La opinión pública se debate entre la comprensión y la indignación por las imágenes del Colegio Mayor Elías Ahuja. A su vez, Vladímir Putin cumple 70 años, aislado y sin hitos que celebrar, y España demuestra su eficacia en la lucha antiterrorista.
Cánticos condenables
Nadie que haya pasado por un colegio mayor puede sorprenderse por los cánticos de los universitarios del Elías Ahuja de Madrid que inundaron ayer las redes sociales. Nunca dejaron de producirse y, por tanto, no reflejan la involución lamentada en algunos foros. Pero que sea cotidiano no lo convierte en eximible. Debe ser la gota que colma el vaso de un inacabable historial de desafíos extremos y expresiones sexistas en las residencias de estudiantes de toda España. Los improperios al fin revelados han de conducir a una profunda reflexión y un proceso de revisión. A fin de cuentas, son el síntoma de un problema mayor que no puede tener cabida en una España moderna, tolerante y abierta.
Pero abordar un juicio total y promover un castigo desproporcionado para los responsables sobre unos eventos sin atender al escenario es un error. Igual que atribuir la culpa a corrientes y partidos conservadores es un disparate. La indignación por los actos en una sociedad hiperconectada y guiada por criterios genuinamente emocionales es comprensible. Mucho más ante una costumbre condenable y trasnochada. Pero la teatralidad de algunas reacciones deja en evidencia a una izquierda entregada al oportunismo y la polarización política.
El cumpleaños infeliz de Putin
El 7 de octubre es un día señalado en el calendario de los rusos: es el cumpleaños de Vladímir Putin. En otros tiempos fue una jornada festiva. Pero el tiránico líder llega a los 70 sin argumentos para la satisfacción y con achaques que avivan toda clase de rumores sobre su estado de salud. A estas alturas del año pasado, Putin apuntalaba su último delirio imperialista: el derrocamiento del régimen democrático de Ucrania y el sometimiento del que considera un país ficticio.
Confiaba en que potencias amistosas como China o Irán, unidas por su lucha contra los valores liberales y dispuestas a acabar con la cohesión de Occidente, se incorporaran de alguna manera al desafío. Pero nada más lejos de la realidad. El paso a un lado de sus supuestos aliados, la heroica resistencia de los ucranianos y el férreo compromiso norteamericano, británico y europeo acercan la derrota de Putin.
Rusia es, un año después, un paria económico, diplomático y militar, sólo temible por el arsenal nuclear legado por la Unión Soviética. Puede que Putin se haya cuidado de no dejar ningún sucesor potencial a la vista. Pero el tiempo dirá cómo evoluciona la indignación de su pueblo. Los rusos no se levantaron contra la ocupación a sangre y fuego de una nación hermana, pero pueden rebelarse por la carestía de productos básicos, el encarecimiento inasumible del coste de la vida y el torrente continuo de padres, hijos y hermanos muertos en Ucrania.
Éxito antiterrorista
Las detenciones de terroristas islámicos dispuestos a atentar en nuestro país arrojan una lectura clara: la alta eficacia de la Inteligencia y los cuerpos policiales del Estado, y la importancia de reconocer y reforzar su trabajo contra el terrorismo. La última operación ejecutada en Melilla, contada en exclusiva para EL ESPAÑOL, lo demuestra.
La Policía Nacional detuvo hace unos días al imán de una mezquita salafista de la ciudad autónoma. El fanático religioso tiene vínculos con el Estado Islámico y un propósito claro: adoctrinar a jóvenes para cometer atentados terroristas en España. No es un caso excepcional. Las distintas acciones policiales se han saldado con 30 detenciones de esta clase en lo que va de año. Y aunque no todas concluyen con sentencias condenatorias de la Audiencia Nacional, todas lanzan un fuerte mensaje disuasorio.
Paradójicamente, la eficacia policial se mide por su invisibilidad. Pero, si no fuera por la labor preventiva, el control de las mezquitas radicalizadas y el seguimiento exhaustivo de la propaganda y los propagandistas yihadistas, los atentados serían mucho más frecuentes. Cinco años después de los atentados de Cambrils y Barcelona, es imperioso recordarlo.
*** El Merodeador es el seudónimo colectivo de la sección de Opinión de EL ESPAÑOL integrada por Cristian Campos, Jorge Raya Pons y Víctor Núñez.