El agua, ese preciado recurso para la vida, es cada vez más escasa. Incluso en España, la sequía hace estragos en sectores como la agricultura, pero también en las casas. La tecnología pretende paliar esta situación cada vez más alarmante con inventos capaces de producir 1.000 litros al día, al mismo tiempo que otras ideas facilitan el ahorro de agua o su reutilización.
Según la ONU, la mitad de la población mundial podría vivir en zonas de alto estrés hídrico en 2030. Sevilla, Granada, Córdoba y Murcia sufrirán el mayor riesgo de escasez de Europa, según otro informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) que apunta que en 2050 el 17% de la población europea corre un alto riesgo de escasez hídrica.
Sin necesidad de llegar a ese futuro, hay formas de extraer la humedad del aire para conseguir agua allí donde más escasea, como en pleno desierto o en países como Kenia, donde una estudiante, Beth Koigi, creó una start-up que hoy suministra agua potable a la población con energía solar. Majik Water se ha convertido en un proyecto pionero en el país, revolucionando el acceso al agua potable.
El nombre de este invento combina la palabra suajili para agua "maji" con la primera letra de "kuvuna" que significa cosecha en este idioma. Sus máquinas extraen la humedad del aire y tratan esa agua cosechada para que pueda consumirse en el momento. Pueden ofrecer entre 25 litros al día los modelos más pequeños, hasta 500 litros diarios los más grandes.
¿Cómo funciona?
Su invento surge de su propia experiencia tratando el agua antes de consumirla y ha dado como resultado este diseño impulsado por energías solares que lleva años ganando premios. El primer paso es capturar el aire, con un ventilador de gran tamaño se fuerza al aire a pasar por un filtro electrostático.
El aire se dirige a una segunda fase al atravesar una bobina donde se aplica gas refrigerante para que la humedad se condense. En tercer lugar, el agua condensada se deposita en un tanque de almacenamiento. Un sensor detecta cuando el tanque se ha llenado para apagar la máquina y ahorrar energía hasta que vuelva a ser necesario.
Esta agua no se consume inmediatamente, sino que se procesa en tres niveles. Por ósmosis inversa, una membrana semipermeable filtra en primer lugar el agua. Este proceso purifica la muestra eliminando las partículas en suspensión, las más grandes. Después se eliminan los contaminantes y se mejora el sabor con un filtro de carbón activado, paso que aprendió Koigi de su madre.
Cuando se encontraba en la Universidad de Chuka en 2013, los estudiantes enfermaban por la mala calidad del agua en las residencias y los filtros eran demasiado caros para su economía, por lo que esta estudiante recurrió a un truco que había visto en casa y pronto otros compañeros la imitaron. El filtro de carbón activo es uno de los más comunes y se compone de carbón que se tritura y se trata a altas temperaturas formando un fino polvo negro que tiene propiedades antisépticas.
En su canal de YouTube muestran como es posible crear un filtro casero con carbón activo. Solo sería necesario mezclar en un bote el carbón y algo de algodón, por donde ell agua pasa lentamente hasta caer en un recipiente libre de impurezas.
A raíz de este incidente, Koigi empezó a forjar la idea de una máquina para ofrecer agua potable. Inscrita en el programa del Centro de Investigación Ames de la NASA y la Universidad Singularity de California conoció a la científica ambiental canadiense Anastasia Kaschenko y a la economista de Oxford Clare Sewell, quienes se convertirían en cofundadoras de Majik Water. La historia de esta joven emprendedora se plasmó en una serie documental de Netflix con otros trabajos medioambientales.
Tras limpiar el líquido de posibles contaminantes, el último paso consiste en añadir minerales esenciales como el magnesio o el calcio al líquido que se sirve para consumo. El resultado final es una máquina completa, como una nevera de la que servirse un vaso de agua recién cosechada.
Hasta 100.000 litros diarios
Con el tiempo han desarrollado varios formatos para llevar esta tecnología por todas partes, desde pequeñas neveras que instalar en los colegios, hasta grandes instalaciones en el exterior de edificios. El modelo más pequeño ofrece 25 litros al día; una segunda opción de 120 litros de agua al día; mientras que el más grande puede alcanzar los 500 litros diarios.
Por su puesto, otro bien escaso en ciertas zonas del país es la electricidad, imprescindible para que este invento pueda proporcionar agua. Por eso, la start-up ha apostado por integrar energías renovables como paneles solares en su diseño.
Este año La marca de relojes de lujo Rolex, concedió un premio a esta empresa en su iniciativa de Planeta Perpetuo que busca ayudar a las personas a encontrar soluciones científicas a los desafíos ambientales. Este premio ayudará a instalar 10 sistemas Majik Water impulsados por energía solar y valorados en 12.500 dólares que proporcionar 500 litros de agua al día durante dos años a los campos de refugiados de Turkana en el norte de Kenia. Es más, dependiendo de la humedad del aire, las unidades podrían ampliarse hasta producir 100.000 litros al día.