De niño creció oyendo la misteriosa historia que guarda la Catedral de su pueblo, en Coria (Cáceres). Al hacerse mayor, lleva 20 años custodiándola... e investigándola. Se llama Óscar García y es el responsable del museo de la Catedral de esta pequeña localidad extremeña, donde se encuentra una de las reliquias que hay en España relacionadas supuestamente con Jesús de Nazaret. Una de ellas, también en tela, es el sudario, que se encuentra en la Catedral de Oviedo. ¿La que se encuentra en Coria? El supuesto mantel de la Última Cena... vinculado a la Sábana Santa de Turín por John Jackson, el estadounidense que la estudió y realizó el primer análisis tridimensional de la mortaja en 1978.
La historia del Mantel de Coria es muy desconocida. La sepultó el tiempo... y sin duda, la España Vaciada. Comienzan las preguntas. ¿Cómo llegó ahí? ¿Cómo apareció? Lo que se sabe es que la profesora de la UNED María del Carmen Sanabria defiende la teoría de que en Coria, a 68 kilómetros de la capital cacereña, se ubicó el primer templo cristiano de la Península Ibérica, tras la aparición de un mosaico romano del siglo I en el claustro catedralicio. Y sobre él se construyó una iglesia visigoda, luego una mezquita y luego, la catedral, cuya construcción culminó en 1550.
Ignacio Dols es el director del Centro de Estudios del Mantel de la Catedral de Coria y cuenta a EL ESPAÑOL | Porfolio que el hallazgo de la reliquia tuvo lugar "durante las obras de la iglesia catedral, en torno a 1375, como estimación". Lo creen así porque el estatuto capitular del Cabildo, de 1370, no cita nada al respecto. La tela, junto con otras reliquias, apareció en unas arcas que estaban enterradas bajo el suelo del presbiterio del templo. "Entendemos que se escondieron durante la invasión islámica. No se escondió en cualquier lugar: se hizo en sitio sagrado, con la idea de que en algún momento, alguien las encontrase y las recuperase. Pero no cualquiera: querían que fuera alguien vinculado a la iglesia".
La primera mención a la reliquia lo hace la bula papal de Benedicto XIII (el Papa Luna) de 1404, donde ya se habla de que la catedral se ha convertido en un "centro de peregrinación" que acoge "a múltiples fieles", explica Óscar. "La peregrinación se hace un día al año, el 3 de mayo. Y ya hasta el año siguiente. Por eso pensamos que para entonces ya estaba el mantel en Coria".
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Pero ¿cómo acabó allí? Hay varias teorías. Las detalla en su libro España Inédita el escritor Antonio Puente Mayor. "Lo del mantel es un misterio fascinante", resume. "Es un hecho muy poco conocido, la verdad. Yo me enteré por una compañera, y eso que la Catedral de Coria es maravillosa, y también enormemente desconocida".
La primera de ellas es que llegó junto al fragmento de la Cruz que se custodia en el Monasterio de Santo Toribio, en Cantabria. Dice la tradición que su portadora fue la madre del emperador Constantino, Santa Elena, tras peregrinar a Tierra Santa en el siglo III. A su vuelta, paró en Roma, donde levantó una iglesia para albergar sus hallazgos: la Iglesia de la Santa Croce.
La otra es que la tela recaló en Coria desde Francia, tras ser reconquistada la ciudad por el rey Alfonso VII. La habría llevado el primer obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, que había participado en el Concilio de Reims en 1148; o incluso su sucesor en el cargo, Suero I, "del que sabemos que residió en Roma junto al Papa Eugenio III".
La tercera teoría es que "el Mantel de la Última Cena se conserva en Coria al menos desde el siglo XIV, como consecuencia de un regalo que hizo San Luis Rey de Francia, a su fallecimiento, al archiduque Rodolfo de Habsburgo, quien sería emperador en el año 1273".
