Galicia es naturaleza en estado puro: Espacios protegidos, kilómetros de costa y playas paradisíacas, sistemas montañosos y ríos, frondosos bosques… Todo este patrimonio natural es sin lugar a dudas uno de los mayores reclamos para aquellos que eligen visitar el destino. Lo que muchos quizás no sabrán es que la región cuenta con su propio catálogo de árbores senlleiras ―es decir, singulares― que se caracterizan, entre otras muchas cosas, por su longevidad, rareza o significación histórica.
En este caso particular, las provincias de Pontevedra y A Coruña conforman los territorios que más ejemplares aportan a dicho catálogo; siendo las Rías Baixas una de las zonas más prolíficas. A fecha de julio de 2022, este directorio estaba compuesto por nada menos que 161 árboles y hasta 40 formaciones arbóreas de toda Galicia. Pero, ¿qué implica formar parte de esta catalogación? A efectos prácticos, las especies incluidas se consideran protegidas a todos los efectos y para la conservación de la biodiversidad vegetal.
Criterios de selección
Los ejemplares singulares representan un valioso legado natural para Galicia. Para formar parte de este catálogo, cada especie, tanto autóctonos como foráneos, tiene que cumplir una serie de requisitos que atienden a razones como "las excepcionales características de su porte, dendrometría, edad, rareza, significación histórica o cultural, interés científico, educativo, estético, paisajístico o cualquier otra circunstancia que las haga merecedoras de una especial protección", según señalan desde la Xunta de Galicia.
En esta línea, cabe destacar de manera pormenorizada algunos de los criterios utilizados a la hora de validar el carácter monumental de cada ejemplar propuesto. El primero de ellos responde a los criterios dendrométricos relacionados con el grosor y altura normal o total del árbol, el perímetro del tronco o la edad, entre otros. Los criterios biológicos o ecológicos juegan un papel fundamental en este punto y se mide gracias a indicadores como el grado de rareza en el entorno, estar presente en un hábitat excepcional o por contra pertenecer a un conjunto excepcional de árboles. Asimismo, los criterios estéticos e indicadores de belleza del ejemplar o su coloración también resultan importantes.
En cuanto a los criterios históricos y tradicionales, los expertos tienen en cuenta si la especie está asociada de alguna manera a un hecho importante de la historia o cultura; o incluso también por su propio emplazamiento, por ejemplo, en un edificio histórico. Por último, los criterios de situación vienen a discernir si los árboles o formaciones arbóreas propuestos pertenecen a un paisaje sobresaliente o si bien están situados en un lugar poco habitual.
Los ejemplares más curiosos de las Rías Baixas
Tal y como adelantamos unas líneas más arriba, las Rías Baixas son uno de los epicentros más importantes para las árboles senlleiras de Galicia y resulta de lo más interesante descubrir las características e historias detrás de cada especie. Sin embargo, en esta ocasión vamos a destacar algunas de las más excepcionales de la provincia, como es el caso de los jardines del Pazo de Lourizán, en Pontevedra, que concentran un buen número de ejemplares pertenecientes al catálogo, tales como una enorme secuoya roja y otra metasecuoya; un singular avellano; una gran sófora japonesa o criptomeria japonesa; o un cedro del Líbano de cerca de 180 años.
En la metrópolis de Vigo, el Olivo del Paseo de Alfonso XII suma más de dos siglos de vida y simbolismo para la ciudad, vinculado asimismo a un importante legado histórico. En el concello de A Estrada también nos encontramos una especie que destaca por su longevidad, la Sobreira de Balboa, en la parroquia de San Xiao de Arnois. Este alcornoque a orillas del río Ulla está considerado el árbol más viejo de Galicia del que existe una constancia escrita y se remonta a más de 500 años atrás, en tiempos de los Reyes Católicos. En las Rías Baixas, otros árboles con décadas de historia a sus espaldas son: el Carballo de Soutolongo, en Lalín, se estima entre los 150 y 200 años; A Figueira do Meco, en O Grove, con más de 300 años; la Sobreira do Cristo de Arriba, en Redondela, evaluada entre los 250 y 500 años; o el Carballo do Pelete, en A Lama, cuya longevidad roza los 5 siglos, entre otros.
En lo que se refiere a récords, la provincia de Pontevedra también suma otro a su catálogo: el del roble más alto de Galicia, que se encuentra en Mondariz y mide nada menos que 36 metros de altura. Por otra parte, en cuanto a formaciones arbóreas se refiere, nos tenemos que desplazar hasta los límites del municipio de Lalín para descubrir uno de los ejemplos más conocidos de toda Galicia: el de la Fraga de Catasós, también denominada Carballeira de Quiroga o Souto de Quiroga. Se trata de un espectacular bosque mixto de robles y castaños que destacan por su edad y su gran porte, algunos llegando incluso a superar los 30 metros de altura.