¿Está Rusia a tiempo de evitar la debacle en Ucrania?
Los contraataques de Ucrania sorprenden al mundo y la victoria parece muy probable. Pero Rusia todavía tiene opciones.
Desde el 24 de febrero hasta el fallido asalto sobre Járkov, pasando por las recientes victorias ucranianas, la guerra no ha parado de transitar por los caminos más inusitados e improbables.
Los éxitos de la resistencia sorprenden al mundo (y a los especialistas). Sin embargo, lejos del dulzor de la victoria de Kiev o de la retirada rusa de Járkov, los últimos eventos tienen un gusto agridulce, a sabiendas de que, llegado el caso, es posible que una Rusia acorralada decida usar armas nucleares.
Y no nos equivoquemos, cuando digo es posible, quiero decir que Rusia aún tiene opciones. Pero, si se ve acorralada, el uso de armas nucleares no sólo será posible, sino probable.
En lo que interesa al lector, es fundamental explorar qué opciones tiene Vladímir Putin para frenar la sangría que viven día a día sus fuerzas, estancar el frente y evitar así el póker atómico.
Lo primero a comprender son las probabilidades de que se inicie la escalada nuclear. Para ello conviene fijarse en el siguiente mapa, en el que se establece la probabilidad simbólica (sólo persigue efectos ilustrativos) de una escalada por colores. Las flechas azules marcan las principales ofensivas ucranianas activas en estos momentos.
A continuación, veamos el grado de éxito ucraniano. En el último mes, han triunfado en hasta tres ofensivas.
OFENSIVAS UCRANIANAS |
||||
Objetivo final |
Duración |
Valor de la ruptura que permitió el avance |
Desgaste |
Distancia a ciudad clave |
Jersón |
36 días (continúa) |
25 km |
Alto |
100 km (a Jersón) |
Kupiansk-Izyum |
7 días |
40 km |
Bajo |
- |
Kreminna-Svatove |
7 días (continúa) |
25 km |
Medio |
56 km (a Severodonetsk-Lysychiansk) |
Las tres se produjeron a partir del 29 de agosto, en poco más de un mes.
¿Qué ha cambiado últimamente? Sabemos que las fuerzas ucranianas están muy motivadas, los socios occidentales no han dejado de enviar armamento y están en movilización general desde el 24 de febrero. Con todo, Ucrania ya está cerca de alcanzar su máxima eficacia militar: tropas adiestradas desde febrero, llegada masiva de toda clase de blindados para renovar el poder ofensivo, y artillería de precisión y largo alcance abundante y bien abastecida.
Los ucranianos ya sólo pueden aumentar exponencialmente su eficacia militar si reciben misiles con más alcance aún, previsiblemente los ATACMS con 300 kilómetros, y/o material que les permita disputar la superioridad naval de la flota rusa del mar Negro
Los rusos, por su parte, han tocado fondo este septiembre. Lo mejor de sus divisiones, como el 1er Ejército de Tanques o los paracaidistas de la VDV, han sufrido un enorme desgaste material y moral, y en sus filas hay cada vez más milicias, contratistas y reclutas bisoños.
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Moscú ha decidido movilizar 300.000 hombres con un decreto que contiene cláusulas secretas que permiten llamar a filas a un millón de reclutas. Asimismo, la industria militar rusa va a recibir recursos adicionales para reponer el material y las Fuerzas Armadas cuentan con partidas especiales para adquirir material de guerra en Irán y Corea del Norte, y quizás algún día en China o India.
Por último, el frente consta de unos 900 kilómetros que exigen 200.000 efectivos y miles de blindados y piezas de artillería para poder defenderlo.
La aviación rusa conserva parte de su potencia, pese a su escasa eficacia, y la artillería rusa mantiene una parte notable de su arsenal. En un contexto defensivo, el número de blindados disponibles debería ser suficiente, pese a las bajas ya sufridas.
"La escalada nuclear tendrá que esperar, como mínimo, hasta principios de 2023"
Más peligroso es el asunto de la moral de combate rusa, especialmente entre los reclutas. No parece muy alta, si bien podría bastar con que sea la justa para mantener posiciones conservadoras.
El problema ruso probablemente no sea la logística, aunque puedan tener carencias de drones o munición, sino que les falta moral de combate y personal adiestrado. Los ucranianos han estado instruyendo a sus fuerzas desde febrero, durante seis meses. Los rusos, en cambio, necesitan reforzar su frente ya.
Así que la clave es el tiempo disponible para adiestrar reclutas y equipar unidades. Al ritmo de los actuales avances ucranianos, Severodonetsk y Lysychansk podrían tardar dos meses en estar casi rodeadas y a merced de un asalto directo (hasta la primera semana de diciembre). Sin embargo, Jersón estaría expuesta a partir de enero-febrero.
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Todo lo anterior implica que, si los ucranianos no logran avances aún más rápidos o una ofensiva sorpresa, Rusia debería tener el tiempo suficiente como para adiestrar a su gente y frenar sus avances. Eso sí, a costa de sufrir más derrotas, al menos hasta noviembre.
Es imposible pronosticar si los ucranianos tendrán energías como para lanzar nuevas ofensivas por sorpresa sobre centros clave como Melitopol o Mariúpol. Tampoco sabemos cómo evolucionará la moral de los reclutas rusos. Ni cuántos serán enviados al frente. Ni a qué ritmo.
Salvo que se produzca una debacle general rusa (no es descartable), la escalada nuclear tendrá que esperar, como mínimo, hasta principios de 2023. Y los ucranianos, para alcanzar objetivos como Melitopol o Crimea, necesitan tiempo. Hasta bien entrado 2023.
*** Yago Rodríguez es analista militar y geopolítico, y director de The Political Room.