El regreso de Puigdemont o el cierre en falso del 'procés'
La política sanchista de pacificación de Cataluña ha arrojado el resultado paradójico de que, aunque cae el voto independentista, Puigdemont pueda volver a ser 'president'.
Desde el Gobierno de Pedro Sánchez se ha asegurado que los indultos primero y la amnistía después servirían para pacificar la situación en Cataluña y acabar con el procés.
Sin embargo, en las elecciones de hoy nos encontramos ante una curiosa paradoja: Carles Puigdemont podría volver a presidir la Generalitat de Cataluña (ya ha afirmado que abandonará la política si no logra recuperar el bastón de mando), al tiempo que el voto a las listas independentistas continúa descendiendo.
Las encuestas auguran una victoria del PSC. Pero con un ERC hundido y unos comunes que ni están ni se les espera, es posible que la mayoría de izquierdas no sume en el Parlament.
Precisamente, el más que probable desastre electoral de los republicanos de Pere Aragonès puede dificultar un nuevo Govern independentista de coalición. Y si a eso sumamos el anuncio de la CUP de su negativa a pactar Alianza Catalana por ser "de extrema derecha", vemos cómo la aritmética electoral se vuelve más complicada por momentos.
En este panorama, lo que podríamos encontrarnos es que, a pesar de que el PSC sea la lista más votada, la Presidencia recaiga en el líder de Junts. Si ambos conforman la única mayoría posible, no duden en que Sánchez sacrificará a Salvador Illa para contentar a su indispensable aliado en el Congreso de los Diputados.
De esta forma, entraríamos en una nueva fase política en España: el Gobierno de la nación apoya quienes quisieron romper España, y estos a su vez mantienen el Gobierno del Estado del que tratan de escindirse. Entraríamos, en definitiva, en la procesización de España, con sus consecuentes costes políticos, sociales y económicos.
Por supuesto, no veremos esta posibilidad convertirse en realidad antes de las elecciones europeas del cercano 9 de junio. Si algo hemos aprendido es que no hay otro táctico político como Sánchez en la política española actual.
"Puede que Puigdemont, aun perdiendo hoy, gane, lo que en lugar de desactivar el 'procés', como quiere Sánchez, lo reactivaría"
En cualquier caso, esta situación, de producirse, no serviría de pacificación definitiva de la vida catalana. Junts ha visto cómo a su derecha ha emergido Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll y lideresa de Alianza Catalana, que es la nueva estrella de la política catalana. Conjuga un discurso sobre la seguridad y la inmigración con la crítica a los tradicionales partidos separatistas por no ser verdaderamente independentistas.
Hoy, aunque desconocemos con qué fuerza, todos los sondeos electorales coinciden en que AC irrumpirá en el Parlament. En la actualidad Orriols tan solo tiene un puñado de concejales en el interior de Cataluña, pero ahora podrán acceder a un nuevo altavoz mediático que en el futuro robe apoyos a Junts.
Podríamos ver una situación muy parecida a la de 1923, cuando después de que Francesc Cambó, con su Lliga Regionalista, apoyase diversos gobiernos constitucionales durante la época de Alfonso XIII. El líder catalanista tuvo que exiliarse voluntariamente al mismo tiempo que su partido radicalizaba su mensaje por la aparición de Acció Catalana, grupo que propugnaba la independencia inmediata y unilateral de Cataluña.
También habrá que ver cómo se toma ERC quedarse sin poder. Aunque si los pronósticos más pesimistas se cumplen, su batacazo electoral será de un calibre que hasta Gabriel Rufián tendrá que dejar de sermonearnos a todos los españoles.
Las huidas hacia delante hacen extraños compañeros de viaje. Pero si en algo coinciden Pedro Sánchez y Carles Puigdemont es en su ansia de poder a cualquier coste.
En definitiva, puede que Puigdemont, aun perdiendo hoy, gane y que, aunque parezca que el procés se desactive, solo estemos encaminándonos a una nueva etapa de resultado incierto en la que todos los españoles seamos los perdedores.
*** Juan Hernando Quevedo es consultor de Asuntos Públicos en Ernest.