Yolanda frente a Pablosky, el viaje interior de 'JorgeJa' y Shakira la dulce
Yolanda Díaz, Cayetano Rivera, Jorge Javier Vázquez y Shakira; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.
Yolanda Díaz
Empezó como un trueno, pero la derechona infiel, famosa por su diente retorcido, le hizo cruz y raya y Yolanda quedó marcada para siempre. Sin embargo, más peligrosas que las estrategias del bando opuesto han resultado ser las del fuego amigo, que te arrea un pepinazo cuando menos lo esperas. Me estoy refiriendo a Pablo Iglesias, Pablosky para los enemigos íntimos.
Pablo ha sido el encargado de correr la voz para decirle al mundo que Yolanda es una pija de voz engolada. De ahí que haya sido el primero en sumarse al carro de las críticas.
Para la vicepresidenta Díaz, Sumar ya es imparable, pero Plabosky frunce el ceño e insiste con voz reverencial: hagan el favor de respetar a los morados. Luego remata, dirigiéndose a la también titular de Trabajo: “No olvides que te hemos hecho ministra, y los medios te han ascendido al olimpo”. El personal se queda ojiplático. Yolanda se hace la sueca y desvía la conversación: “Seremos independientes frente a Podemos”. Luego, a lo suyo. Uniéndose al cerco que parte del Gobierno le ha hecho a Marlaska por el trágico salto del 24 de junio a la valla de Melilla. Y ya puesta, reclama una profunda investigación.
Es tiempo de aprovechamiento. Unos aprovechan para criticar a un ministro y otros rezan por el reencuentro de Podemos y Yolanda Díaz en una misma candidatura electoral. No hay más. O sí. Vuelve la polémica de las gafas de sol de Yolanda en el desfile del 12 de octubre. Servidora no le ve la gracia, pero se aguanta. Polemizar por polemizar, preferiría hacerlo sobre el escote posterior que lució la Reina en el Teatro Real. Eso sí que era un espectáculo. Vestido azul marino, y en la espalda, escote circular que parecía trazado a compás. Una circunferencia perfecta. Como el ojo de buey de un transatlántico. Vista por detrás, a la Reina le sobresalían dos bultos como dos tetas en el preciso lugar donde se alza la orografía de los omóplatos.
Cayetano Rivera
A veces las parejas no acaban de cuajar y se quedan cojas para siempre. Es el caso de Eva González (ex Miss España) y Cayetano Rivera, de la casta Ordóñez-Dominguín, como decía Carmina, su madre, que de castas taurinas sabía un huevo. Menciono la noticia de pasada, por si queda algún despistado: después de varios intentos fallidos, Cayetano y Eva han roto. Tienen un niño en común, pero se presume que su separación no se enredará tanto como la de Piqué y Shakira, cuyo último round negociador superó las doce horas y hubo que recurrir al cáterin para que no se desmayaran los intervinientes. Me lo cuenta Laura Fa, que se ha pasado varios días tras el follaje de los jardines urbanos para captar detalles de la enrevesada sesión.
A lo que íbamos. Cayetano y Eva de momento no van a necesitar negociaciones de Estado para recomponer sus vidas. Ellos podrán vivir separados sin moverse de Sevilla. No es la primera vez que lo intentan. Los especialistas del couché sostienen que Eva es la causa de los males de la pareja. Al parecer, la miss no tiene buen carácter y su “genio” es la chispa que prende fuego al mínimo enfrentamiento conyugal.
González es difícil de llevar. No se trata de una simple y maliciosa quimera. Ya se vio cuando era novia de Iker Casillas. Rompían cada dos por tres y nunca lograban pacificar sus relaciones. Hasta que un día, a uno de los dos se le ocurrió dar un puñetazo en la mesa y estalló: a partir de hoy, tú a Boston y yo a California. Aquel día pasó lo que dice el bolero: “Entonces yo daré la media vuelta y me iré con el sol cuando muera la tarde”.
Jorge Javier Vázquez
Por aquel entonces éramos cuatro cantamañanas y llegó el quinto. Yo le conocía porque me entrevistó para una hoja parroquial que resultó ser la revista Pronto, cuyo título utilizaría luego para bautizar a su primer perro, un cocker blanco que le abrió los ojos al mundo de los animales. Pronto ya está en el limbo, pero 'JorgeJa' (así lo tengo nominado en la agenda) vive con cinco perros y un burrito que no se llama Platero y trota alegremente por su jardín, en una lujosa urbanización de Madrid.