Sea cual fuere su procedencia, lo que sí parece probable es que dicha pieza estuviese custodiada durante un tiempo por la mítica Orden del Temple
Desde 1495 hasta 1791, cada 3 de mayo se celebraba en Coria la Fiesta de Las Tres Reliquias: el Lignum Via, la Santa Espina y el Sagrado Mantel. Solo ese día del año se exponían las reliquias al público. "Iba tal cantidad de gente que se toma la decisión de que el mantel comenzase a exponerse desde el balcón de la puerta norte, entre 1530 y 1550, para evitar tumultos en el interior del templo", puntualiza Óscar, su guardián.
El mantel se colgaba del llamado Balcón de las Reliquias, a modo de pendón: la tela mide 4,32 metros de largo por 92 centímetros de ancho, por lo que por debajo pasaban vecinos y peregrinos. De resultas de aquello, el mantel comenzó a dañarse y a desgarrarse.
Sólo así se explica que hoy haya un fragmento del mismo en la Cámara del Tesoro de Viena. Por ello, a partir de 1791 se suprimió su adoración, decayendo el culto. "Hay que tener en cuenta que poco después tiene lugar la invasión napoleónica, por lo que la guerra avivó que el mantel fuera cayendo en el olvido", matiza Óscar García.
No fue hasta octubre de 1960 "y es curioso el salto temporal", cuando el mantel es analizado por primera vez al microscopio en los laboratorios del Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Las conclusiones de aquel estudio aparecen en el libro Coria y el Mantel de la Santa Cena, de Miguel Muñoz San Pedro, conde de Canilleros. El análisis científico fue dirigido por los catedráticos Francisco Hernández Pacheco y Alfredo Carrato Ibáñez, y contó con la participación del arqueólogo y académico Manuel Gómez Moreno.
"El estudio concluyó que el mantel era de lino, con una franja teñida con índigo natural, muy común en el siglo I, y que su confección era judía", explica Óscar García. Aquello "provocó una buena. Hasta la mujer de Franco, Carmen Polo, vino a Coria. También vinieron los príncipes, ahora reyes eméritos, y la duquesa de Alba", recuerda.
El Mantel y la Sábana Santa
La historia de que en un rincón de España se encontraba el supuesto mantel utilizado por Jesús y los Doce Apóstoles en la Última Cena llegó, de una manera muy curiosa, a John Jackson, uno de los expertos escogidos por el Vaticano para estudiar la Sábana Santa en 1978 y también director del Turin Shroud Center de Colorado (EE. UU.). Fue durante una visita a un amigo, arzobispo de Estados Unidos, quien les cuenta a él y a su mujer, Rebecca, la extraordinaria historia.
"Entonces no lo sabíamos", cuenta Ignacio Dols, director del Centro de Estudios del Mantel. "Pero tras estudiar la Sábana Santa, la teoría de Jackson siempre fue que en origen había dos telas".
La mujer de Jackson, Rebecca, que es judía y experta en tradiciones judaicas, sostiene en la Cena de Pascua judía, el Pesaj, la tradición es usar dos telas: una, a modo de mantel, y otra, que se deposita sobre los alimentos, "en conmemoración del paso del desierto de los judíos en su huida de Egipto, cuando cubrían los alimentos para que no se llenaran de polvo o de insectos. En la cena de Pascua se reza, se quita el mantel de arriba, y se cena. La Sábana Santa sería la tela que cubrió aquella noche los alimentos".
Jesús muere a las 3 de la tarde, justo antes del anochecer. Según la cronología del apóstol San Juan, expiró el viernes, el mismo día en el que se sacrifican los corderos por la Pascua. "Para los judíos, el atardecer es cuando aparece la tercera estrella. Por tanto, José de Arimatea tuvo muy poco tiempo para enterrar el cuerpo de Jesucristo. Unas tres horas. Reclamar el cuerpo a Pilatos, hacer los preparativos, preparar el cuerpo y sellar la tumba, porque al día siguiente era Sabbath".
Por ello, "todo se hizo aprisa y corriendo: hasta el punto de que el domingo acudieron las mujeres a la tumba, para terminar de embalsamarlo". Eso explicaría que "la tela de la Sábana Santa, según Jackson, tuvo que ser una tela que ya tuviera a mano José de Arimatea".
