El ataque indiscriminado que Hamás inició sobre Israel el pasado 7 de octubre ha desatado una nueva guerra total en Oriente Medio. Transcurrida una semana de escenas espeluznantes en los kibutz y bases israelíes atacadas por los palestinos; y de bombardeos de las Fuerzas de Defensa de Israel sobre Gaza, la polarización entre un bando y otro también se ha trasladado a la opinión pública internacional.
En el debate sobre quién tiene razón en el eterno conflicto árabe-israelí han entrado políticos, medios de comunicación, expertos con análisis o reacciones que, en la mayoría de los casos, obvian las causas originales de un enfrentamiento que no parece tener solución. EL ESPAÑOL | Porfolio ha enfrentado a dos expertos, uno pro-israelí, y otro pro-palestino, para analizar las causas históricas y políticas de esta nueva escalada y, sobre todo, para responder a la pregunta donde radica el cogollo de la cuestión: ¿es el Estado de Israel un Estado legítimo?
Sin preguntarse por la creación del Estado judío en 1948 no es posible posicionarse en un conflicto que ya se arrastra 75 años. La aparición de Israel en el tablero mundial es la raíz de la guerra sin cuartel que estalló de nuevo entre árabes y judíos el pasado siete de octubre, exactamente 50 años después de la Guerra del Yom Kippur de 1973, cuando Siria y Egipto atacaron en pinza a Israel para recuperar los territorios (la península del Sinaí y los Altos del Golán) perdidos en la Guerra de los Seis Días de 1967.
Javier Gil Guerrero es investigador del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. Najib Abu-Warda, palestino, es catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid.
Pregunta: ¿Es legítimo el Estado de Israel?
Javier Gil: La respuesta es inequívocamente que sí. Después de la Primera y la Segunda Guerra Mundial se crearon muchos Estados nuevos en Oriente Medio. Salvo Turquía e Irán, todos los países de Oriente Medio son creaciones artificiales. Siria; Líbano, que fue diseccionado literalmente de Siria por los franceses; Irak; Arabia Saudita; Jordania, con una monarquía importada… El último fue Emiratos Árabes Unidos en los años 60. Todos ellos, además, fueron auspiciados por poderes coloniales como Francia y Reino Unido. ¿Por qué es Israel el que tiene que arrastrar el sambenito de que se creó bajo el auspicio de un mandato de Reino Unido, cuando así ha ocurrido con todos los países vecinos?
El elefante en la sala es que Israel es el único país del Levante que no está controlado por los musulmanes ni los árabes (en esto último, a excepción de Turquía e Irán). Todo el mundo dice que Israel está ahí porque lo permitieron los británicos, pero es que los demás también. El reparto se da de igual manera.
Najib Abu-Warda: No lo es. Para hablar de la creación del Estado de Israel es necesario remontarse a 1917, no a 1948. Entonces, las potencias coloniales se reparten los territorios del derrotado Imperio Otomano bajo el sistema de mandatos, cuyo objetivo es ayudar a estos países a transicionar a la independencia. Ese año, se produce la Declaración Balfour, por la que el Reino Unido promete al barón Rothschild, líder del movimiento sionista internacional, la creación de un Estado judío.
En ese momento nace el movimiento Palestino por la autodeterminación contra los británicos; como España contra las tropas de Napoleón, etc… No existía una base demográfica para la creación del Estado de Israel, pero comienzan a llegar oleadas masivas de inmigrantes judíos y, en 1948, en 24 horas, se crea un Estado de la nada.
P: ¿Fueron los británicos quienes crearon el Estado de Israel?
J.G.: Siempre se dice que Israel lo crearon los británicos pero no es del todo cierto. El Estado de Israel no nace, de hecho, hasta que se van los británicos por completo del mandato de Palestina. A excepción del momento que tienen de ‘luna de miel’ en el momento de la Declaración Balfour, durante el mandato británico, los ingleses no tienen una política pro-israelí.
En 1939, cuando va a estallar la Segunda Guerra Mundial, Reino Unido aprueba el White Paper, que marca su política hasta su retirada en 1948. Esta política dice que no va a haber dos Estado, sino uno, y tácitamente admiten que será un Estado palestino en el que los judíos tendrán una autonomía dentro. El papel impide a los judíos seguir comprando tierras, que sólo pueden asentarse en el 5% del territorio, que no se va a permitir la entrada de más de X miles de judíos al año… Es una política totalmente pro-palestina y pro-árabe, con el agravante de que saben que va a empezar la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto.
N.A-W.: Los británicos no cumplen con sus mandatos en Oriente Medio. Permiten el movimiento migratorio de 1917 a 1947 de millones de judíos para crear una demografía que permita la creación del Estado de Israel. Existe una hipóstesis que es que Balfour [el responsable del Foreign Office británico] quería vaciar Europa de judíos y que por eso impulsó la creación de Israel a costa de los palestinos. En todos los Estados de Oriente Medio, se hace una transición a la independencia, menos en Palestina, donde se crea un Estado sobre una nación inexistente.
P: ¿Qué base histórica, étnica y religiosa hay para la creación del Estado de Israel?
J.G.: Desde este punto de vista, no la hay. El 99% de los judíos que viven en Israel son descendientes de judíos que llegaron en los últimos 120 años. Es cierto que los judíos empezaron a migrar en masa a finales del siglo XIX. Pero también lo es que no hay una conciencia nacional palestina hasta los años 60. En las primeras guerras no están peleando por una Palestina independiente, sino porque Egipto se quede con una parte; Siria, otra y Jordania, otra. No hay una conciencia de que eso tiene que ser un Estado independiente árabe, sino que tiene que ser una extensión de Siria, Egipto y Jordania.