JorgeJa ha dejado de ser el cantamañas ingenuo que llegó a Madrid arrastrando un maletón lleno de libros y preguntando por Paloma San Basilio, su diosa en aquella época. Llegó con una estrella en el culo y uno de sus primeros golpes de suerte fue una operación inmobiliaria con un piso en la calle Goya. Lo hizo con el desenfado de quien compra una bolsa de palomitas. Recuerdo que estábamos en Marbella haciendo puerta (como cualquier paparazzi) en el chalé de un famoso cuando se le ocurrió comprarle el piso recién reformado al fotógrafo Fernando Quintela. Aquel día dejó de ser cantamañanas y empezó a subir escalones hasta convertirse en uno de los hombres más rumbosos y mejor pagados de la tele. También escribe libros, hace teatro y toma clases de canto en Las Vegas. Ha creado un laboratorio de la voz para aspirantes a cantantes y locutores de radio. Sus últimos caprichos, que yo sepa, son fotografiarse con plumas de marabú y saltos de cama de raso, coleccionar criptoelefantinas, y volver siempre a África.
Estos días vive dedicado a promocionar su libro Antes del olvido, segunda entrega biográfica tras el éxito de La vida iba en serio, cuyo título inspiró Gil de Biedma. Casi todo lo que hace o dice Jorge parece inspirado en el gran poeta de la generación del cincuenta. En esas páginas Jorge Javier hace ejercicios de contrición propios de un solitario sin pelos en la lengua. Ahí confiesa con apabullante sinceridad su mala relación con él alcohol y con el sexo. “El sexo lo he utilizado de manera compulsiva”, dice. Con la nitidez de quien lo ha pensado largamente, añade: “Necesito tener alicientes porque si no, me aburro”.
Su nuevo libro es el viaje hacia sí mismo que inició tras la muerte de Mila Ximénez de Cisneros, la mujer que le regalaba soplos de vida. La introspección, como el privilegio de los solitarios. Pueden permitirse el lujo de subirse a la columna, como Simón el Estilita, y entregarse desde ahí al viaje interior.
Isabel Mebarak (Shakira)
Aunque la vida ha querido que la pareja compuesta por Shakira y Piqué haya partido peras y de ahora él adelante no vuelvan a ser dos, sino uno más uno, de vez en cuando nos vence la nostalgia y buscamos en la música de la colombiana las pruebas del amor que parecía destinado a no tener fin.
Mientras escribo suena “hay amores que se vuelven resistentes a los daños…”, la canción que puso música y lágrimas a la película El amor en los tiempos del cólera basada en la obra de García Márquez. “Como el vino que mejora con los años, así crece lo que siento yo por ti…”.
Mientras me dejaba envolver hace unos días por la hipnótica belleza de esta dulce canción de Shakira, Gerard Piqué se despedía del futbol en el Nou Camp, con lágrimas y manteo de colegas. Veinticuatro horas después de la puesta en escena, en un despacho de la ciudad condal se llegaba a un acuerdo en las negociaciones que permitían vislumbrar la paz.
Shakira y Gerard no están casados, pero tienen hijos, que es peor (o sea, más complicado). De nada sirven los bienes gananciales y el bolsillo forrado si las custodias no están bien establecidas. Ahora sabemos que Gerard ha dejado el futbol para ganar tiempo en favor de los críos. Es el punto fuerte de la negociación. Piqué ha logrado hacerse con los niños diez días al mes, algo por lo que no lucharían todos los padres, aunque tuvieran el riñón forrado. Gerard, sin embargo, estará asentado en Miami para permanecer atento a la crianza de sus vástagos, Milan y Sacha. Shakira, sin embargo, mientras ha estado en Barcelona se ha ocupado de traer y llevarlos al cole, normalmente, sola, ya que Gerard andaba muy ocupado con su espantada deportiva.
Ahora todo cambiará. En Miami, Shakira tiene un casoplón. Y a un tiro de piedra están sus amigos latinos (Ricky Martin, Jennifer Lopez, Matt Damon, Julio Iglesias…). en sus respectivos casoplones.
La alegría reaparece, pues, en la vida de la dulce Shakira, que en realidad se llama Isabel Mebarak. En Barcelona pasó uno de los momentos más oscuros de su vida. Al principio salía con las esposas de Messi y de Cesc, pero ella no era muy fiestera y aquellas amistades acabaron diluyéndose.
En Miami recuperará el ritmo de vida con los críos. Ellos seguirán cada uno con sus aficiones: Milan el béisbol y Sacha los artes marciales. “Gerard vendrá periódicamente a verlos. Juntos construiremos sus proyectos de vida y los veremos crecer”, dice una mujer empoderada que sabe muy bien hacia donde dirige su vida. Posa para la revista Elle mientras sonríe dulcemente como solo ella sabe sonreír. Parece un hada.