Las energías renovables forman parte fundamental del mix energético de países como España, con hasta un 60% de la producción eléctrica procedente de placas solares y aerogeneradores. Sin embargo, hay un potencial inmenso y todavía por explorar en la energía del agua, a través de instalaciones que aprovechen las olas del mar y las oscilaciones que producen las mareas. Estos sistemas pueden ser la solución definitiva a la generación de electricidad limpia y barata, y varias iniciativas así lo atestiguan, desde una ingeniosa espiral flotante hasta un pequeño proyecto en el puerto de Valencia.
El más ambicioso de estos planes hasta la fecha se acaba de presentar en Liverpool. Su alcalde, Steve Rotheram, acaba de anunciar el mayor proyecto mareomotriz del mundo a orillas del río Mersey, uno de los iconos de la ciudad inglesa. La presa serviría además para proteger la urbe de las posibles crecidas del río y ofrecería a peatones y ciclistas un paso seguro entre Liverpool y la península de Wirral.
"Mersey Tidal Power tiene el potencial de generar energía limpia y predecible durante 120 años, crear miles de empleos ecológicos y sellar el estatus de nuestra zona como la Costa de las Energías Renovables de Gran Bretaña", aseguró Rotheram en un comunicado de prensa. "Más allá de las orillas del río Mersey, se trata de un activo de infraestructura nacional que podría situar al Reino Unido como líder mundial en la carrera de las energías renovables y contribuir a impulsar nuestras ambiciones de energía neta cero".
El multimillonario proyecto avanza ahora hacia el proceso formal de autorización urbanística, todavía pendiente, pero no es la primera vez que en Liverpool se estudia una iniciativa similar. Según reconocen las propias autoridades de la ciudad, las primeras menciones se remontan a 1924, y ya se realizaron informes y estudios de viabilidad en la década de 1980. En 2015 resurgieron con fuerza, pero en todos los casos fueron desestimados por la escasa rentabilidad de los proyectos y las complejidades técnicas de la instalación.
El propio Rotheram lo reconoce: "No nos hacemos ilusiones, sabemos que aún hay que superar importantes retos técnicos y financieros, pero los planes que hemos desvelado hoy suponen un gran paso en nuestro camino para hacer realidad la Mersey Tidal Power".
[El ingenioso sistema que copia al corazón humano para lograr electricidad de las olas del mar]
En 2022, el propio alcalde firmó un acuerdo de colaboración con la empresa estatal surcoreana K-Water, que explota desde 2011 la central mareomotriz del lago Sihwa, una de las más importantes en la actualidad. Instalada en un dique de 12,5 km de longitud, dispone de 10 turbinas sumergidas de 25,4 MW cada una. Su misión es generar energía dos veces al día durante la marea alta, canalizando el flujo del agua a través de compuertas, para lograr una capacidad de producción anual de 552,7 GWh.
Los últimos informes elaborados por la Autoridad Combinada de la Región de Liverpool indican que "la opción de una presa sería menos costosa que la de una laguna artificial, ya que requeriría menos material y menos apoyo gubernamental". Además, ofrece otras ventajas, como controlar la subida del nivel del mar, la posibilidad de crear un enlace peatonal y un carril bici entre Liverpool y Wirral, y el establecimiento de esclusas de navegación marítima.
De momento, al tratarse de un plan previo a la autorización definitiva, no hay disponible suficiente información técnica. Sólo se sabe que la estructura de la Mersey Tidal Power albergará 28 turbinas impulsadas por el flujo de agua que entra y sale del Mersey, generando electricidad "utilizando la energía disponible a partir de la diferencia de altura de las mareas, que puede ser de hasta 10 metros en Liverpool". La capacidad total prevista es de 700 MW, lo que la convertiría en la mayor instalación mareomotriz del mundo y podría proporcionar luz barata a un millón de hogares.
El siguiente paso para que el macroproyecto siga adelante es su autorización por parte de la Inspección de Planificación del Reino Unido, encargada de elaborar los informes sobre los estudios necesarios para evaluar el impacto ambiental de la instalación. En cualquier caso y pese a los trámites burocráticos y financieros pendientes, la fecha fijada para que la central empiece a operar es el año 2040.