Rusia, un sparring de la OTAN en su futuro enfrentamiento con China
La invasión de Ucrania está siendo una clase magistral para la OTAN de cómo una potencia nuclear afronta hoy la invasión de un territorio vecino.
En esta Cumbre de la OTAN, como ya saben hasta los menos duchos en cuestiones geopolíticas, se ha aprobado el nuevo Concepto Estratégico de la Alianza. Es decir, cómo ve la OTAN el contexto internacional y qué respuestas considera que debe dar a los riesgos que pueden afectar a la seguridad y los intereses de los países miembros.
Ha sido una reunión de alto nivel profundamente marcada por la guerra de Ucrania. Pero también por algo que se menciona menos ante el gran público: el papel silente de China en ella.
De todos los conflictos (armados o no) se aprende. La guerra de Ucrania, provocada por la invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia, está suponiendo una actualización diaria permanente de conceptos estratégicos, políticos y táctico-operativos.
Ha sido una clase magistral de valor incalculable sobre cómo una potencia nuclear como Rusia afronta la invasión de un territorio vecino con las cartas que le han sido repartidas.
Esta guerra nos ha enseñado, por ejemplo, que, aunque Rusia haya aprobado varias doctrinas y manuales tácticos desde la Segunda Guerra Mundial, el Ejército ruso es aún soviético en sus modos de avance. Modos basados en arrasar las posiciones del enemigo mediante artillería masiva y misiles, y en el abandono más amoral e inhumano de sus propias tropas caídas y heridas.
"En la guerra entre Rusia y Ucrania, China no ha apoyado a la primera como muchos hubieran esperado"
En esta simulación de dimensión real, la OTAN, EEUU y Europa están aprendiendo cómo, si no vencer, sí frenar a un enemigo a distancia: con asistencia de equipamiento y, sobre todo, inteligencia. Inteligencia recogida, entre otros medios, con satélites y UAVs.
No hay que confundir sin embargo los UAVs con esos pequeños drones (quadcópteros, octocópteros) cuyo uso por parte de los ucranianos está escribiendo un nuevo capítulo en el desarrollo sobre el terreno de la guerra moderna. Un capítulo a la altura de la disrupción que supusieron los IEDs en Afganistán e Irak.
Pero la invasión de Ucrania no ha entrado en la categoría de conflicto "proxy". Y eso a pesar del decidido papel de EEUU, Europa y la OTAN, que han adoptado como protegido a Kiev. Y no ha entrado en dicha categoría por la ausencia efectiva de China, que no ha apoyado a Rusia como muchos hubieran esperado.
[La OTAN señala a Rusia como "la mayor amenaza" en su estrategia defensiva para la próxima década]
La razón más evidente de ello es la voluntad de Pekín de heredar el mundo como hegemón tras EEUU, algo que le obliga a cuidar su imagen internacional. Y asociarse con Rusia hoy no es la mejor forma de hacerlo.
Esta semana, el embajador de Suecia en España, Teppo Tauriainen, afirmó en un encuentro con empresarios de la industria de Defensa que los movimientos de Rusia son "a largo plazo". Rusia busca, por tanto, efectos también a largo plazo. Y eso explica parte de la voluntad de su país de unirse a la OTAN.
Tauriainen hizo también una firme defensa de la soberanía y la libertad de decisión de Suecia en su voluntad de unirse a la Alianza, dejando claro que nadie dirige los pasos de los suecos, salvo los propios suecos. El embajador reiteró asimismo, en pleno proceso de aceptación de su candidatura, la conocida postura de su país sobre la cuestión nuclear y su negativa a acoger bases OTAN en suelo sueco.
Nadie está detrás, por tanto, de la decisión sueca. Como no la había detrás de la de Rusia cuando decidió unilateralmente invadir Ucrania el pasado 24 de febrero.
Pero si la guerra entre Kiev y Moscú no cabe en la definición clásica de conflicto intermediado, ¿qué es?
"Es China, y no Rusia, el centro de las divergencias en el seno de la OTAN y, por ende, de las preocupaciones"
Cada vez hay más papeletas para que esta guerra acceda a las páginas de la Historia (dure lo que dure y como segunda parte de la invasión de Crimea de 2014) como un prólogo de otro conflicto mayor. Como una antesala de la desestabilización mundial y el deterioro grave de la seguridad europea.
Una cita a la que China faltó, pero a la que envió una nota de disculpa prometiendo no perderse la siguiente ocasión. O incluso organizar una nueva "fiesta" en Taiwán.
Ese papel de los chinos, a su vez, tensiona las distintas sensibilidades dentro de la OTAN, que se han limado una vez más, documentalmente, en la Cumbre de Madrid. Porque es China y no Rusia el centro de las divergencias y, por ende, de las preocupaciones.
Las naciones europeas tienen distintas posturas y tratos con Pekín. Pero EEUU tiene identificada a China como enemigo sin matices. Un análisis detallado del Concepto Estratégico de Madrid, que no ha deparado demasiadas sorpresas a quien consume habitualmente las publicaciones de la Alianza, confirmará si, como parece, Rusia ha sido un sparring para la OTAN en su cada vez más cercano enfrentamiento con China.
*** Francisco J. Girao es director de Defensa, Seguridad y Aeroespacial de Atrevia.