Se veía venir, pero había que escalar la montaña. Y, de paso, llegar a la cumbre en el momento justo. Ni un minuto antes, ni un minuto después. Juan Guaidó solicitó a la ONU que active el procedimiento de Responsabilidad para Proteger (R2P por sus siglas en inglés) tras el demoledor informe presentado por la misión del Consejo de Derechos Humanos.
¿Qué es la R2P? Es un acuerdo apoyado por todos los miembros de la ONU en la histórica Conferencia Mundial del 2005 para prevenir el genocidio, los crímenes de guerra, la limpieza étnica y los crímenes de lesa humanidad. A Nicolás Maduro y su régimen se les acusa de esto último.
La R2P consta de tres pilares fundamentales: todo Estado tiene la responsabilidad de proteger a su población de los cuatro crímenes mencionados anteriormente; la comunidad internacional tiene la responsabilidad de incentivar y asistir a cada estado para que cumpla con esta responsabilidad; si un Estado está manifiestamente fracasando en proteger a su población, la comunidad internacional debe estar preparada para tomar una acción colectiva en una forma oportuna y decisiva de acuerdo a la Carta de las Naciones Unidas.
Es importante destacar, sobre todo por el debate que ha habido en torno a esto por el caso Venezuela, que la Intervención Humanitaria es sólo una parte del concepto de R2P. Sin embargo, se ha llegado a aplicar fuera de este mecanismo.
Grosso modo, de eso va el R2P. Es lo que dice la literatura académica. Ahora, aterricemos el contexto político en el cual se da la solicitud de Guaidó. ¿Llegará esto al Consejo de Seguridad? Es de esperar que, al menos, Estados Unidos se asegure de que así sea. El Departamento de Estado promovió el discurso del presidente interino de Venezuela ante la Asamblea General de la ONU casi más que el del propio Trump. Luego, horas antes del mensaje de Guaidó, el propio mandatario estadounidense aseguró en rueda de prensa que próximamente podría hacer públicas las acciones que se están tomando para que el hemisferio sea libre. “El hemisferio será completamente libre, eso pasará más temprano que tarde (…) Muchas cosas están pasando ahora, no puedo decirles”.
La estrategia del gobierno interino va de la mano con sus aliados. Sobre todo, con Estados Unidos
Al rato, un par de horas después, el discurso de Guaidó. “Hablo por Venezuela: He solicitado formalmente evaluar la implementación de la Responsabilidad de Proteger para los venezolanos, dados los crímenes de lesa humanidad cometidos por Maduro. Necesitamos acciones oportunas y decisivas por la vida”.
Andrei Serbin Pont, analista internacional argentino experto en seguridad, consideró que “el pedido de Guaidó por la implementación de Responsabilidad de Proteger en Venezuela está bien expresado, fraseado y sustentado. Referencia a los tres pilares, secuenciamiento, crímenes de lesa humanidad, límites de la soberanía. Bien asesorado, sin dudas”.
Bien asesorado, sin dudas. Es innegable que la estrategia del gobierno interino va de la mano con sus aliados internacionales. Sobre todo, con Estados Unidos, como no podía ser menos teniendo en cuenta que son quienes más se han batido en este combate, además de los propios venezolanos. Son millones los que han protestado durante veinte años contra el chavismo.
El pueblo de Venezuela no se está sacando este conejo de la chistera por capricho. Aunque el informe de la ONU sólo registre los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la estancia de Maduro en el poder, lo cierto es que el chavismo mostró sus dientes autoritarios desde el día cero. Desde ese momento, la oposición se movilizó masivamente en manifestaciones callejeras. Durante todos esos años hubo detenciones arbitrarias, torturas y muertos. La masacre de Puente de Llaguno no ocurrió ayer, sino hace dieciocho años, por ejemplo. Aún así, no se abandonó la ruta electoral.
El fraude a lo largo de cada proceso y el posterior desconocimiento de la voluntad popular ha sido denunciado nacional e internacionalmente. Ante el fracaso del voto, se intensificó el llamado a la Fuerza Armada para que restituyeran la democracia, inclusive intentando en abril del 2019 una insurrección que fracasó por el vínculo de uno de los involucrados con Vladimir Putin. Hablamos de Vladimir Padrino, el ministro de la Defensa madurista.
Y es que el caso venezolano escapa de cualquier principio de respeto de soberanía. Desde el principio, la Cuba castrista tomó las riendas del chavismo de la forma más descarada posible. Con ese asesoramiento, Chávez alineó políticamente a Venezuela con factores como Rusia, China, Irán, Hezbolá y otras yerbas similares. “La dimensión geopolítica del conflicto venezolano comenzó desde el momento en que Chávez integró a Venezuela en el bloque geopolítico al que pertenece Cuba: ya no es parte del mundo occidental”. Las palabras son de Elizabeth Burgos, reconocida historiadora y antropóloga franco-venezolana.
El Consejo de Seguridad será un escollo. Esperan, con su poder de veto, China y, sobre todo, Rusia
Estados Unidos entendió eso, finalmente, durante la presidencia de Barack Obama. Aunque fue mediático el enfrentamiento entre George W. Bush y Hugo Chávez - “Mister Danger” según el teniente coronel golpista-, el show no pasó de las palabras. Demasiado petróleo de por medio. Fue Obama quien decretó a Venezuela como una amenaza para la seguridad nacional de su país, el mismo decreto que renueva, año a año, Trump. Es decir, en el Estados Unidos histérico de la actualidad, profundamente dividido y radicalizado, es quizás esta la única política bipartidista.
Con la camarilla del régimen madurista enjuiciada y con precio sobre su cabeza, el secretario de Estado Mike Pompeo bordeó Venezuela en una gira que versó sobre seguridad regional. Guyana, Brasil y Colombia fueron visitados por uno de los principales arquitectos de la tenaza profiláctica en torno a Maduro. Al término del tour, se metió a la dictadura madurista en el mismo saco de las sanciones a la teocracia iraní. Al hermanarlos de esa manera con Teherán, la Administración Trump logra que no sólo en Florida vean el peligro que representa el chavismo.
Y, al fondo, las elecciones del 3 de noviembre, con Trump estancado en las encuestas luego de la recuperación de hace unas semanas. A día de hoy, pierde, pero si algo se puede aprender de su biografía es que nunca hay que darlo por muerto, independientemente de la extravagancia del entuerto en que se meta. Desde hace casi un siglo, ningún aspirante republicano alcanza la presidencia sin ganar Florida, así que al actual inquilino de la Casa Blanca le viene como anillo al dedo rematar cuanto antes esta operación de larga data. Lo que llaman realpolitik.
Europa trata, in extremis, que Maduro acepte una salida electoral, pero el dictador se niega. Ahora, la pelota se juega en otro campo. El Consejo de Seguridad, cómo no, será un escollo. En el Consejo de Seguridad esperan, con su poder de veto, China y, sobre todo, Rusia. Si, como es de esperar, Xi y Putin dicen que no, será que no… por esa vía.
En el retrovisor todavía se ven casos como el de la persecución serbia a los albano-kosovares en 1998. Estados Unidos y la OTAN buscaron el apoyo del Consejo de Seguridad para intervenir. Beijing y Moscú lo vetaron, pero la OTAN igual procedió con los bombardeos. ¿Ilegales? Sí. ¿Con apoyo masivo y exitosos a la hora de evitar crímenes atroces? También.
*** Francisco Poleo es analista especializado en Iberoamérica y Estados Unidos.