pues se trata de uno de los pocos que basaron su economía en la producción marítima y agrícola. Según las estimaciones llevadas a cabo en la zona, dicho poblado habría sido abandonado alrededor del siglo I d.C, si bien ello no ha impedido que en el presente todavía se conserven una buena parte de las fortificaciones a pesar del paso del tiempo y la erosión provocada por los azotes del Atlántico y la climatología.
Castro da Cidá (Ribeira, A Coruña)
En uno de los extremos más occidentales de la península do Barbanza se alza una pequeña cumbre montañosa que ronda los 2.010 metros de altitud. Desde dicha cima del Monte da Cidá se obtiene una de las panorámicas más completas de la bocana de la ría de Arousa, el Parque natural de las Dunas de Corrubedo, así como gran parte del trazado costero de esta zona del Barbanza. Es precisamente en los alrededores de este mágico escenario en Ribeira donde se ubican los restos de un antiguo poblado castrexo conocido como Castro da Cidá. Se trata de un conjunto arqueológico que hunde sus raíces en la Edad del Hierro, enmarcado entre tres líneas de muralla flanqueadas por varios terraplenes y en cuyo nivel más elevado se encuentran las viviendas de planta circular y cuadrangular. Este castro coruñés abarca una superficie de unos 20.000 metros cuadrados, de los cuales existe una amplia zona excavada que puede ser recorrida y disfrutada por los visitantes.
Cidá de Borneiro (Cabana de Bergantiños, A Coruña)
El Castro de Borneiro conforma uno de los conjuntos castrexos más representados de toda Galicia así como también el primer castro gallego en ser fechado gracias al método del carbono 14. Más conocido como "A Cidá", este asentamiento de la Edad de Hierro esconde su historia a escasa distancia del salvaje litoral de la Costa da Morte, sobre una loma situada a unos 200 metros de altitud en una zona boscosa y de fácil acceso dentro de los límites territoriales del municipio de Cabana de Bergantiños. Según apuntan los expertos, este castro coruñés habría sido habitado entre los siglos IV a.C y el I a.C. Además, cabe señalar que en la zona de este antiguo asentamiento no se han encontrado signos de romanización.
Castro de San Cibrao de Las (San Amaro e Punxín, Ourense)
También conocida como A Cidade, Lambrica o Lanobrica, el Castro de San Cibrao de Las se encuentra enclavado en un tramo medio del río Miño, en una loma de unos 473 metros de altitud con vistas excepcionales y a apenas unos 18 kilómetros de la ciudad de Ourense. Cabe destacar que este yacimiento gallego constituye uno de los castros galaicos en proceso de excavación de mayor tamaño entre todos los localizados en Galicia, así como uno de los cuatro pilares de la Red Galega do Patrimonio Arqueolóxico. De hecho, del resultado de las diferentes intervenciones arqueológicas llevadas a cabo sobre el terreno nos permiten determinar ahora que el lugar mantuvo un período de ocupación continuada entre los siglos II a.C. y II d.C., con posibles asentamientos esporádicos más tardíos a dichas fechas. Del mismo modos, y sobre todo dadas sus dimensiones colosales, el Castro de San Cibrao de Las es comparado con otros de enorme relevancia como el de Santa Trega o incluso algunas citanias del norte de Portugal, poblados galaicos o galaico-romanos de la cultura castrexa que se caracterizaban por su avanzado estado de romanización y grandes magnitudes.
Castromao (Celanova, Ourense)
Al sureste de la provincia de Ourense, en los límites territoriales de la histórica villa de Celanova, se localiza este importante yacimiento arqueológico del noroeste peninsular que se supone fue habitado por el pueblo de los coelernos. Castromao se enmarca en un gran loma a más de 730 metros de altura, desde una cima que domina visualmente todo el curso del río Arnoia, las tierras de Celanova e incluso A Baixa Limia. Según las dataciones en la zona, el asentamiento castrexo en cuestión habría sido poblado entre los siglos VI a.C y el III d.C; si bien las partes más bajas del recinto presentan una intensa romanización, especialmente en lo referido a los siglos I y II d.C. Cabe señalar que este castro ourensano mantiene en la actualidad unas dimensiones de unos 150 metros en el eje norte-sur y otros 130 en el este-oeste, y el interior de la parte amurallada (de unos 485 metros de longitud) ocupa unos 20.000 metros cuadrados de superficie.
