El salvaje atentado de este jueves en Barcelona, que se ha cobrado la vida de al menos 13 personas y deja más de 80 heridos, es un nuevo episodio de la guerra que el terrorismo islamista le ha declarado a la sociedad occidental. Estamos ante el atentado más sangriento en España desde el 11-M, y el primero que sigue el modus operandi iniciado en Niza el verano pasado.
Tras aquel ataque cometido con un camión en la ciudad francesa, la escena se repitió sucesivamente en Berlín, Londres, Estocolmo y París, dejando un reguero de más de un centenar de muertos. Ahora los terroristas han golpeado en Barcelona, uno de los focos del yihadismo en España.
Cuestión de tiempo
Desde junio de 2015 las Fuerzas de Seguridad estaban en alerta por "riesgo alto de atentado", y expertos en terrorismo habían advertido de que era cuestión de tiempo que España fuera atacada. La labor policial ha sido enorme. Sólo en estos dos últimos años se han abortado varios atentados inminentes y se ha detenido a casi 200 personas vinculadas al yihadismo.
Sin embargo, por eficaces que sean las medidas de seguridad es imposible en la práctica detener a un fanático dispuesto a matar cuando puede emplear una simple furgoneta como arma. Ahora bien, tal y como hoy publicamos, especialistas en seguridad consideran que el ataque de las Ramblas podría haberse minimizado con la instalación de bolardos o jardineras que dificultan el acceso de vehículos a las zonas peatonales. Lo cierto es que el Ayuntamiento de Barcelona decidió no instalarlos.
Unidad y colaboración
Si algo deja claro el atentado es que para los yihadistas no existen las fronteras, y que es necesaria la máxima colaboración para combatirlos y prevenir sus ataques. Sería deseable por ello la unidad de los partidos en el pacto antiterrorista, al que sigue sin incorporarse Podemos. Por eso mismo es imposible sustraerse a las circunstancias políticas que vive Cataluña, con unos dirigentes dispuestos a declarar una independencia que, en el supuesto de concretarse, dejaría fuera a sus ciudadanos de la cobertura que ofrece la coordinación europea en la lucha antiterrorista.
Así pues, hay que hacer un llamamiento a toda la clase política española para que se centre en los problemas reales de las personas. De esa forma podrán cumplirse con garantías las acertadas palabras de apoyo de Felipe VI: "Toda España es Barcelona. Las Ramblas volverán a ser de todos".