Estoy radiante. No tengo motivos para saltar de alegría, más bien al contrario. Llegan días de lluvia, bajan las temperaturas y, para más inri, buena parte de la población aún no hemos sido vacunados, pese a que todo hacía presagiar que las enfermedades previas nos depararían una vacunación rápida. Pues no. Aquí donde me tienen, eran quimeras.
Cuando la radio y la tele anuncian en los informativos su cantinela de siempre, enseguida pongo la oreja. Lo más probable es que la información ofrecida no coincida con la de la última vez, pero yo me resigno. Qué se le va a hacer.
El caso es que, a pesar de todo, me siento primaveral y bastante feliz. Todas las primaveras me ocurre. Está brotando el liquidámbar. Las hortensias agradecen la sombra y estallarán el día menos pensado. Abrigo la esperanza de que salgan azules, de un azul que no existe.
La procesionaria del pino es todo un espectáculo. Las orugas van siempre en fila, una detrás de otra, formando una culebrilla interminable. Tengo entendido que podría llegar a Guadalajara sin perderse.
La primavera también es inseparable del aroma de la lavanda y del color de la surfinia, de la siempreviva y de la sombra de los tilos.
La flora y la fauna componen una unidad. Las aves forman parte de ella, en especial los córvidos, que me miran con el rabillo del ojo, a ver si me pillan con la comida de los gatos. Pero hoy no hablaré de los córvidos porque no quiero sentirme en una película de Hitchcock.
Pese a que en casa somos una familia (y otros animales), tenemos nuestras pequeñas manías, como los Durrell. Si yo huyo de los córvidos, Jordana lo hace de las avispas.
En cambio, adoro las mariposas. Un científico del CSIC contaba el otro día que las mariposas están en declive. Un 70% de las especies han retrocedido. El uso de los pesticidas, el monocultivo y la desaparición de las lindes son un peligro para los lepidópteros. También afecta el calentamiento global, ya que las orugas están inactivas durante mucho tiempo.
Las mariposas son las criaturas más bellas de la creación. Mariposas azules, mariposas blancas, mariposas púrpuras. Desconozco si será verdad, pero he oído decir que cuando las mariposas se extinguen, el amor acaba.