Castro de Viladonga (Castro de Rei, Lugo)
Este curioso castro galaico-romano situado en el municipio lucense de Castro de Rey se encuentra enmarcado sobre una colina a 535 metros sobre el nivel del mar. Lo cierto es que el conjunto arqueológico y museístico de Viladonga ocupa en la actualidad toda la cima de un monte desde el cual se domina visualmente gran parte de los valles de la Terra Chá y las sierras de Monciro, Pradairo y Meira. El yacimiento en cuestión conforma además un gran ejemplo de asentamiento castrexo, sobre todo en lo referente a los siglos II y V d.C de ocupación. En el año 1986 se construyó en el lugar el Museo do Castro de Viladonga, un espacio dedicado a la interpretación, explicación y custodia de los vestigios procedentes de las sucesivas excavaciones de la zona.
Castro Candaz (Chantada, Lugo)
Situado sobre un promontorio bajo las aguas del río Miño, Castro Candaz es más conocido como la milenaria e inexpugnable fortaleza gallega que la creación del embalse de Belesar consiguió sumergir. Este yacimiento ubicado en los límites de Chantada está considerado uno de los lugares más mágicos del interior de Galicia, pues los vestigios de esta poblado castrexo medieval tan sólo salen a la luz y son visitables en temporadas de poca lluvia, cuando el embalse alcanza un nivel inferior al 25% de su capacidad. Cabe destacar asimismo que se trata de un asentamiento de enorme valor histórico, ya que es la única fortaleza que fue capaz de hacer frente a la invasión de los vikingos durante sus primeras irrupciones que arrasaron Chantada.
Castro de Fazouro (Foz, Lugo)
Enclavado en plena Mariña lucense, con unas vistas privilegiadas sobre la cornisa cantábrica y la playa de Arealonga en Foz, el Castro de Fazouro conforma uno de los más singulares y desconocidos entre este tipo de asentamientos situados a pie de mar en Galicia. A excepción de un edificio de estructura ovalada, este yacimiento presenta en su gran mayoría construcciones de planta cuadrada que hunden sus raíces en el siglo III d.C., último período en el que se estima que estuvo habitado, aunque el recinto original data de una época próxima a la romanización. En la actualidad, la superficie escavada del castro ronda los 700 metros cuadrados, situada en la parte norte del mismo. Cabe destacar que dichos terrenos llevan décadas reduciendo sus dimensiones por causa de la erosión marina, la cual ya hizo desaparecer algunas de las construcciones castrexas escavadas.
Castro da Torre de Sobredo (Folgoso do Courel, Lugo)
En las tierras altas de Folgoso do Courel, en un lugar privilegiado al norte de Sobredo camino de Ferrería Vella y con vistas al valle del río Lor se localiza el conocido como Castro da Torre, un asentamiento fortificado que todavía conserva unas 16 viviendas dispuestas en bancales en su interior. Este perfecto ejemplo de castro minero sobre la sierra de O Courel está enclavado dentro de un foso defensivo que presenta unos 120 metros de largo, una profundidad de hasta 17 metros y entre 5 a 20 metros de ancho. En su cabecera norte también destacan los restos de una torre que dan nombre a este yacimiento datado de la Edad de Hierro. El castro en cuestión, catalagado como Bien de Interés Cultural, se encuentra además en muy buen estado de conservación, pues las únicas zonas alteradas se deben a desprendimientos en la pendiente del monte donde se ubica.