Si quedaba alguna duda sobre la línea de moderación y diálogo del PP que sale del congreso de Sevilla, Alberto Núñez Feijóo se ocupó de despejarla. Su discurso fue medido, sobrio y sin hipérboles, a la altura de las expectativas de su estrenada condición de presidenciable.
El todavía presidente de la Xunta anunció su amargo adiós a Galicia, que gobierna desde 2009, y celebró con orgullo la oportunidad de presentar batalla a Pedro Sánchez en las elecciones generales de 2023. Lo hizo con el consenso de los barones y de una militancia entregada tras la crisis inaudita que acabó con Pablo Casado.
Feijóo ha conseguido este fin de semana la fotografía del respaldo casi unánime de sus compañeros, que incluye valiosas alianzas. La principal, con Juan Manuel Moreno Bonilla, en una suerte de Pacto del Betis en el centroderecha. Pero también cabe resaltar el acuerdo con Isabel Díaz Ayuso, a la que premiará con un congreso exprés para que pueda presidir el PP de Madrid dentro de un mes, coincidiendo con el aniversario de su gran victoria electoral.
El nuevo jefe de la oposición hizo una apuesta nítida por la centralidad política y se marca unos objetivos que son claramente antagónicos a los de la derecha reaccionaria. El proyecto del PP pasa por abrir España al mundo y no por aislarla. Por incidir en el europeísmo y renunciar al nacionalismo. Por priorizar la ciudadanía sobre la nacionalidad y los intereses generales sobre los sectarios. Por hacer gestión y resolver los problemas de los ciudadanos. “Para eso estamos”, resumió. “Para ofrecer a los españoles fiabilidad, madurez, sentido de Estado y un rumbo”.
Feijóo hizo una defensa del sosiego en tiempos de polarización y auge populista. Defendió la lengua común de todos los españoles como instrumento de comunión y no de discordia, y también el "bilingüismo cordial", en un proyecto de España que debe responder a la realidad del país: cohesionado y plural.
Ganarse a los españoles
Son muy oportunas sus llamadas al entendimiento con el principal partido de Gobierno y su disposición a acuerdos que alejen al PSOE de la izquierda radical y los independentistas. “Para dejar de posponer las soluciones que urgen, nos encontrarán”, sentenció.
Pedro Sánchez se dirigía esta semana al Congreso para reclamar unidad, después de relatar todas las calamidades que viene arrastrando el país: desde la pandemia y los efectos de la guerra en Ucrania hasta desastres naturales como el volcán de La Palma o Filomena. Feijóo viene a decirle que pueden afrontar juntos esos y otros problemas si el ofrecimiento es sincero y no está condicionado al peaje que exigen quienes "fracturan el país".
Feijóo tiene un difícil camino por delante. Pero este fin de semana, sin estridencias ni golpes de pecho, se ha presentado a los españoles como una alternativa fuerte, fiable y moderada a Sánchez. Como un hombre de Estado que, a fin de cuentas, llega a Madrid avalado por una gestión eficaz en Galicia y cuatro mayorías absolutas.