La banda terrorista ETA dejó las armas hace casi doce años, pero su nefasta historia ha vuelto a la palestra en esta campaña electoral después de que se haya descubierto que hasta 44 miembros de la banda, siete de ellos condenados por delitos de sangre, figuran en las listas electorales de EH Bildu. Este partido de izquierda abertzale, cuyo nombre significa “Reunir Euskal Herría”, se fundó en el año 2012 aunando bajo su paraguas a todas las fuerzas de izquierda soberanista vasca. Entre ellas estaban tanto a las que condenaban la violencia terrorista como Eusko Alkartasuna, Alternatiba y Aralar, como las que nunca lo han hecho, principalmente los herederos de Batasuna, el brazo político de ETA.
Esta noticia se ha convertido en uno de los temas más polémicos de esta campaña electoral y en motivo de duros cruces de acusaciones entre los dos partidos estatales, además de protagonizar innumerables titulares. Finalmente, los siete terroristas que fueron condenados por delitos de sangre han prometido que renunciarán a sus escaños si salen elegidos, pero los otros 37 convictos por terrorismo no han hecho promesa alguna y es de esperar que el tema siga generando debate. La polémica ha hecho que aflorase de nuevo el recuerdo de un negro período de la historia de España, en el que la banda terrorista causó casi 900 muertos tanto en Euskadi como en el resto del país.
Muchos de ellos fueron gallegos, como en el caso de la primera víctima mortal de ETA, el guardia civil José Antonio Pardines Arcay, natural de Malpica de Bergantiños y asesinado en 1968 cuando solo tenía 25 años, o de los tres emigrantes residentes en Irún que fueron brutalmente asesinados al volver de Francia de ver Último Tango en París tras ser confundidos con policías. Y así hasta llegar a 68 gallegos muertos en 43 años de violencia terrorista.
A estos nacidos en Galicia hay que sumar los hijos de emigrantes gallegos asesinados, siendo el más tristemente famoso Miguel Ángel Blanco, nacido en Ermua de un matrimonio de ourensanos. Su secuestro y posterior asesinato conmocionaron a toda España. La tumba de Miguel Ángel Blanco se trasladó hace años a la pequeña aldea ourensana de Faramontaos (en el municipio de A Merca), donde todavía viven sus tíos, después de repetidos actos de vandalismo cometidos contra ella en el cementerio de Ermua.
Además de extorsionar y matar gallegos e hijos de gallegos por toda España, ETA intentó tener una presencia activa en la comunidad. La banda terrorista nunca vio a Galicia o Cataluña como tierras compañeras de una fraternal causa nacionalista contra el estado, como ahora EH Bildu transmite, sino que fueron dos escenarios más donde ejercer su terror contra la población española.
Afortunadamente, en tierras gallegas nunca se llegaron a cometer sangrientos atentados como el del Hipercor de Barcelona y muchos otros (54 asesinatos en Cataluña en total), y la actividad de la banda terrorista en Galicia se redujo a once artefactos explosivos entre 1987 y 2004, todos en el mes de agosto. Por fortuna, algunos ni siquiera llegaron a explotar, y los que explotaron causaron heridos leves y daños materiales, pero ninguna muerte. Además de los atentados, ETA intentó establecer en dos ocasiones un Comando Galicia, pero en ambos casos fueron desmantelados gracias a las fuerzas del orden, y también a la colaboración ciudadana.
Bombas durante agosto en A Coruña, Santiago, Sanxenxo y Baiona
El primero de los atentados de la banda terrorista fue en la ciudad de A Coruña tuvo lugar el domingo 9 de agosto 1987 y su objetivo era el Centro Comercial Cuatro Caminos, la primera gran superficie comercial multitienda que tuvo la ciudad herculina, que celebró 35 años el pasado 3 de septiembre de 2022.
El atentado tuvo lugar apenas unas semanas después de que ETA matase a 21 personas en el Hipercor de Barcelona, pero afortunadamente solo produjo leves daños materiales. Fue cometido por el “comando legal” Txarito, desplazado desde Navarra. El centro comercial -la primera superficie de estas características en A Coruña- estaba terminando sus obras en ese momento para abrir semanas después. La ciudad de A Coruña fue escenario de la primera y la última de las bombas de ETA en Galicia 17 años después. El 28 de agosto de 2004, ETA atentaba por última vez en la comunidad colocando una bomba justo enfrente del Hotel Finisterre y La Solana.