Palestina era una tierra en manos del Imperio Otomano, no en manos de los palestinos. Era una provincia muy pobre y atrasada, y parece que estuviera toda la tierra en manos de la clase media palestina, pero no es así. Los israelíes también compran muchas tierras a los propios palestinos.
N.A-W.: Ninguna. Palestina es una nación milenaria. No es complicado ver la diferencia entre una nación y un Estado. Los Estados no son más que inventos del siglo XVIII, algo que se puede crear de la noche a la mañana. Las naciones pueden existir desde siempre. El mandato británico tendría que haber velado por la creación de un Estado palestino con igualdad de condiciones para musulmanes, judíos y cristianos, pero lo que sucede, por la presión del sionismo tras el Holocausto, es que se auspicia desde Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión soviética la creación de un estado artificial sobre tierras que era propiedad de los palestinos.
P: ¿Es el Holocausto lo que impulsa a Naciones Unidas a reconocer a Israel?
J.G.: La respuesta es el sionismo del siglo XIX. El antisemitismo se remonta en Europa a la Edad Media y el Holocausto sólo es la guinda del pastel. Tras múltiples expulsiones y progromos, los judíos tienen la esperanza de que en los nuevos estados nacionalistas y laicos europeos solucionen su problema milenario de integración y pertenencia, pero lo que sucede es que en la Francia moderna y liberal tiene lugar el caso Dreyfuss; y en Alemania el Holocausto. Entonces nace un nacionalismo judío que seculariza la religión para crear una identidad que necesita un nuevo Estado. En ese sentido, miran tierras disponibles en Madagascar, Uganda, Argentina… Pero al final, sólo queda una opción que es la tierra histórica.
N.A-W.: El movimiento sionista fomenta una inmigración masiva para crear una realidad demográfica diferente a la que había en Palestina hasta el momento del mandato británico. El Holocausto sólo es la excusa final para que Naciones Unidas ceda a la presión del sionismo. De acuerdo, el Holocausto estuvo mal, ¿pero por qué tuvieron que pagarlo los palestinos? En el momento en que se propone partir Palestina en dos Estados, los palestinos no lo aceptan, Israel ocupa mucho más espacio y se desata la primera guerra árabe-israelí y, así, hasta hoy. Se firma un armisticio en 1949, un alto el fuego, pero el estado de guerra permanece hasta hoy. Desde entonces, Israel sólo ha hecho que ir ganando terreno.
P: Teniendo en cuenta que ahora viven siete millones de judíos en Israel, ¿cuál es la solución?
J.G.: Mientras en Palestina haya una facción dominante como Hamás o Yihad Islámica que se niegue a aceptar la realidad de un Estado israelí, será difícil cualquier solución pacífica. La Autoridad Nacional Palestina y Al Fatah, sí que aceptan el Estado de Israel, pero son la mitad de la sociedad palestina e incluso menos. Israel, viendo que hay estos grupos, teme que con un Estado palestino, Gaza, una sociedad islamista radicalizada, se multiplique por tres: una sociedad islamista radicalizada.
También hay que ser honestos: una parte importante del espectro político israelí aspira a hacerse con todo. Netanyahu mismo estuvo en Naciones Unidas hace unas semanas, donde sacó un mapa de la región en que Israel incluía a Cisjordania y Gaza. Los sionistas acérrimos son muy pacientes, han esperado 2000 años a que llegue este momento. Su estrategia es la de ir expulsando a los palestinos y que sean una región que nunca despegue del todo económicamente, que mucha gente opte por emigrar y que se vaya vaciando.
Y es verdad que también hay una parte de la sociedad israelí que es ultraortodoxa o liberal y tampoco cree en esto… El primer problema que hay que resolver es que haya una mayoría moderada clara en cada uno de los bandos que aboguen por la coexistencia de dos Estados.
Pero incluso entre los israelíes más moderados, lo de Gaza es tremendo: el discurso que ha calado es que a Gaza se le ha dado dado la oportunidad de tener un territorio que pueden gestionar íntegramente y han tardado dos segundos en echarse en manos de Hamás y de convertir eso en una especie de Afganistán.
N.A-W.: Israel es un proyecto que no tiene definidas sus fronteras, porque siempre va a querer más. Todos los intentos de paz han sido boicoteados por el ala más dura de la sociedad israelí, que es quien dicta la agenda. Netanyahu, de hecho, es de lo más de izquierdas de su Gobierno, ¿cómo será lo demás?
Tras las negociaciones de paz entre Egipto e Israel por la Guerra del Yom Kippur en 1979, nace la ANP, donde no había islamismo. Pero este nace como consecuencia de la ocupación militar permanente, y la ANP fracasa estrepitosamente. En 1991, la Conferencia de Madrid plantea la coexistencia de dos Estados pero Israel vuelve a bloquear las negociaciones de fondo. De hecho, los artífices de aquella paz, Yasser Arafat e Isaac Rabin son asesinados por el sionismo radical.
¿Qué esperanza puede quedar? ¿Cómo se consigue la paz profundizando más en el conflicto? El judaísmo radical tiene prácticas que encajan en la definición de genocidio: ocupan tierras, hacen la vida imposible a los palestinos de fiorma sistemática, alteran la demografía de los territorios ocupados, somete a los ciudadanos de la Franja de Gaza a un bloqueo y a condiciones de vida inhumanas. Es una situación insoportable para cualquiera, y crea el caldo de cultivo para que la respuesta de Hamás sea la única salida: la lucha permanente contra el Estado de Israel.