El Gobierno ha anunciado una "hibernación" de nuestra economía para intentar reducir los contagios de coronavirus al mínimo en un momento en el que muchos hospitales se encuentran con sus UCI al límite. Esa hibernación se concreta en la suspensión de todas las actividades "no esenciales".
El anuncio ha pillado por sorpresa a la oposición, a los agentes sociales y a los presidentes autonómicos, que así se lo reprocharon a Pedro Sánchez en la videoconferencia que mantuvieron este domingo. Estamos ante un suma y sigue que viene a corroborar el modo unilateral con que el Gobierno está afrontando la gestión de la crisis.
A leer el BOE
La medida se da a conocer un domingo, sin apenas tiempo de reacción para las empresas y los trabajadores, y sólo cuatro días después de que los socialistas hubieran votado en contra de esa decisión en el Congreso de los Diputados. La sensación de que estamos ante un nuevo bandazo es así inevitable.
Cuando la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, presumía este domingo de la iniciativa calificándola de "inédita" acertaba en el adjetivo, pero por eso la forma de aplicarla es una temeridad: los principales afectados deberán conocerla en detalle cuando lean el BOE, sin margen de maniobra alguno.
La arrogancia
Jon de Zulueta, presidente del Círculo de Empresarios, advierte hoy en entrevista con EL ESPAÑOL de que "la hibernación de la economía hará que después de los ERTE vengan los ERE". También el economista Toni Timoner recuerda en nuestra Tribuna que la economía "no se apaga y enciende como una bombilla".
La arrogancia de Pedro Sánchez en la toma de decisiones, obviando sistemáticamente a todo el mundo, es suicida. Actúa por su cuenta... y nuestro riesgo. Con esa filosofía se le va agotando el crédito moral para exigir a todos unidad y sacrificios.