Nuestro periódico fue el primero en reclamar la creación de "una mayoría constitucionalista de 253 parlamentarios" que resolviera la situación de bloqueo en que quedaba el país tras las elecciones generales. "Por un gobierno PP-PSOE-C's con un presidente de consenso", se titulaba el "Rugido del león" que publicamos transcurridas sólo veinticuatro horas desde el 20-D. Los acontecimientos insisten en darnos la razón.
Fallada la investidura de Pedro Sánchez, las fichas vuelven a la posición de salida, si bien, no como estaban al principio. La alianza de PSOE y Ciudadanos les convierte en la primera fuerza del Congreso, con 130 escaños y, desde esta posición, mantienen la voluntad de seguir negociando en pos de un gobierno que evite nuevas elecciones.
Planteamiento excluyente
Podemos e IU insisten en su planteamiento excluyente de no sentarse siquiera a negociar con Sánchez mientras mantenga el acuerdo con Rivera. Queda claro que Iglesias y Garzón descartan un acuerdo transversal, por más que muchas de las reformas que impulsan PSOE y C's estén incluidas en sus programas. Y es así porque lo que buscan es un vuelco ideológico. En una prueba evidente de sectarismo, sólo persiguen la creación de un frente de izquierdas que deje fuera a la mitad de los españoles.
Es una realidad que la posibilidad de convocar de nuevo elecciones disgusta a una gran mayoría de ciudadanos, desde los empresarios a la poco sospechosa de derechista alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Otros comicios alargarían la incertidumbre actual, cuando el país afronta grandes desafíos. Pero además, nada garantiza que su resultado fuera a desbloquear la situación.
A buen seguro, en los próximos días Sánchez va a tener presiones encaminadas a romper con Rivera y formar una alianza con la izquierda y los nacionalistas. Eso le convertiría en rehén de los independentistas, cuya abstención sería necesaria en la hipotética investidura. Desde luego, un escenario así sería lo peor para España.
Dieciocho nombres
Para evitar nuevas elecciones o un posible gobierno de izquierdas tutelado por los separatistas, el PP siempre podría, con su abstención, facilitar que gobernasen el PSOE y C's. Pero no dejaría de ser un mal menor, porque se fraguaría un gobierno muy poco estable. Por todo ello, y puesto que el programa que han alumbrado Sánchez y Rivera es asumible en muchísimos puntos por el PP y negociable en los restantes, lo oportuno sería replantear la gran coalición. Y para que pudiera prosperar en paralelo al acuerdo programático, habría que encontrar un presidente de consenso.
Hoy aportamos en EL ESPAÑOL un listado con 18 nombres que, por su trayectoria, prestigio personal y profesional, podrían ser admisibles por los tres partidos. Hay distintos perfiles, desde políticos en activo a hombres de empresa o expolíticos con un currículum intachable. Es sólo una muestra de personas valiosas que indica que, si existe voluntad, se puede encontrar a la adecuada.
El editorial que publicamos hace dos meses y medio concluía con un llamamiento a los tres partidos que tienen en su mano garantizar a un tiempo la regeneración del país y su unidad: "Puesto que la situación es excepcional", decíamos entonces, "también debe serlo la solución: mejor que los grandes remedios lleguen antes que los grandes males". Es hora de alcanzar un acuerdo pensando en los españoles.