Donald Trump se desinfla en las encuestas tras su condena
Trump ha perdido buena parte del apoyo de los "dobles odiadores", los votantes a los que les no gusta ninguno de los dos candidatos y que son una quinta parte del total.
Estados Unidos es una tela que se va deshilachando a medida que ambos extremos tiran de ella. El material en cuestión puede ser de los más resistentes del mundo. Quizá el que más. Pero tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe.
Hablamos de una democracia golpeada, de un sistema que ha perdido su movilidad. Que ha perdido su esencia.
No es verdad ya que cualquiera en este país pueda comprar una casa, un par de coches, enviar a sus hijos a una universidad y retirarse a los 65 años. El sueño americano ya no es tal.
En consecuencia, existen ciudadanos nostálgicos, en un extremo, que votarán por quien les prometa devolverles lo que ellos sienten que otros les han quitado.
Otros ciudadanos, en el otro extremo, amenazan con no votar porque no les dan gratis lo que sienten que ya no se pueden ganar con el sudor de su frente.
En medio, una mayoría desconcertada, atribulada y sin representación. El 4 de noviembre irán a votar por unos candidatos que no les despiertan el menor entusiasmo. El resultado es una moneda al aire.
La movilización política queda por tanto en manos de la minoría organizada.
"Entre los aspectos insólitos de la política estadounidense está el de que quizá Trump no pueda votar por sí mismo en noviembre"
Así llegamos a la condena de Donald Trump. El empresario hizo historia al convertirse en el primer presidente de Estados Unidos condenado por un delito grave. La condena por los 34 cargos relacionados con el pago a una actriz porno para que guardara silencio sobre su aventura extramarital rápidamente desencadenó una avalancha de preguntas sobre las elecciones de 2024.
¿Puede Trump todavía postularse para presidente?
Sí.
¿Puede votar?
Tal vez sí, tal vez no.
Entre los aspectos insólitos de la política estadounidense está, por tanto, el de que quizá Trump no pueda votar por sí mismo en noviembre.
Como delincuente convicto en Nueva York, pero ahora residente en otro estado (Florida), la capacidad de Trump para votar en su nueva residencia dependerá de la sentencia impuesta por el juez, de si esta se hace efectiva, y cuándo.
En Estados Unidos cada estado opera electoralmente de forma independiente. Florida, como la mayoría de los estados, restringe la capacidad de votar de las personas con condenas por delitos graves.
Pero el estado restaura el derecho a votar para la mayoría de los convictos después de que cumplan toda su condena. Con excepciones, como las condenas por asesinato o delitos sexuales.
En el caso de Trump, todo depende del timing. Pueden pasar semanas antes de que el juez lo sentencie, y la casi segura apelación de Trump podría agregar más retrasos, poniendo en peligro su capacidad para cumplir la condena antes de las elecciones.
"Entre aquellos que votaron por Biden en 2020 y que indicaron que apoyarían a Trump en 2024, una cuarta parte dice ahora que apoyarán de nuevo al demócrata"
Pero más preocupante para Trump es que la condena le ha hecho perder apoyo entre esa mayoría desencantada. Los votantes desinteresados con inclinación demócrata y aquellos a los que no les gusta ninguno de los ancianos que aspiran a la Casa Blanca en 2024 son más propensos a decir que el veredicto les ha hecho repensar su voto.
Ambos grupos de votantes han jugado un rol determinante en el crecimiento en las encuestas de Trump durante los últimos meses. Entre aquellos que votaron por Biden en 2020 y que indicaron que apoyarían a Trump en 2024, una cuarta parte dice ahora que apoyarán de nuevo al demócrata.
Los votantes a los que no gusta ninguno de los dos candidatos, que en Estados Unidos son llamados "dobles odiadores" (double haters), son particularmente influyentes este año. Y Trump ha perdido más de una quinta parte de su apoyo entre esos votantes.
Trump tiene, sin embargo, una carta que puede inclinar la balanza a su favor. El apoyo de los grandes capitales. Porque tanto Wall Street como Silicon Valley están a su favor, y se espera que inyecten mucho dinero a su campaña de aquí a noviembre.
¿Por qué Nueva York y San Francisco apoyan ahora al expresidente? Porque entienden que las políticas económicas de Biden, las llamadas bidenomics, revientan sus bolsillos. Los intereses altos han controlado la inflación, mientras han llevado al nivel de desempleo más bajo en décadas. Pero han castigado severamente la capacidad de crecimiento de las empresas mediante el endeudamiento.
*** Francisco Poleo es analista especializado en Iberoamérica y Estados Unidos.