En 2006 John Jackson visita Extremadura, tras hablar con el Obispado, quien le concede el permiso de examinarla siempre y cuando no se la someta a técnicas agresivas. Al extender el mantel "ve que toda su teoría encaja", cuenta Ignacio Dols, quien estuvo presente en las dos ocasiones en las que el científico analizó la pieza de la Catedral de Coria.
-¿Por qué encaja?
-Mide prácticamente lo mismo que la Sábana Santa.
El mantel es de lino puro. Mide 4,42 metros de largo y 92 centímetros de ancho, es blanco por un lado y con sencillos adornos en azul por el otro, y presenta actualmente algunas roturas y desgarros. La Sábana Santa de Turín mide 4,36 metros de largo y es algo más ancha. En concreto, 113 centímetros, lo que posibilita que pudiera cubrir con holgura la comida dispuesta en una mesa.
Jackson regresó tiempo después a Coria acompañado de un equipo de científicos de la NASA y un enorme despliegue de instrumental técnico. Sitúan como zona de trabajo las bóvedas de la Catedral. Trabajan de noche, y aun así, cubren con paños cualquier rendija, cualquier resquicio, para que no entre la luz. "Se le hicieron fotos microscópicas, trajeron escáneres, y se montó un carril para fotografiarlo a lo ancho y a lo largo. Y para hacerlo de manera exhaustiva, se dejó colgado para fotografiarlo por ambas caras". El análisis, al que asistió Dols, se prolongó durante 16 horas.
La mujer de Jackson, Rebecca, no tuvo duda alguna de que ambas piezas se usaron conjuntamente en la Última Cena. Además, el hilo que conforma la trama de la tela posee el mismo tipo de torsión de la Sábana Santa: en forma de letra z. En cuanto al uso del índigo natural, era de uso común en la antigüedad, pero no se introdujo en Europa hasta el siglo XVI.
"En la pintura de la Última Cena de Leonardo da Vinci el mantel llevaba líneas azules. Pero son adornos más figurativos, al estilo de los manteles de Perugia", detalla Dols. "Y más similares al Mantel de Coria son los que aparecen en los mosaicos bizantinos del siglo V".
Al marchar, a Jackson se le permitió llevar consigo tres hilos del mantel, extraídos de los sitios más deteriorados. "Y todavía estamos esperando el informe", cuenta Dols, quien explica que para el análisis pidió una contraprestación económica "que el Obispado estaba dispuesto a pagar, aunque nunca supimos la cantidad. Luego, el matrimonio ha tenido problemas de salud graves".
Otra de las pruebas pendientes es el análisis del polen que pudiera tener la tela, por si fuera de Jerusalén, como la Sábana Santa de Turín. "Aquellas pruebas arrojaron que tres cuartas partes del polen de la Sábana Santa eran de aquel lugar y en concreto, de un área muy concreta de 30 kilómetros cuadrados donde solo se encuentra la planta de ese polen". Así, el Centro de Estudios del Mantel de Coria inició las gestiones y contactó con una científica italiana, Marta Boi, "pero no hemos llegado a concretar, también por problemas de salud de ella", ultima Ignacio Dols.
El director del Centro de Estudios también subraya que la Universidad de Oviedo, que se encargó de los Estudios del Santo Sudario, "estima que el tejido del mantel es antiguo, pero no tanto como el del Santo Sudario, que es del siglo I. Son datos que se van uniendo al puzle". Porque, subraya, "aquí se lo tiene que ganar todo la tela".
Óscar, el guardián de la reliquia, cuenta a EL ESPAÑOL | Porfolio que los que visitan el museo, -unas 11.000 personas al año- en su mayoría, desconocen la historia de ese mantel. "Ponen cara de sorpresa y de incredulidad. Muchos preguntan que por qué está en Coria. Yo siempre contesto que la Coria del siglo XXI no es la Coria del hace quince siglos".
-¿Creen que el mantel podría ser el de la Santa Cena?
-Unos se centran en la fe, y hay otros que, de manera objetiva, no. Pero luego empiezan a preguntar, les contamos los indicios y ya si no empiezan a creer, al menos empiezan a dudar. Que John Jackson lo creyera posible es determinante.