Seis bombas en verano de 1996
ETA no volvería a atentar en Galicia hasta 9 años después, en un año en el que colocó cuatro artefactos explosivos en los lugares más turísticos de Galicia, para que coincidiesen en los momentos más activos del verano. Estos atentados se cometieron unos días después de que se desarticulase en Pontevedra y A Coruña la primera intentona de establecer un comando Galicia. Los atentados de 1996 fueron los siguientes y se atribuyeron a un comando itinerante de la banda.
- 21 de agosto de 1996: ETA avisa de la colocación de dos explosivos en Santiago de Compostela y otro en Baiona. Se desactiva una de las bombas en Santiago y la de Baiona.
- El 23 de agosto de 1996: se desactiva otra bomba en Baiona, cerca del Parador, tras otro aviso de la banda.
- El 24 de agosto de 1996: la banda vuelve a avisar y se desactiva una bomba en una playa de Portonovo (Sanxenxo).
- El 25 de agosto de 1996: ETA avisa de nuevo y se desactiva otra bomba en Sanxenxo, esta vez en el paseo de la playa de Silgar.
- Semanas después, en noviembre, se encuentra finalmente la segunda de las bombas de Santiago de Compostela de las que ETA avisó el 21 de agosto: estaba en las inmediaciones de la iglesia de Santa Susana.
Otros cuatro artefactos explosivos en verano de 2004
En verano del año 2004 ETA volvía a la carga en Galicia y atentaba de nuevo justo en las cuatro localidades donde había actuado anteriormente, repitiendo fecha en dos de los casos y esta vez con heridos. Los atentados fueron los siguientes:
- 21 de agosto de 2004, Baiona: Una bomba colocada en el Puerto Náutico de Baiona causa lesiones a un vecino del municipio. El etarra Karmelo Laucirica Orive fue condenado a ocho años por este atentado.
- 21 de agosto de 2004, Sanxenxo: Una bomba colocada dentro de un contenedor de vidrio frente al Club Náutico de Sanxenxo provoca dos heridos leves en la localidad.
- 28 de agosto de 2004, Santiago: Una semana después de esos dos atentados con heridos, ETA avisa de una colocación de una bomba en Santiago de Compostela, que finalmente detona al mediodía, 45 minutos después del aviso. La bomba estalló junto a la iglesia de Santa Susana, cerca de donde encontraron la “bomba perdida” de agosto de 1996.
- 28 de agosto de 2004, A Coruña: En el mismo aviso de la bomba de Santiago, ETA advierte de otra bomba en A Coruña que iba a hacer explosión al mediodía, por lo cual se acordonan las zonas entre el Castillo de San Antón y el Hotel Finisterre, en el paseo del Parrote. Finalmente, la bomba no explota, aparentemente por un fallo del mecanismo, y horas después es encontrada en la escollera (los bloques de cemento semisumergidos) del paseo del Parrote, a la altura de La Solana.
Los dos intentos de Comando Galicia que fueron desmantelados
Además de estos once atentados con explosivos, ETA ha intentado hasta en dos ocasiones establecer un comando Galicia en la comunidad. La primera de ellas, en 1996, era un proyecto muy avanzado y tenía el objetivo claro de atentar contra Manuel Fraga. En 2001 se realizaron dos operaciones, una en Santiago y otra en A Coruña, evitando así un nuevo intento (dirigido por el etarra Txapote desde la cárcel) de establecer un nuevo Comando Galicia.
250 kilos de explosivos para atentar contra Fraga y otros cargos del PP
El primer intento de Comando Galicia se desarticuló el 24 de julio, precisamente la víspera de la mayor fiesta de la comunidad. 50 agentes del a Guardia Civil hicieron una redada en un piso de Pontevedra y capturaron a tres antiguos integrantes del comando Vizcaya, Carlos Emilio Cristóbal Martínez, María Aránzazu Garballo y Aitor Fresnecio. Además de requisarles armas de fuego, las autoridades encontraron también abundante documentación sobre diferentes personalidades de Galicia, con un nombre especialmente repetido: Manuel Fraga. El entonces presidente de la Xunta de Galicia era el presunto objetivo de este comando. Los terroristas tenían información de hasta 215 personas de Galicia, entre ellas también Francisco Vázquez, alcalde de A Coruña, Augusto César Lendoiro, presidente de la Diputación de A Coruña y del Deportivo, y los entonces ministros Mariano Rajoy y José Manuel Romay Beccaría.
