Un vídeo ininteligible en el que una pareja de economistas intenta convencer al respetable de que los tipos fijos hipotecarios son la gran bicoca se ha convertido en fenómeno viral por el estado calamitoso de sus protagonistas.
Simón Pérez y Silvia Charro, ya ex trabajadores de EIAF Escuela de Finanzas y Engel & Völkers, hablan y gesticulan con la sintomatología típica de estar bajo los efectos de una intoxicación estupefaciente: agitación psicomotriz, midriasis, congestión, hiperventilación, locuacidad confusa entre interjecciones y balbuceos… y ese gracejo inequívoco de dos aficionados a los after la madrugada de un sábado tras haber cobrado paga doble.
El revuelo en las redes ha precipitado el despido fulminante de los dos expertos asesores que, lejos de amilanarse, han afrontado la sobreexposición mediática de su percance con más arrojo que acierto.
Primero, un nuevo vídeo de la muchacha en pijama -imposible no imaginarla de resaca- agradeciendo “las muestras de afecto recibidas” y riñendo cariñosamente a sus haters. Y segundo, una no menos lisérgica entrevista en el programa de Susanna Griso en la que ambos -pareja para más señas- dan cuenta del asunto con una mezcla de desparpajo y cinismo victimista: que no habían tomado nada; que el vídeo fue un experimento para viralizar; que interpretaban a los personajes de El lobo de Wall Street; que la muchacha fue diagnosticada con un trastorno de déficit de atención en la niñez, lo que explicaría ciertos tics.
Poco cabe decir de una imagen que -conocida la historia- habla por sí sola: Simón Pérez dando paso a su compañera desencajada con la alcachofa en mano. Tampoco de la decisión libre de las empresas a la hora de prescindir de dos personas cuyo comportamiento o apariencia no desean asociar a su imagen.
No sé si gracias a Simón y Silvia ahora sabemos un poquito más sobre hipotecas y finanzas, pero de su experiencia se pueden extraer diez apuntes.
1.- Las dos Españas persisten en esa tierra de nadie que separa los vicios privados de las virtudes públicas: en las redes se han batido despiadados intolerantes contra psiconautas vivalavirgen.
2.- La ebriedad sigue siendo un asunto moral.
3.- En España, reírse y hacer mofa de las facultades disminuidas del vecino es un deporte nacional. Hunde sus raíces en los chistes del hambre del mítico Carpanta, conecta con las burlas sobre gangosos de Arévalo y termina en los sketches de la farlopa tan sintomáticos.
4.- El sentido del ridículo ha dejado de ser una convención para convertirse en un misterio.
5.- En España, el ruido de las redes viene siendo el aleteo de la mariposa que precede al terremoto o al tifón.
6.- Las redes han distorsionado el mito distópico de Orwell, de tal modo que Gran Hermano ha dejado de ser un dictador omnipresente para convertirse en el vecino de enfrente.
7.- Si bebes no conduzcas, pero tampoco tuitees, ni te pongas delante de una cámara, ni utilices la marca corporativa de tu empresa.
8.- Energy control, por favor.
9.- Antonio Escohotado, por favor.
10. Los excesos se pagan... cada vez más.