Si algo nos ha enseñado la ciencia ficción moderna en España es que en ocasiones el futuro puede ser muy distópico. Cosas como el propio nacimiento de los seres vivos puede verse modificados por obra y gracia de la tecnología, en algunos casos de forma catastrófica, como hemos visto en películas como Matrix. Un artista tiene entre sus manos un proyecto que elimina de la ecuación el embarazo y la labor de la madre.
Puede parecer algo tremendista, pero según New Atlas, esto parece ser así. Los centros de gestación EctoLife se basan en un concepto basado en "cápsulas de crecimiento" completamente transparentes, en operaciones de crianza de bebés humanos con entornos idealizados para su desarrollo. Algo que, por el momento, es únicamente una idea y un concepto sacados de la cabeza de un cineasta de ciencia ficción.
Y lo cierto es que es así, ya que este proyecto ha sido ideado por Hashem Al-Ghaili, autodenominado cineasta, productor y comunicador científico. Al-Ghaili ha considerado que este puede ser un plan viable dentro de un marco hipotético, proveniente de la ciencia ficción y extrapolado a las investigaciones actuales sobre la fertilidad humana.
Matrix es real
Todo comienza con la propuesta de Al-Ghaili. A sus ojos, el embarazo conlleva ciertos problemas que la progenitora tiene que sufrir y que son tremendamente problemáticas. El dolor, la fatiga y los síntomas asociados a los cambios fisiológicos que sufre la madre respecto al embarazo son parte de un proceso nada beneficioso para la madre, pudiendo incluso afectar a su hijo.
Esto, además, limita a las madres en cuestión, ya que si esta consume drogas, fuma o recibe estímulos negativos (estrés, ansiedad), el hijo se puede ver afectado. Al-Ghaili considera que este argumentario podría ser posible dentro de unos años, y generalizado como estándar en las consiguientes décadas.
La idea es que estas cápsulas puedan replicar a la perfección las condiciones ideales de gestación en un útero artificial que cuente con todas las ventajas posibles, tales como control de temperaturas y protección contra infecciones. Los infantes tendrían un cordón umbilical artificial conectado que proporcionaría oxígeno y nutrientes, y la cápsula estaría rellena de líquido amniótico artificial. El niño, además, recibiría constantes estímulos con otros componentes vitales, como las hormonas, anticuerpos y factores de crecimiento.
Uno de los puntos más escatológicos que Al-Ghaili define, según New Atlas, se refiere a los desechos de los bebés. Estos pasarían por un biorreactor para convertirse "enzimáticamente en un suministro constante y sostenible de nutrientes frescos". Por supuesto, las cápsulas contarían con todo tipo de añadidos como banda sonora completa de música clásica mediante altavoces y contacto con voces exteriores.
Se dispondrá un control de vitalidad completo, monitoreando signos vitales y defectos físicos, así como anomalías genéticas. Al-Ghaili va más allá, y cree que como si de un electrodoméstico se tratase, el niño y su crecimiento se podrían controlar a través de una aplicación del smartphone. Tanto es así que plantea incluso la adición de una cámara HD para poder ver en todo momento al niño a través de la misma. El propio cineasta plantea la hipótesis de alargar los períodos de gestación para crear una suerte de bebés mejorados.
Pero sin duda, lo más distópico de esta idea llega con la idea de Al-Ghaili respecto a las sensaciones. Plantea que se puedan usar gafas de realidad virtual y trajes hápticos para que las madres puedan ver a su hijo gestarse y notar las patadas en su barriga hipotética. Y sí, también detalla cómo dicha tecnología permitiría realizar la gestión fuera de las instalaciones de EctoLife y llevarlas a los hogares de a pie.
Por supuesto, ante este futuro el comunicador ha matizado que esta idea será solo aplicable a los padres que quieran tener un hijo y que no puedan concebirlo de forma natural. No obstante, de llegar dicho futuro a nuestras manos, es difícil determinar con exactitud la legislación en torno al mismo.