Los etarras habían alquilado a principios de julio un piso en el número 7 de la rúa da Seca de Pontevedra, en aquel momento calle Bernardino Fondevila. Unos universitarios habían dejado libre el piso días antes, y los dueños encontraron rápidamente a estos nuevos inquilinos. Además, la policía tenía constancia de que los tres miembros del comando habían alquilado una furgoneta para transportar material pesado. Al día después, se descubría el resto de la infraestructura del comando, un piso en A Coruña en el que había 250 kilos de amonal (un explosivo), armamento de todo tipo y ollas y otros elementos. Según la investigación, los etarras tenían todo lo necesario para atentar con coches bomba, bombas lapa para poner debajo de vehículos, o incluso atentados con armas de fuego.
Los terroristas tenían esos 250 kilos de explosivo en un piso de un bloque de viviendas del final de Juan Flórez, en la esquina con calle Pozo (la calle de las escaleras que sube hasta la zona de la Falperra), en el edificio que antes albergaba un supermercado y ahora tiene un bazar chino. Los vecinos se quedaron muy sorprendidos cuando conocieron la noticia.
Dos viviendas alquiladas en Oleiros y Santiago e información de alrededor de 1.000 personas
ETA retomaría su proyecto de establecer un Comando Galicia cinco años después y de nuevo las fuerzas del orden lo desbaratarían. El segundo Comando Galicia fue desmantelado en marzo de 2001 con operaciones policiales en A Coruña, Santiago y San Sebastián. El nombre en clave de este comando era "Zapaburu", contaban con información de alrededor de 1.000 personas de la comunidad gallega y el objetivo era, una vez más, matar a Manuel Fraga, presidente de la Xunta de Galicia. Planeaban atentar con él con un coche bomba, además de contra otros conselleiros como Celso Currás o José Antonio Orza.
La primera detención fue la de la liberada Alicia Sáez de la Cuesta, con el nombre falso de Isabel García. Fue arrestada en A Coruña el 26 de marzo de 2001, en la famosa cafetería Delicias de Cuatro Caminos. Sáez de la Cuesta era uno de los miembros más buscados de ETA por haber participado en la "Caravana de la muerte" (un plan de 1999 para introducir 1.700 kilos de explosivos en Madrid), y tras ser detenida en A Coruña no ha salido de prisión: fue condenada a 30 años de cárcel, que está cerca de cumplir, y en 2022 ha sido finalmente trasladada a una prisión vasca para completar la última cuarta parte de su condena. Aitor Olizola Baseta y Eider Pérez Aristizábal eran otros dos etarras implicados de este comando y fueron detenidos en Irún y Rentería, respectivamente.
Sáez de la Cuesta se había hecho pasar por estudiante universitaria junto con la también etarra Nerea Garaizar -que consiguió huir y no sería detenida, en Francia, hasta meses después-, y juntas se habían alquilado un piso en Santiago de Compostela seis meses atrás. Estaban recopilando información para comenzar a atentar en los siguientes meses. Ambas habían incluso llegado a comer en el mismo restaurante que Fraga. Un quinto etarra implicado en el comando y en los planes contra Fraga, Iñaki Lizundia Álvarez, fue detenido junto con Garaizar en Francia en 2001 y condenado a 16 años por intento de asesinato a un gendarme del país galo.
Ese fue el último intento de ETA de establecerse en Galicia, y tres años después, en agosto de 2004 cometería sus últimos atentados en tierras gallegas. El 20 de octubre de 2011, la banda terrorista anunciaba el "cese definitivo de la actividad armada", abriendo una nueva etapa de la historia del País Vasco y de España. Finalmente el 3 de mayo de 2018, 50 años después de matar a su primera víctima, un gallego de Malpica, ETA anunciaba su disolución.