Ante los altos precios de la vivienda y su alto consumo energético —un problema cada vez más habitual también en España—, la industria arquitectónica coquetea con nuevas técnicas y materiales para crear casas más eficientes y baratas, sin renunciar a la comodidad. Las casas de lujo y las prefabricadas no son las únicas que sirven de guía en esta evolución, sino que ahora los hogares temporales para familias de refugiados suponen un punto de partida para que la prestigiosa firma Norman Foster marque el camino de un futuro inmobiliario más eficiente.
Más de 103 millones de personas han tenido que dejar sus hogares y abandonar la región en la que vivían por motivos como la guerra, catástrofes naturales o el hambre, según los cálculos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Cifras que si ya son devastadoras actualmente, se estima que seguirán creciendo por los efectos del cambio climático como las sequías, además de los conflictos bélicos. Dar cobijo a todas estas personas es un desafío para los países a los que viajan en busca de ayuda.
Por este motivo, las casas prefabricadas baratas y duraderas se están convirtiendo en un reto en el que los arquitectos prueban diferentes técnicas de construcción rápidas, baratas y más eficientes energéticamente. Se han propuesto sistemas inflables para moldear el hormigón en menos de una hora y acelerar los procesos de construcción, así como casas montables al estilo de los muebles de Ikea para agilizar la construcción.
En la Bienal de Arquitectura de 2023 celebrada en Venecia se puede ver el último de estos diseños rápidos y económicos creados para acoger a los más necesitados y diseñado por la Fundación Norman Foster y la empresa Holcim. El Proyecto de Investigación Essential Homes es por ahora un prototipo, que se expondrá en la ciudad italiana entre el 20 de mayo y el 26 de noviembre.
Se trata de una casa curva de una sola planta construida con materiales reciclados, los cuales pueden reutilizarse de nuevo cuando la vivienda ya no sea necesaria. Su diseño de medio tubo puede parecer improvisado, pero esconde capas de innovación para hacer de esta estructura una vivienda resistente que consume menos energía que las tradicionales y, en expansión, puede crear barrios para comunidades enteras, con espacios al aire libre, según los diseños de la firma.
Hormigón enrollable
"Las comunidades de refugiados y desplazados deberían tener derecho a estructuras de mejor calidad. Deberíamos aspirar a diseñar hogares, no refugios temporales, y deberíamos crear comunidades en lugar de campamentos", explica la Fundación Norman Foster con qué intención nace el proyecto.
Para conseguirlo el arquitecto Norman Foster parte de una estructura que se compone de láminas de hormigón enrollable que da forma al edificio de caparazón de una tortuga. Holmic utiliza hormigón bajo en carbono, el ECOPact, que emite un 30% menos de CO2 a la atmósfera en comparación con el hormigón estándar. Su formato enrollable facilita una instalación más sencilla.
Además, en ciertos casos, este material se puede producir con materiales de construcción y demolición reciclados para ahorrar en recursos naturales, igual que otros proyectos los fabrican a partir de neumáticos usados. Esos materiales de demolición reciclados también se aplican en la base de la casa para que sea más resistente ante la intemperie y sin requerir excavaciones gracias al uso de una membrana elevada que evita que la humedad entre en el edificio.
La innovación en la fabricación de concreto u hormigón es constante para dotar a este material de más funciones, aparte de servir de musculatura de las edificaciones. Así, se proponen tipos de hormigón capaces de genera electricidad y alimentar sensores. En otros casos, el hormigón puede regular la temperatura de las casas, facilitando ahorrar la factura de la luz en climatización.
Consumo más eficiente
Hablando de sistemas de climatización más eficientes, el aislamiento de esta casa utiliza Airium, una tecnología de aislamiento que mejora la eficiencia energética de los edificios, tal y como explica Holcim. Airium está hecho de lodo a base de cemento, espuma y burbujas de aire encerradas en el material y distribuidas por toda la superficie. Su método de fabricación es más rápido que el aislante más tradicional y se puede crear en módulos prefabricados.
Por otro lado, alrededor de la vivienda se encuentran elementos que tienen doble funcionalidad. Para llegar hasta la entrada, se ha instalado unos caminos que conectan con la calle y contienen agregados luminiscentes que absorben la luz de día para reflejarla de noche sin consumir energía y mantener seguro el camino.
Una propuesta que recuerda a los paneles solares que se usan como pavimento en Barcelona para nutrir servicios públicos cercanos, como la carga de bicicletas. Asegura Holcim que este refugio tiene una huella de carbono 70% menor en comparación con estructuras tradicionales.
Comodidad y comunidad
Por dentro, la casa busca ser lo más funcional y luminosa posible. Está coronada por cuatro tragaluces que maximizar la luz natural que llega al interior, así como la que penetra por la puerta frontal acristalada y el patio. Su interior mide 27 metros cuadrados y se ha presentado con una decoración utilitaria compuesta de madera y hormigón.
Dentro caben hasta tres camas con espacio para varias personas, estanterías y armarios, además de mobiliario para el comedor. También ofrece un baño con inodoro, ducha y lavabo. Las ilustraciones muestran igualmente una cocina completa que podría nutrirse de la energía de paneles solares en el techo.
"La naturaleza modular del diseño se adapta a las necesidades cambiantes de familias de diferentes tamaños. Cuando se replican una al lado de la otra, la forma curva de las casas forma áreas abiertas entre ellas, creando un espacio público para todos" explica Holcim. Así propone la empresa crear un entorno de comunidad para las familias que viajan en busca de un nuevo hogar.