La junta de fiscales, según cada periódico
Amanece el martes optimista con un artículo de Miquel Roca en las páginas de La Vanguardia. Nuestro padre de la Constitución escribe alambicadamente sobre España. Dime, padre, ¿qué piensas? Y dice: “¿El agua es mía? ¡Pues no! El agua es de todos!”. Si le llegan a decir en 1978 que escribiría algo así en 2024, jamás lo habría creído.
Pedro Sánchez sigue nadando con placer en el agua hirviendo. Ayer estuvo con Ferreras y anunció su último ofrecimiento a Junts como si se tratara de una medida convencional. El País: “Sánchez ofrece a Junts limitar los plazos de las instrucciones judiciales. El Gobierno plnatea esa reforma a cambio de no tocar la Ley de Amnistía”.
Fue tan estruendoso el ofrecimiento de Sánchez a Puigdemont que, quizá, pasara desapercibido lo que escribe hoy Pedro Cuartango en su columna: “Sánchez no atribuyó a los dirigentes del procés ni la menor responsabilidad en lo que sucedió”. Por cierto, cómo os quedasteis cuando nuestro Napoleonchu dijo que la derecha, en España, sueña con que el Cara al Sol se interprete en Eurovisión.
¡Reconocedlo, compañeros! Con vuestra copa, en la barra, con el clin-clin de los hielos, os contoneáis orgásmicamente en cuanto suena lo de “arriba escuadras a vencer”. Tengo miedo de que cierren la España que madruga, patrón porque… ¿qué son estos madrugones si no formar junto a mis compañeros y hacer guardia junto a los luceros?
EL ESPAÑOL: “Moncloa ofrece a Junts forzar al juez García-Castellón a cerrar el ‘caso Tsunami’ en julio mediante una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal”. ¿Esto qué significa?
El juez García-Castellón prorrogó seis meses la investigación por terrorismo a Puigdemont el pasado 29 de enero. Si se reforma la ley, como ofreció Sánchez, finalizada esa prórroga en julio, García Castellón tendría que dar carpetazo al asunto. No podría realizar más prórrogas. Pero Junts, leo en esta crónica, ya ha rechazado el ofrecimiento. Vienen a decir: no hay que subestimar a García-Castellón, que en seis meses éste nos mete en la trena. Mientras tanto, García-Castellón, leo en la portada de La Razón, sigue a lo suyo: “Ordena localizar al diputado de Esquerra investigado por Tsunami y huido a Suiza”.
ABC lo interpreta de esta manera: “Sánchez busca aplacar a Junts dando más poder a los fiscales”. Con la nueva reforma, el Gobierno cree que tendría mayor margen de maniobra cuando una causa no le gustara. Porque, y este es el asunto del día, ¿los fiscales son independientes?
Antes de entrar en harina, titular totalmente inesperado de El Independiente: “El PSOE de Sánchez reprochó al PP en 2015 que acortase los plazos de instrucción porque favorecía la impunidad de la corrupción”. No falla, este hombre no falla, da un paso y los periodistas saben que encontrarán El Dorado en la hemeroteca.
Hablemos de desamor, de la junta de fiscales que se celebra este martes.
El Confidencial: “La junta de fiscales, dividida, amenaza con dar el vuelco y complicar la amnistía a Puigdemont”. Va a debatirse ese escrito en el que el fiscal Álvaro Redondo dice que no hay terrorismo. Pero escribe Beatriz Parera que “una parte considerable de los fiscales no comparte esa visión” y que ven la mano del fiscal general y de Moncloa detrás de ese cambio de opinión. Porque el fiscal Redondo, recuerda El Mundo en su portada, pasó en cuatro días, contados, de ver terrorismo a no verlo.
Interesante detalle en la crónica de El Mundo. Ángela Martialay, ay, ay, ay, llamó al fiscal Redondo para decirle que iba a publicar la existencia de dos informes y el drástico cambio del segundo respecto al primero. El fiscal Redondo negó que existieran dos informes.
María Peral, en EL ESPAÑOL, la sala de lo Peral, titula: “Fiscales del procés creen poder tumbar el informe que no ve terrorismo”. Y un detalle importante: el fiscal Redondo, el autor de los dos informes, señala a sus compañeros por haber filtrado el contenido del primero. Redondo dice que no ha cambiado de opinión por reunirse con el fiscal general del Estado, sino porque al principio no le había dado tiempo a estudiarse bien la cosa.
¿Qué pasa si la junta tumba el informe? Recaería en otro fiscal distinto, que volvería a escribirlo de cero. Pero, ojo, porque la jerarquía es muy fuerte en la Fiscalía y el jefe, el fiscal general del Estado, si no está conforme, podría decidir y aplicar su criterio.
Al mismo tiempo, leo en La Vanguardia que el CGPJ ha emitido una declaración institucional por unanimidad criticando que los diputados descalifiquen a los jueces en el Congreso. La Razón apunta el detalle clave: “La inviolabilidad parlamentaria no justifica la falta de respeto”.
*Esta es la revista de prensa que Daniel Ramírez realiza cada mañana para 'La España que madruga', en 'Más de Uno', el programa de Carlos Alsina en Onda Cero.