Las nuevas informaciones sobre el caso Negreira no dejan de cercar a un FC Barcelona que cada vez encuentra más dificultades para sacudirse la sombra de la fundada sospecha de una grave corrupción deportiva. Y ello en las inmediaciones de un Clásico frente al Real Madrid que promete ser uno de los más tensos en años, después de que muchos aficionados hayan dado por bueno (aunque aún no esté probado) que el Barça pagó al ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros a cambio de "favores arbitrales".
Tal y como detalla hoy EL ESPAÑOL, el expresidente del Barça Joan Gaspart se ha convertido en el foco de todas las pesquisas, al ser el único nexo de unión entre el club y José María Enríquez Negreira. Porque el histórico directivo azulgrana, que tendrá que declarar como testigo, fue el presidente que inició los pagos al ex número dos de los árbitros en 2001.
Y por si esto no fuera lo suficientemente sospechoso, su llegada a la Real Federación Española de Fútbol como vicepresidente de Ángel María Villar el 1 de enero de 2005 coincide en el tiempo con la reanudación de los abonos a las empresas de Negreira tras tres temporadas de pausa.
También Joan Laporta ha quedado gravemente señalado, pues fue él quien recuperó los pagos a Negreira en su tercer año de presidente, tras dos sin relación con el excolegiado.
Además, Gaspart tendrá que explicar si existe alguna vinculación entre los pagos y su labor como jefe de campaña de la candidatura de Villar en 2004.
Porque no se puede olvidar que el expresidente del FC Barcelona fue el máximo responsable de que Laporta y la Federación Catalana de Fútbol cambiaran a última hora su voto para apoyar al expresidente de la RFEF en las polémicas elecciones de 2004, convenciéndole de que al Barcelona le iría mejor con Villar. Un servicio por el que fue recompensado con un alto cargo en la Federación.
Esta singular puerta giratoria y la correlación de los hechos y su cronología hacen que la figura de Gaspart se haya convertido en clave para la investigación. Porque el exmandatario aparece como el vínculo necesario entre el club y el exdirectivo arbitral. Su declaración debería servir para esclarecer la relación que ambos mantuvieron durante diecisiete años, y a qué se debe que las transferencias se interrumpiesen para retomarse poco después.
A estos hechos extraños se le suma la precaria situación económica en la actualidad del que fuera vicepresidente de los árbitros desde 1993 a 2018. Según pudo saber este periódico, Negreira no tiene propiedades a su nombre, apenas cuenta con ahorros y ya no posee las empresas con las que facturó los pagos del Barça.Sus apuros económicos y sus problemas con Hacienda en los últimos años no son propios de alguien que hasta 2018 se embolsó 7,3 millones de euros. ¿En qué gastó lo que ingresó del FC Barcelona?
Admitida a trámite la denuncia de la Fiscalía contra Negreira, el club, Bartomeu y Rosell, el procedimiento sigue su curso, con el Real Madrid, la Federación, La Liga y el CSD personados en la causa.
Pero hasta que se dicte sentencia, el Barça debe hacer lo posible por disipar toda esta turbiedad, aún más oscurecida por la declaración de Negreira ante la Agencia Tributaria, en la que sostuvo que su relación contractual con el club tenía por objeto que el club pudiese estar "tranquilo de que en el comité arbitral no había decisiones en contra del Barcelona".
En lugar de parapetarse en victimismos exculpatorios, los directivos azulgranas deben ser conscientes de que el caso Negreira no afecta únicamente a la honorabilidad del Barça. También mancha la reputación de los colegiados españoles y del fútbol en general, que no puede quedar dañada a ojos del resto de competiciones europeas.
De lo contrario, será inevitable que la confianza de los aficionados en la limpieza del torneo siga sufriendo un irreversible menoscabo. Y muy especialmente en partidos con tanta rivalidad como el de hoy.